Loading...

Erika LaBrie, la mujer objetófila, que se divorció de la Torre Eiffel tras enamorarse de una valla

Caso curioso

Tras “casarse” en 2007 con la Torre Eiffel, le terminaron restringieron el acceso al monumento parisino

Erika LaBrie, la mujer objetófila, que se divorció de la Torre Eiffel tras enamorarse de una valla

Erika LaBrie, conocida por su peculiar atracción romántica hacia objetos inanimados, vuelve a ser noticia. La mujer, que en su momento se hizo viral por “casarse” con la Torre Eiffel, ha decidido poner fin a esa relación simbólica para iniciar un nuevo vínculo con una valla roja de un jardín público de Montreal, Canadá.

Le acabaron prohibiendo el acceso a la Torre Eiffel

Una valla roja es su nuevo amor

La objetofilia, que describe la atracción emocional o romántica hacia objetos inertes, sin vida, ha marcado la vida de LaBrie. En una entrevista con medios locales, explicó que no se trata de un deseo de control, como algunos podrían pensar: “Ellos piensan que prefiero los objetos porque los puedo controlar, pero no tenía control en mi relación con la Torre Eiffel. Si esto fuera sobre control, amaría a mi tostadora”.

El romance entre Erika y la Torre Eiffel, que comenzó con una ceremonia simbólica en 2007, tuvo alguna que otra dificultad después de que le restringieron el acceso al monumento parisino. Este distanciamiento forzado fue determinante para que LaBrie decidiera terminar su vínculo con la Torre Eiffel.

Erika LaBrie cuando “estaba” con la Torre Eiffel

A sus 50 años, Erika asegura haber tenido relaciones con una variedad de objetos a lo largo de su vida, incluyendo aviones de combate, una guillotina e incluso una grúa. Sin embargo, su reciente enamoramiento con la valla roja parece haber reavivado su pasión. Según LaBrie, la conexión con este objeto tiene un significado especial y está basada en una atracción tanto estética como emocional.

“Los objetos tienen características únicas y personalidades propias”, asegura Erika, reafirmando su creencia de que estas relaciones no son diferentes a las humanas en cuanto a profundidad emocional.

Personas que encuentran un sentido diferente a sus conexiones personales

¿Por qué le pasa esto a ella?

La historia de Erika LaBrie continúa desafiando las concepciones tradicionales del amor y sigue siendo un caso fascinante de las múltiples formas en que las personas encuentran significado en sus conexiones personales.

En una entrevista antigua para El Español, el psicólogo especializado en sexología Raúl Padilla explicó que las relaciones como las de Erika suelen empezar de manera unidireccional y pueden ser o no correspondidas. Se refirió a estas relaciones como “objetos” y no “personas deseadas”, ya que cumplen un papel pasivo al no interactuar con quien las siente.

Por su parte, la sexóloga clínica Amy Marsh, quien en 2009 encuestó a los miembros de la asociación creada por Erika, reveló que alrededor de la mitad de los encuestados presentó trastornos del espectro autista. Marsh sugirió que las emociones y experiencias asociadas con la objetofilia podrían encajar dentro de definiciones más amplias de orientación sexual, sugiriendo que la objetofilia podría ser una variante del autismo, similar a la sinestesia, un trastorno perceptivo que mezcla los sentidos, como escuchar colores o ver sonidos.

Lee también