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Como un fiel reflejo de la forma como se ha organizado el Estado autonómico, los representantes políticos eligen un momento en estas fiestas para dirigirse con solemnidad a los ciudadanos y expresarles sus inquietudes. Es un rito que empezó con el discurso del Rey y que se ha propagado por toda la geografía española. En esos mensajes podemos entrever sus intenciones políticas. Vamos a aprovechar para analizar algunos de los discursos con que algunos dirigentes han despedido el 2024 o saludado este primer cuarto del siglo XXI.
Felipe VI
Estar a favor o en contra del Rey
Aunque no lo parezca, el discurso institucional de Nochebuena del Rey tiene una gran carga política. Es el único momento en que el monarca habla de una forma más personal dirigiéndose a la población y, por tanto, una oportunidad única para reforzar su auctoritas. Suele aprovechar para mostrar su empatía y cercanía con los ciudadanos y sus preocupaciones. Al fin y al cabo, la legitimidad de la Corona, más allá de recogerse en la Constitución, emanaría de un respaldo tácito de la mayoría.
Tanto Juan Carlos I como Felipe VI han recurrido siempre a términos como “unidad” o “todos”, situándose como árbitros por encima de partidismos. Sin embargo, sus textos son cada vez más interpretados entre líneas y suscitan menos consenso. La disertación de este año apelaba a la necesidad de rebajar la crispación política y no solo ningún partido se dio por aludido, sino que lo aprovecharon para lanzárselo al rival. Para las formaciones más a la izquierda, su intervención fue excesivamente escorada a la derecha por ciertas alusiones a la inmigración, mientras que Alberto Núñez Feijóo hizo algo digno de atención: recurrió al discurso del Rey para trazar una división entre los que están a favor del monarca y los que no, afeando a Pedro Sánchez que todos sus socios estuvieran en el segundo bando.
Como fenómeno televisivo -que también lo es-, el discurso de Felipe VI de este año tuvo menos audiencia, pero si repasamos los que más han tenido durante los diez años que llevamos de su reinado podríamos concluir que se trata de un síntoma de normalidad social, a pesar del mencionado ruido político. De hecho, los que tuvieron más audiencia fueron los de octubre de 2017 (en este caso no con motivo de la Navidad, sino del conflicto en Catalunya por el 1-O) y el de 2020, en plena pandemia. Hay que constatar que en Catalunya y País Vasco sigue sin emitirse su mensaje navideño en las televisiones públicas de esas comunidades. En el caso catalán dejó de hacerse en 2016, en pleno auge del proceso independentista.
Salvador Illa
Buscando la fraternidad... con Catalunya
Fue Jordi Pujol el primer presidente autonómico que pronunció un discurso navideño televisado, en 1980. Lo hizo el 30 de diciembre para no competir con el del Rey. Así se instauró una costumbre inmutable hasta que Pere Aragonès, de ERC, lo cambió de día para situarlo en Sant Esteve, una jornada típicamente festiva en Catalunya. Aragonès también prefirió escenarios fuera del Palau de la Generalitat, como una escuela, la Biblioteca de Catalunya o un antiguo depósito de agua con motivo de la sequía. Fueron intentos de acercarse a las preocupaciones ciudadanas que se alejaban mucho de la pretensión inicial de Pujol de reforzar la imagen institucional -y presidencial- de la Generalitat, como solía hacer también a través de sus viajes internacionales o visitas de líderes extranjeros. Salvador Illa no ha cambiado el día elegido por Aragonès, como gesto de continuidad respecto a ERC, a los que necesita como socios parlamentarios. Pero sí ha vuelto a la institucionalidad del Palau de la Generalitat, en línea con todos el simbolismo que ha querido imprimir a sus primeros meses al frente del Govern después de los años del procés.
El discurso de Illa, sin embargo, rompe con el tono reivindicativo de mayor autogobierno -o directamente de autodeterminación- de la mayoría de los mensajes de los presidentes de la Generalitat anteriores. Su intervención se ha dirigido no solo a los catalanes, sino a todos los españoles con un llamamiento a la “fraternidad entre territorios” para tratar de allanar el camino a la consecución de demandas como la financiación singular con el menor estrépito posible. El líder del PSC trata de contrarrestar los años en los que el discurso político desde Catalunya se ha centrado en presentar Catalunya y España como dos realidades irreconciliables en el que las demandas de la primera (entendida por el independentismo como un todo homogéneo) frente a la segunda topan siempre con un no. Illa lo tiene difícil en este empeño, puesto que el rechazo del resto de autonomías a la financiación que ha pactado con ERC está garantizado, con el consiguiente ruido político y acusaciones de trato de favor hacia Catalunya.
El discurso de la fraternidad, también “entre personas”, le sirve a Illa para reforzar el mensaje institucional que lanza estos días de un Gobierno para todos (“el govern de tothom”) que supere la división entre favorables y contrarios a la independencia dentro de Catalunya. Se trata de aprovechar un momento en el que los catalanes, sean o no partidarios de la secesión, se muestran en su mayoría conscientes de que es precisa una tregua en la que enfocarse en reforzar la economía y los servicios. Los dos ejes perennes de la política catalana, el identitario y el ideológico en función de criterios socioeconómicos, siguen estando ahí, pero en esta fase parecen haberse diluido un poco hacia un mayor pragmatismo que Illa pretende aprovechar. Otra cuestión será si esas promesas de mejor gestión llegan y si lo hacen a tiempo de surtir efecto en unas próximas elecciones catalanas.
Isabel Díaz Ayuso
Adalid de la resistencia frente al causante de todos los males
Pese a su mano tendida al resto de barones territoriales, si alguien no cuenta con la simpatía de Illa (y probablemente al revés) es Isabel Díaz Ayuso. Ciertamente, sus estilos y forma de entender la política son antitéticos. La presidenta madrileña no busca la institucionalidad, por lo que prefirió emitir su discurso de fin de año en el hospital Zendal, creado para la pandemia, en concreto la unidad de enfermos de ELA, en alusión al casi único consenso que ha habido este año pasado en el Congreso, que fue la aprobación de una ley para mejorar la vida de los afectados por esa enfermedad. Pero en el discurso volvió a erigirse en el ariete de la oposición a Pedro Sánchez, sin citarle, en un momento en el que el choque con el presidente del Gobierno se ha convertido en algo no solo político, sino también personal, dados los casos judiciales que afectan al novio de la lideresa y a la esposa del presidente.
El mensaje navideño de Ayuso fue el de la apelación a la resistencia. ¿Ante qué? Ante los supuestos ataques. ¿De quién? De la Moncloa. Así, se erigió en defensora de la libertad para “no permitir la impunidad, ni callar ante el abuso ni el totalitarismo en cualquiera de sus formas”. En la misma línea, este otro pasaje: “Madrid no se acostumbra, ni cede, ante la indignidad y el abuso”. Como paladina de los madrileños, Ayuso garantizó que defenderá sus competencias y “la autonomía fiscal”, frente a las acusaciones de dumping por aprovechar las ventajas de la capitalidad para rebajar impuestos.
Pero la construcción política de Ayuso va más allá de la protección de los intereses de su comunidad. Se trata de presentarse como adalid de la libertad en España frente a un Pedro Sánchez al que acusa de destruir esos valores. Por eso, propuso “defender la unidad de España, nuestra Constitución y el Estado de Derecho, la independencia del Poder Judicial, la dignidad del Parlamento y el decoro de la vida pública, la concordia de los españoles y respeto fundamental de la Corona, de las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”. Ahí no se quedó corta, puesto que si es preciso alzarse en defensa de todo eso se da por sobreentendido que está en riesgo por quien ahora mismo ostenta el Gobierno de España.
Carlos Mazón
Socializar responsabilidades
La comparecencia más especial este año fue la de Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana en la que la dana se llevó por delante la vida de 223 personas (además aún hay tres desaparecidos) y miles de vecinos sufren aún consecuencias devastadoras para sus viviendas y trabajos. Pero la política siempre está presente. Mazón no optó por una autocrítica explícita, sino por expresar mediante el plural mayestático un más ambiguo reconocimiento colectivo de los errores y afán por mejorar: “Nos equivocaremos si de esta tragedia no sacamos lecciones para reforzar y mejorar nuestra capacidad para prevenir, proteger y ayudar cuando se produce una emergencia”. En una semana en la que ha tenido lugar la tercera gran manifestación en la que se pide su renuncia, el discurso de Mazón consistió así en una forma de socializar responsabilidades entre diferentes administraciones y partidos: “Quiero apelar a la vena política en la que ninguno caiga en la tentación de utilizar o apropiarse de un dolor que es de todos. Se puede disentir sin destruir”.
Aparte de los efectos de la dana, al igual que otros presidentes autonómicos, Mazón ya apuntó al que va a ser uno de los grandes temas de discusión política en este 2025: la financiación y los reproches entre territorios, pasando por la Moncloa. “Los valencianos no somos ciudadanos de segunda -dijo-, por ello postergar esta injusta situación (de infrafinanciación) a base de prórrogas del sistema es inaceptable, no podemos admitir más remiendos y no lo consentimos, mucho menos en un momento como el actual”. La Comunidad Valenciana es una de las peor financiadas con el modelo vigente. El anterior presidente, el socialista Ximo Puig, reclamó sin éxito a Sánchez una mejora al tiempo que reprochaba a Ayuso que potenciara el “efecto aspiradora” de recursos de Madrid respecto al resto de comunidades. Mazón no puede adentrarse en esos argumentos, puesto que también es del PP.
Juanma Moreno Bonilla
La sutileza de un barón del PP
Nunca hay que perder de vista al presidente de la mayor autonomía, la andaluza. Juanma Moreno Bonilla, también del PP, utilizó su discurso de fin de año para erigirse en lo contrario que Ayuso, en un referente dentro de su partido de dirigente que promueve la entente y no el choque o el ruido. Moreno Bonilla adopta el estilo Illa, pero en versión PP, e incluso le pone etiqueta: “La vía andaluza”. Así, apeló a hacer de la política “una actividad noble”, alejada “de la pelea continua y del enfrentamiento”. “Es la vía andaluza de la serenidad y la moderación política”, concluyó. Si se suelen atribuir a Ayuso ambiciones más allá de la Comunidad de Madrid, son incluso más los que creen que el presidente andaluz tendría más opciones de liderar el PP en caso de que Alberto Núñez Feijóo no alcanzara la Moncloa. Pero todo eso son ahora mismo elucubraciones y lo cierto es que a Moreno Bonilla le ha resultado muy rentable presentar un perfil centrista ante los andaluces, que parecían abonados durante décadas a las siglas del PSOE. En el plano simbólico, Moreno Bonilla eligió como escenario el Puerto de Algeciras para subrayar la importancia de las exportaciones andaluzas. No en vano el PP presume de estar cambiando el modelo económico de esa comunidad.
Imanol Pradales
El esfuerzo del PNV por reconectar
Por último, nos fijaremos en el estreno de Imanol Pradales en estas lides de los mensajes navideños. Como lehendakari también ha preferido emitir el discurso (uno grabado en castellano y otro en euskera) desde la institucionalidad histórica del Palacio de Ajuria Enea, delante de una ikurriña y de un árbol de Navidad (el pesebre estaba en otra estancia). Profusión de simbolismo: en esa habitación se ha instalado el escritorio del primer lehendakari José Antonio Aguirre durante su exilio en París por la guerra civil. También, como Aguirre, llamó a su discurso “mensaje de Gabon”. En la misma sala cuelga un cuadro de Ignacio Zuloaga y se guarda la ikurriña con la que un batallón de “gudaris” entró en París durante la liberación por la ocupación de los nazis. La voluntad de expresar una identidad propia muy marcada de la que Pradales transmite que forma parte.
Pero Pradales también fue la inesperada apuesta electoral de un partido, el PNV, que hace solo seis meses temió perder el poder en Euskadi por una falta de conexión con la sociedad vasca. La preocupación por recuperar los lazos con los jóvenes es más que evidente en el discurso de Pradales y a ellos dedica algunos pasajes en los que les pide “paciencia, esperanza y confianza”, pero también que no se dejen “embaucar” por “mensajes populistas”. Pradales se dirigió a ellos muy directamente: “Estos días seguro que os dirán cosas como: nosotras o nosotros a vuestra edad hacíamos esto o aquello. O si tuviéramos vuestra edad no estaríamos perdiendo el tiempo en cuestiones que no tienen importancia. Estaréis cansados de escucharlo y no me extraña. Vivid la juventud a vuestra manera…” El esfuerzo por conectar con los jóvenes en un momento en el que EH Bildu está ocupando ese espacio y creciendo a costa de la hegemonía del PNV es más que evidente en el mensaje de Pradales. Un discurso en el que, por cierto, las reivindicaciones identitarias han pasado a ser una referencia de pasada.
Son solo los mensajes de cinco presidentes autonómicos, pero reflejan los resortes que movilizan a sus respectivas sociedades que, por lo que se puede comprobar, evidencian las diferencias de percepción, aunque las preocupaciones ciudadanas sean probablemente muy compartidas.