Cuando los adolescentes hablan como si cargasen con el peso de la humanidad a sus espaldas
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Los personajes de ‘Buscando a Alaska’ se pasan de listos, algo que ya sucedía en el libro de John Green
Tuve el libro de Buscando a Alaska, que ahora está en HBO España en forma de miniserie, durante un tiempo en mi mesilla de noche. Me lo compré en su edición original por eso de “es juvenil, tiene que ser fácil de leer y así mejoro el inglés”. Tenía curiosidad por leer alguna novela de John Green tras haber llorado como si se me muriera un hijo con la adaptación de Bajo la misma estrella (Josh Boone, 2014) y haber disfrutado con el drama romántico de Paper Towns (Jake Schreier, 2015).
Este mes de octubre, cuando me encontré la miniserie de Buscando a Alaska en el catálogo de la plataforma de contenidos, me di cuenta que había leído el libro y que nunca lo había acabado. En mi mente no recordaba el motivo por el que lo había dejado. ¿Era difícil de leer? No creía recordar que lo fuera. ¿Me lo había dejado en alguna parte? No, porque estaba en la estantería de la habitación. ¿Entonces cuál era el problema? Incapaz de acordarme, me puse el primer episodio con ansias de un buen drama juvenil. De repente, recordé por qué nunca había terminado la novela: la forma de comunicarse de los personajes.
La miniserie comete el mismo error que el libro: presentar unos personajes que se pasan tanto de listos que generan cierta antipatía”
Buscando a Alaska cuenta la historia de Miles Halter (Charlie Plummer), un adolescente antisocial y cuya afición es aprender las últimas palabras de personas célebres. Como no encuentra su lugar en el mundo, pide que le matriculen en el internado donde estudió su padre. Allí entra en contacto con el Coronel (Denny Love), su decidido compañero de habitación, y Alaska (Kristine Froseth), una chica con cierto aroma de torturada y que le fascina con cada una de sus frases y movimientos.
También descubre una nueva forma de vivir que contrae sus ventajas y riesgos. Por un lado, sus amigos cuentan con él y la lealtad es un principio básico. Por el otro, una rivalidad del Coronel y Alaska con otros estudiantes altera su vida tranquila. Tendrá que andarse con cuidado si no quiere acabar expulsado o acabar hechizado bajo el influjo de Alaska.
¿Y qué problema hay con los personajes? Pues que hablan como si fueran viejos, se hubieran pasado una vida entera leyendo tratados de filosofía y hubieran visto con el Aleph de Borges todos los rincones del universo. Sigue un poco la filosofía de Kevin Williamson con Dawson crece, donde era consciente que los personajes no hablaban como los adolescentes de verdad pero sí hablaban como les gustaría. Aquí, sin embargo, los diálogos de Josh Schwartz (The OC) se pasan de la raya porque los de Green ya lo hacían.
Esta necesidad de parafrasear a célebres y comportarse como si todo fuera cuestión de vida o muerte, con discursos de lealtad que podrían haber sido sacados de un filme bélico de la Segunda Guerra Mundial, con reflexiones acerca del sentido de la vida cuando eres un chaval sin pelo en pecho, puede acabar saturando. No es la idea de la profundidad sino la grandilocuencia tan descarada que intentan encapsular con cada una de sus interacciones. Son demasiado intensos, incluso bajo las normas del género adolescente (porque, a ver, se entiende que esto no intenta ser un realismo del estilo de SKAM).
Que conste que es agradable cuando una serie no se toma el género 'teen' como si fuera menor”
¿Es agradable que haya una miniserie de adolescentes que se toma en serio los sentimientos de los personajes? Sí. ¿Es esperanzador que Schwartz pueda adentrarse en el sentir adolescente sin necesidad de frivolidades como Gossip Girl, otra de sus obras? También. Pero Buscando a Alaska, al igual que el libro, tiene unos chicos tan obsesionados con tomarse en serio, con ir de listos, que se pasan de listos. Es por esto que puede resultar un poco antipática.
Eso sí, tras haber dejado el libro a medias, esta miniserie que emite HBO España pienso terminarla. También por una cuestión de principios: cualquier serie teen que intenta tomarse el subgénero como un género no-menor se merece todos mis respetos.