Los grupos del Parlament se conjuran para agilizar la tramitación de leyes

La legislatura catalana

A instancias de Rull, la Mesa de la Cámara traza un plan de mejora y pide buena voluntad al pleno

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Una votación en el Parlament, con los portavoces indicando a sus grupos el sentido del voto con la mano alzada

Marta Sierra / ACN

El Parlament es demasiado lento a la hora de legislar, especialmente cuando se trata de proyectos de ley presentados por el Govern de la Generalitat, cuya aprobación puede tardar hasta un año. Esta es la alerta que dio semanas atrás el propio presidente del Parlament, Josep Rull, de Junts, en un ejercicio de autocrítica que comparten los grupos y que se ha traducido en el propósito de hacer más eficiente el proceso legislativo a partir de reducir los plazos, sin poner en riesgo el enfoque garantista.

El cambio se inició a principios de este año. En noviembre, Rull lanzó su aviso en su intervención en un desayuno informativo y, con posterioridad, en una reunión con los demás miembros de la Mesa –el órgano rector del Parlament–, les planteó la necesidad de acelerar la producción de leyes, por el buen funcionamiento de la institución y para adecuar su ritmo al de la sociedad de hoy.

Josep Rull (Junts), presidente del Parlament

“Un cuello de botella en la tramitación de la legislación son las comparecencias de los expertos”

En la reunión de la Mesa hubo acuerdo en revisar los procedimientos. Se llegó a plantear reformar el reglamento y para ello se compararon los de otros parlamentos, pero se llegó a la conclusión de que no hacía falta. Era más una cuestión de voluntad política.

“Detectamos que uno de los cuellos de botella en la tramitación de la legislación son las comparecencias de los expertos y, en el caso de los proyectos de ley, que impulsa el Govern, ocurre también en el trámite previo, cuando se tiene que aprobar una memoria y el anteproyecto”, explica Rull.

Rosa Maria Ibarra (PSC), secretaria tercera de la Mesa

“Todos los grupos han alargado trámites para que no saliera una ley; no tendría que pasar”

¿Cómo nace una ley? Un repaso a la tramitación ayuda a ver el problema y las soluciones. La iniciativa legislativa puede partir del Gobierno o de los grupos parlamentarios. En ambos casos el texto legislativo llega a la Mesa, que lo califica e indica a qué comisión se adjudica, y ahí arranca el trámite. En las comisiones legislativas, un número reducido de diputados de todos los grupos prepara la ley antes de que llegue al pleno; su ámbito (salud, educación, economía, etc.) se corresponde con los departamentos del Govern. En cada comisión, los grupos debaten los textos legislativos y presentan, negocian y votan sus enmiendas al redactado. El reglamento permite incluso celebrar comparecencias de expertos que ayuden a mejorar el texto; los grupos pueden pedir todas las comparecencias que quieran, pero hay que votarlas y luego se establece un calendario.

“El reglamento fija que las comparecencias de una ponencia de ley se tienen que sustanciar en quince días y ese plazo no se cumple nunca pero hasta los catorce meses, por ejemplo, que tardamos en tramitar la ley de sinhogarismo hay un punto medio”, constata la diputada de ERC y vicepresidenta primera de la Mesa, Raquel Sans.

Raquel Sans (ERC), vicepresidenta primera de la Mesa

“Las comparecencias de expertos a veces son para quedar bien, a veces para matar una ley”

Hay que acelerar los trámites. Entre las soluciones, se plantea reducir el número de comparecencias en las comisiones y que no todas sean presenciales, ya que puede prestarse asesoramiento por escrito. Sin embargo, las sesiones de las comisiones son públicas y se graban, y los diputados aprovechan su intervención para fijar un posicionamiento que luego comparten en redes sociales. Entre los expertos también se da esta práctica, y en general prefieren la intervención presencial.

Hecho un primer diagnóstico en la Mesa, sus miembros se reunieron con los presidentes y los portavoces de los grupos –salvo Aliança Catalana, que no acudió– y con los presidentes de las comisiones y les hicieron recomendaciones. La acogida fue positiva.

“Les pedimos buena voluntad y que no encallemos las leyes pidiendo decenas y decenas de comparecencias, que a veces es una estrategia para matar una ley y a veces es para quedar bien con las asociaciones, porque todo el mundo tiene su red de contactos”, detalla Sans. Coincide la diputada del PSC Rosa Maria Ibarra, secretaria tercera de la Mesa: “A las entidades les gusta venir al Parlament para explicar su visión sobre un tema, pero los grupos podríamos incluso hacer peticiones conjuntas, para no quedar mal con nadie”, apunta. Ibarra también destaca que “todos los grupos alguna vez han utilizado las comparecencias para alargar los trámites y que una ley no saliera adelante, pero no tendría que pasar porque está en entredicho la capacidad resolutiva del Parlament”.

Pero hay acuerdo en la urgencia de cambiar las inercias. Se plantean incluso modificar el formato de las comparecencias para que sean un diálogo real de los grupos con el experto para aprovechar su conocimiento, y no una sucesión de monólogos. “Es evidente que si alguien quiere parar una ley la buena voluntad quedará aparcada, pero hemos pedido a los grupos que limitemos las guerras a las que tenga que haber y que en las leyes que haya acuerdo no nos pongamos trabas”, subraya Sans.

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