Aterricemos en algunos puntos ciegos de la política española. Miren, hasta que se celebren las andaluzas de diciembre del 2026 –salvo adelanto técnico que tendrán que explicar–, habrán pasado dos años y medio de silencio electoral desde las últimas elecciones en España, las europeas de junio del 2024. Lo nunca visto hasta la fecha en la historia de la todavía joven democracia española. No tomaremos en cuenta aquí las autonómicas de Castilla y León para febrero del 2026, porque el resultado está más que descontado (Vox decide) y descartamos también unas anticipadas en la Comunidad Valenciana, como vía de resolución al estado de las cosas tras la dana y su posterior digestión política, porque no solo Vox decide en ese mercado electoral, sino que actualmente hay un inaudito empate a cuatro.
El horizonte de dos años y medio sin comicios, sin un termómetro aproximado del humor político y social, está llevando ya a mucha confusión. Y más, cuando la rasante Trump en España se empieza a notar en la conducción. Este silencio electoral en nuestro país se romperá teóricamente con las andaluzas, cierto, pero, sobre todo, con las presidenciales en Francia que serán en abril del 2027. Juanma Moreno consiguió una brillante victoria en el 2022, nada que objetar, pero no insufló suficiente viento de cola para que Alberto Núñez Feijóo ganara la Moncloa unos meses después. Y ahora lo tendrá mucho más difícil con la vicepresidenta María Jesús Montero –a quién conozco bien– al frente. Simplemente romperle la mayoría absoluta –lograble– en su primera elección ya sería un éxito para lo que podría venir después.
Sánchez agotará la legislatura a la espera de una candidatura fiable a la izquierda del PSOE
Sigan el hilo: Andalucía no marcó el rumbo para el 23-J, tampoco ahora. De hecho, las municipales y autonómicas del 2023, con el derrumbe de la izquierda, tampoco produjeron suficiente viento, aunque la derecha se aproximara a la absoluta. En cambio, para el 2027, habrá que preguntarse a quién favorecerá el viento de cola y a quién lo lastrará. En la política como en la vida a menudo hay que saber qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar. Y la izquierda puede ganar y gobernar.
Por eso, les decimos hoy que las presidenciales francesas, y no otros comicios, abrirán el siguiente ciclo electoral en España y muy probablemente anticipen ya el eje electoral, que las andaluzas no harán. Les recuerdo que en Francia el eje para la segunda vuelta del 2027 será, con total seguridad, autoritarismo, el de Marine Le Pen, versus republicanismo o democracia. Llamémosle así, porque España es una monarquía parlamentaria cuyo presidente lo elige un Parlamento que se configura en una única vuelta. Podríamos decir que Le Pen podría ser presidenta dando reemplazo a la vieja derecha republicana, pero el eje de las francesas no será izquierda vs. derecha, o no en primer orden. Mientras que en Andalucía, el eje sí será izquierda vs. derecha, porque Moreno es lo más asimilable a lo que venimos llamando “derecha plural”. Se le vence con la izquierda plural y no situándole en el cuadrante autoritario.

Pedro Sánchez, ayer en la clausura del congreso de los socialistas murcianos.
Aquí está la cuestión. Andalucía será una excepción, las presidenciales francesas, por el contrario, serán la mejor caja de reverberación que tendrá la derecha autoritaria mundial y la izquierda para hacerle frente. En Francia, le cortaron la cabeza al Rey y fue un hito histórico. Los galos marcan tendencia desde entonces y por eso Enmanuel Macron puede cogerle al chico de Queens del brazo para corregirle en La Casa Blanca, es por algo y no por casualidad. Es su papel en el mundo como ahora vemos al Reino Unido de Keir Starmer mediando. A España le ha llegado su momento de estar en el mundo. De eso van a ir las generales 2027.
Por tanto, tras los muchos intentos y cuitas de colapsar la legislatura, queda claro ya que Pedro Sánchez la agotará a la espera del momentum 2027 y a una candidatura que aglutine tres millones de votos a la izquierda del PSOE. Las municipales y autonómicas serán el 23 de mayo del 2027 y la campaña electoral de estos comicios empezará justo cuando se celebre la segunda vuelta en Francia. ¿El viento de cola, a quien favorecerá, si gana Le Pen y se expande el eje autoritarismo vs. democracia en estas elecciones y las posteriores generales? ¿Y se imaginan si pierde? Así es cómo se construye de inicio un motor ganador. Haciéndose las preguntas adecuadas, situándote en el sitio antes que nadie. Captando el espíritu de cada época. Lo hemos hecho muchas veces.
Next week
Democracia
Le Pen se convertirá en el vector energético del malestar, independientemente de la fuerza de la actual coalición de conversos y tecnofeudales que domina Estados Unidos. En el 2022 se quedó a un millón largo de votos de Macron en la primera vuelta. Esta próxima vez ganará en primera vuelta, lo que concretará enseguida el eje autoritarismo vs. democracia. Sea el resultado que sea en segunda, la onda expansiva será segura en el corazón de Europa, sin necesidad de mensajes hiperventilados del propietario de X. Esa ola no se detendrá.
El ojo de halcón
Autoritarismo
Cuando el eje es autoritarismo vs. democracia, el cordón sanitario es lo que rige o manda: en alemán, Brandmauer. En un sentido, como el apoyo de los socialdemócratas a los democristianos para hacer canciller a Merz y dejar a AfD en la oposición. O como en Austria, donde el partido ganador, asimilable a Vox, se tendrá que conformar con estar en la oposición, mientras la vieja estirpe política pacta para elegir canciller al asimilable al PP, con los votos del homólogo del PSOE. GroKo en Alemania y Austria. Pero en España recordar la GroKo es unir a la izquierda.