Sánchez e Illa, en tiempo muerto

El tiempo muerto es la pausa de un minuto que piden los entrenadores de baloncesto a mitad del partido para hablar con el equipo, planificar las siguientes jugadas y las tácticas a seguir. En este paréntesis parece que están instalados los partidos políticos españoles y catalanes a los que les cuesta tomar decisiones y que como única opción tiran el balón hacia delante y esperan el momento oportuno para recogerlo y volverlo a pasar. Todos quieren ganar tiempo negociando en un clima de desconfianza que provoca que la actividad política sea muy lenta.

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Illa y Sánchez, durante la Conferencia de Presidentes, celebrada el pasado diciembre en Santander.

Mariona Puig / ACN

Así, no hay acuerdo para el reparto de los menores migrantes que se hacinan de forma dramática en las Canarias, tampoco para mejorar el sistema de financiación autonómico, caduco desde hace años, o para pactar los presupuestos generales del Estado o de la Generalitat.

Junts no hablará de presupuestos hasta tener el traspaso de inmigración

Los avances son mínimos y, si no, que se lo digan a Junts, que preveía comerse las uvas con un traspaso de inmigración bajo el brazo, y la transferencia de competencias se está dilatando más de lo esperado. La cesión en materia de inmigración es la condición que imponen los de JxCat para sentarse a hablar de los presupuestos generales. Hasta que no esté atado el traspaso, no tienen ninguna prisa por abrir la siguiente carpeta, que es la que realmente le urge al PSOE.

Las negociaciones por el traspaso van bien, pero no hay manera de cerrar los últimos flecos que desde hace semanas mantienen a los dos equipos negociadores, pasándose papeles y propuestas. De ahí que los posconvergentes quieran mantener a toda costa la amenaza de someter a una cuestión de confianza al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que no tiene consecuencias prácticas, pero, de producirse, escenificaría en
la Cámara Baja la debilidad de los socialistas.

En los cálculos de Puigdemont, la proposición no de ley sobre la cuestión de confianza debería haberse tramitado ayer en una reunión de la Mesa del Congreso que al final no se celebró. Es la segunda vez que el PSOE, que está administrando los tiempos, da la patada para adelante con la esperanza de que el acuerdo de inmigración llegue antes y Junts la acabe retirando.

En Catalunya, la política tampoco circula con velocidad. Las prisas de Salvador Illa por aprobar los presupuestos han mutado en paciencia. Esquerra se lo toma con calma hasta celebrar la segunda parte del Congeso Nacional, a finales de febrero o principios de marzo. Illa quiere negociar y Junqueras, que está rearmando un partido que está diezmado, le responde con un “vuelva usted mañana...”.

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