Loading...

Doctor Foster o cómo una posible infidelidad te puede llevar al límite

Recomendada 100%

Esta serie de la BBC se puede encontrar en Netflix

Suranne Jones, monstruo interpretativo.

BBC

El thriller no está en el conflicto sino en la mirada. No hace falta ser víctima de una conspiración gubernamental para sentir ansiedad, desconcierto, preocupación y miedo por lo que pueda suceder. La serie de la BBC Doctor Foster captura a la perfección el suspense con una historia muy cercana, la de una médico que un buen día empieza a sospechar que su marido tiene una amante. De aquí que sea la nueva serie imperdible de La Vanguardia.

El punto de partida es muy simple. Gemma Foster (Suranne Jones) se despierta, tiene sexo con su atractivo marido, desayuna con su hijo, le roba la bufanda a su marido y llega sonriente al trabajo. Pero su cabeza pasa a estar en otra parte cuando descubre un pelo de color rubio en la bufanda. ¿Cómo puede ser si ella es morena? Es a partir de este momento que la doctora Foster entra en un estado al borde de la paranoia, obsesionada con descubrir si su marido vive una doble vida y ella no tiene la vida perfecta que creía.

La doctora del título descubre un pelo rubio en la bufanda de su marido y aquí comienza su thriller psicológico”

Se nota que el guionista Mike Bartlett tiene experiencia como dramaturgo porque casi cada episodio contiene instantes de dramatismo enfatizado, de capturar la intimidad de las emociones a flor de piel de la doctora Foster, apoyado en el trabajo de una Suranne Jones inmensa (que ahora se puede gozar en Save Me de Sky), cuyas miradas y contención son el mecanismo perfecto para construir la tensión y que podrían trasladarse directamente sobre el escenario. Es como si hubiera una simbiosis absoluta entre el dramatismo del texto de Bartlett y su trabajo como actriz, que convierten un posible telefilme en un thriller psicológico refrescante.

Contar más detalles de la trama puede ser perjudicial para la experiencia del espectador. Es mejor decir que debe ser recomendada porque pasa demasiado desapercibida en Netflix. No es una producción de la plataforma de contenidos y, sinceramente, da la impresión que está allí porque nadie de la península quería los derechos, como mínimo se puede deducir esto tras ver el poco esfuerzo promocional alrededor de una serie tan cuidada con un director, Tom Vaughan, que entiende su papel a la hora de transmitir el caos emocional de la protagonista.

Bertie Carvel es Simon Foster, el marido (puede que infiel).

BBC

La primera temporada, emitida en 2015 en el Reino Unido, tuvo cinco episodios que daban impresión de cierre, como si ya se hubiera contado todo y todos los cabos sueltos estuvieran bien atados. Era maratoneable de tan adictiva, de esas series que mejor empezar un día que tienes la tarde entera para estar tumbado en el sofá mordiéndote las uñas. Pero en 2017 dio la sorpresa por segunda vez con otra temporada igual de corta, intensa y con una Suranne Jones igual de entregada.

Eso sí, el último episodio posiblemente se merezca un debate entero en torno a él. Es un clímax dramático de una hora, una especie de pirueta dramática propia de unos Juego Olímpicos, un rizar el rizo hasta dejar emocionalmente exhausto al espectador entregado. Si se trata de una genialidad conceptual para entrar en el mismo estado psicológico que la doctora Foster o si simplemente era una exageración innecesaria es el dilema que un servidor todavía no ha resuelto.

El último episodio puede crear controversia al tratarse de un clímax dramático excesivo, de una hora”