Su vecino anciano les enseña su pesebre navideño y enternece con su emoción al explicar cómo lo ha hecho

Espíritu navideño

Bob lleva montando su pueblo navideño en el salón desde hace casi 30 años como homenaje a su madre

Bob ha conseguido que su obra tenga la repercusión que se merece gracias a su vecina

Bob ha conseguido que su obra tenga la repercusión que se merece gracias a su vecina

El esfuerzo merece ser compartido. Cuando alguien dedica tiempo y pasión a un proyecto, no hay nada mejor que tener con quién celebrarlo. Bob, un vecino mayor, sabe mucho de esto. Desde hace décadas, transforma su salón en un pueblo navideño espectacular, lleno de luces, árboles diminutos y detalles que parecen salidos de un cuento. Sin embargo, a pesar de su dedicación, no tenía a nadie a quien enseñárselo, y esa soledad ensombrecía un poco su alegría.

La influencer Kristi decidió cambiar eso. Tras visitar a Bob y quedar impresionada con su trabajo, quiso mostrarlo al mundo a través de su cuenta de TikTok. En pocos días, el vídeo se llenó de comentarios de personas que elogiaban el pueblo y destacaban el esfuerzo de Bob. Una manera de darle la visibilidad que merecía, aunque fuese de forma virtual.

Lo que hace que el pueblo de Bob sea especial no es solo su tamaño o los detalles minuciosos que incluye, sino la historia que guarda detrás. Bob comenzó a construirlo en 1998 como un homenaje a su madre, que había fallecido dos años antes. 

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Desde entonces, ha mantenido la tradición cada Navidad, añadiendo nuevas piezas año tras año. “Lo hago por ella. Cada año lo saco. Al principio era pequeño, pero ahora se ha hecho demasiado grande”, explicó Bob con algo de nostalgia al recordar a su madre. 

El nivel de detalle es impresionante: más de cien árboles en diferentes tamaños, casitas de personajes de Rudolph, y hasta un árbol de Disney decorado con figuras icónicas. También hay puestos de chocolate caliente, café, queso y vino, repartidos entre los edificios. El conjunto es tan grande que Bob incluso bromea con que cada vez le cuesta más espacio y tiempo montarlo todo.

Gracias a Kristi, lo que antes quedaba limitado a un pequeño salón ahora ha encontrado un público que valora y celebra el esfuerzo de Bob. Ahora, su pueblo navideño, más que un adorno, se ha convertido en un ejemplo de dedicación y amor por las tradiciones familiares. 

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