En esta futilidad en que vivimos, un usuario ruso de Tik Tok tuvo la ocurrencia de subir un vídeo de su mascota, un mapache, bailando. Para acompañar el meneo del animal, alguien pensó en promocionar una versión remix de la canción “Pedro” de Raffaela Carrà, tema que recrea una aventura de verano con un guía turístico, loa al disfrute que parecía más atrevida cuando surgió hace 44 años, pero que, por lo visto, parece vigente. El meme resultante ha sido escuchado 160 millones (sí, millones) de veces en Spotify. ¿Surrealista? No más que la última semana política: un fraude fiscal del novio de Isabel Díaz Ayuso, defendido por la propia presidenta madrileña, acaba con la dimisión de su opositor socialista, la imputación de todo un Fiscal General del Estado y un cerco a la Moncloa, bajo sospecha de haber filtrado la voluntad del contribuyente díscolo de asumir su culpa y pagar a Hacienda, lo que constituiría un delito de revelación de secretos.
El “Pedro, Pedro, Pedro Pe” sonó en calle de Ferraz cuando Sánchez se tomó los cinco días de abril que asomaron a los socialistas al precipicio. La tropa que aupó en las primarias a un líder sin padrinos de peso, volvió a hacerlo cuando éste tuvo un bajón. Ahora será Sánchez quien tendrá que insuflar ánimo a la base. Los delegados socialistas andan alicaídos entre los disgustos que les dan los jueces y los partos con fórceps en el Congreso de los Diputados. Los ánimos están bajos. Esto no lo levanta ni el inalterable optimismo de José Luis Rodríguez Zapatero.
Este congreso es un trámite para renovar a los líderes territoriales y preparar las generales
Este congreso del PSOE se celebra a la defensiva. Es un cierre de filas ante la “cacería” que ven orquestada por la derecha política, judicial y mediática. No es lo que Sánchez tenía en mente cuando lo avanzó, pero el objetivo es el mismo: prepararse para el ciclo que empezará con las autonómicas y culminará en las generales de 2027. El tsunami del PP tiñó de azul España en 2023. Este congreso dará el pistoletazo de salida de los regionales, con cambios de caras, y, para acometerlos, investirá de autoridad a la ejecutiva con María Jesús Montero y Santos Cerdán como figuras clave.
Los tres grandes graneros del PSOE son Andalucía, Catalunya y Comunitat Valenciana. La primera tiene difícil solución. La apuesta de Sánchez por Juan Espadas no funciona, pero tampoco hay un relevo claro. Podría mantenerse, pero si cuando lleguen las elecciones andaluzas las encuestas revelan que la vicepresidenta Montero tiene opciones, Sánchez no dudará en enviarla a su tierra de origen, aun a riesgo de seguir descapitalizando el Gobierno, que va perdiendo a sus figuras de peso.

Sánchez se fotografía con militantes del PSOE en Sevilla
En el feudo valenciano, Sánchez ha colocado a Diana Morant, que deberá aprovechar el lastre que sufre el PP por la mala gestión de la DANA. En Catalunya, el PSC de Salvador Illa se ha convertido en el sostén que mantiene al PSOE en el poder. A costa del pacto con ERC sobre una financiación singular, de reminiscencias vascas, que no gusta a muchos socialistas. La misión de Illa es desarticular esos recelos y que los barones se defiendan de las acusaciones de insolidaridad catalana. Illa, paladín de Sánchez, recorrerá España con ese cometido.
Madrid y Aragón también son plazas importantes. Para enfrentarse a Ayuso, Sánchez ha elegido a alguien de su confianza, Óscar López. Como jefe de gabinete en la Moncloa, López no podía entrar en la brega contra el PP, así que fue aupado a ministro: “Llevo seis años callado y tengo ganas de hablar”. Otra ministra, Pilar Alegría, podría ser la solución para la dividida federación aragonesa, donde se retira el díscolo Javier Lambán.
Sánchez quiere renovar las piezas del ajedrez y colocarlas en posición. Arreciarán los casos judiciales, así que al presidente del Gobierno solo le queda una opción: fortalecer la relación con sus aliados parlamentarios para aprobar los presupuestos. La relación con ERC es fluida y con Junts ha mejorado, pero veremos si Carles Puigdemont se implica tanto.
En los últimos días, Sánchez insiste en que repetirá como candidato. “Voy a aguantar tres años y los que vienen después”, soltó en el congreso de la UGT. “Cuando haya elecciones en 2027 se van a presentar tres ultraderechas: el PP, Alvise y Abascal. Y vamos a ganarle a las tres”, le replicó a Alberto Núñez Feijóo en sede parlamentaria. Más allá de la resiliencia de su líder, las renovaciones territoriales serán determinantes para saber si es posible reanimar a un partido que hoy no está para fiestas ni a ritmo de la Carrà.
¿Se llegará a una imputación de Sánchez?
En el PSOE cada vez se teme más que cualquiera de los casos judiciales abiertos a iniciativa de la derecha acabe en una imputación de Pedro Sánchez por parte de algún juez, bien sea la investigación sobre las actividades profesionales de Begoña Gómez, la que afecta al hermano del presidente, alguna derivada del caso Koldo o lo que pueda surgir. Además, ahora mismo, en el ámbito judicial, el Gobierno solo cuenta a favor con la mayoría progresista en el Tribunal Constitucional, pero las recusaciones pueden alterar los equilibris y afectar a un asunto nuclear para Sánchez como es la ley de amnistía.
Los efectos de la división en ERC
Oriol Junqueras tendrá que medirse en una segunda vuelta contra la candidatura de Xavier Godàs, apoyada por Marta Rovira, ya que el primer asalto se ha saldado con una victoria insuficiente para el primero. En el Gobierno de Sánchez esperan a que se dilucide el liderazgo para descolgar el teléfono y empezar a negociar los Presupuestos. Ni la candidatura de Junqueras ni la de Godàs son contrarias a los pactos con los socialistas, pero un liderazgo ajustado impide siempre tomar decisiones que pueden ser impopulares en el partido. Además, la tercera candidatura, Foc Nou, que ha obtenido el 12% de los votos, podría llegar a algún acuerdo con una de las dos primeras y condicionar sus alianzas, ya que son absolutamente contrarios a llegar a acuerdos con los socialistas. ERC tiene que decidir si entra o no en el gobierno municipal de Barcelona, si apoya los presupuestos de Salvador Illa o incluso si entra en su gobierno, y cuál es su grado de exigencia en la negociación con el PSOE en el Congreso.