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Una relación singular con Israel

El escenario político

El mundo convergente siempre mostró una simpatía por la causa sionista que JxCat ha heredado, ahora con perfil bajo

Artur Mas junto a Shimon Peres en Israel en el 2013

Jordi Bedmar/ Govern / Archivo

El conflicto entre Israel y Palestina polariza la política en Occidente. El historiador Joan B. Culla en su último trabajo sobre la materia dejó escrito que es un “fenómeno singular” el hecho de que “todo el mundo tiene, o cree tener, una posición tomada y definida ante el contencioso” y “un punto de vista formado”. Lo cierto es que casi todos los actores políticos toman partido en este asunto. Junts, en cambio, mantiene estos días perfil bajo.

Tras el anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el reconocimiento del Estado palestino –se materializó el martes pasado–, el partido evitó pronunciarse al respecto en el Congreso y habló de Catalunya. En las votaciones que ha habido en estos últimos años tanto en la Cámara Baja como en el Parlament –también en las recientes–, no obstante, sí ha quedado clara cuál es la posición de la formación, que nunca ha escondido su simpatía por Israel.

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Con todo, estos días se han podido leer mensajes críticos con el ticket electoral de Junts para las elecciones europeas del 9 de junio. Declaraciones del candidato, Toni Comín, sobre el conflicto y, sobre todo, de la número dos, Neus Torbisco, enervan a la comunidad judía de Barcelona y otras asociaciones afines a la causa sionista que tradicionalmente habían sido cercanas al mundo convergente. Comín, desde el atril de la Eurocámara, condenó a partes iguales a Hamas y la ofensiva del ejército israelí y llamaba a parar lo que considera “un genocidio” y frenar el comercio de armas de Europa hacia Israel. Además, apostó también por la liberación inmediata de todos los rehenes por parte de Hamas. Suficiente para que ese sector exprese su descontento.

“No es la postura tradicional del espacio político, es romper una tradición”, señala el presidente de la Associació Catalana d’Amics d’Israel, Toni Florido, que admite que “esos dos candidatos no expresan la posición mayoritaria” del partido y que hay otros que sí son de su agrado. Aun así, Florido, que tiene vínculos con la política, apunta que se trata de “un ticket invotable para la gente que tenía a Junts como referente”. “Está bien si eres de los comunes, de Esquerra o del PSOE. Pero la tradición catalana de apoyo y de querer verse reflejado en Israel, en su construcción nacional, es otra, y la gente está desorientada”, concluye.

Junts heredó la simpatía por Israel y una postura proclive al sionismo de Convergència, que siempre tuvo buenas relaciones con Israel, que en el 2017, no se pronunció como sí lo hicieron otros países en contra de la independencia de Catalunya.

De hecho, la exconsellera de Acció Exterior Victòria Alsina poco antes de la salida de su formación del Govern, en el 2022, visitó ese país y había previsto abrir allí una delegación de la Generalitat. Ha defendido varias veces que Israel representa el modelo económico de innovación, investigación, ciencia y conocimiento que desean para el ecosistema de conocimiento catalán y que es el modelo de economía con valor añadido que persiguen para Catalunya, aunque eso provocó choques con su exsocio, ERC. Cuando Barcelona rompió relaciones con Israel, en noviembre, alertó que el bloqueo diplomático no ayuda a la solución del conflicto y pidió ofrecer Barcelona como una capital internacional por la paz.

Victòria Alsina con el exministro Isawi Frej, durante su viaje a Israel en el 2022 

Cedida

La posición de JxCat

Una voz autorizada de Junts en política exterior señala que el perfil bajo de estos días, aunque se ha censurado la “hipocresía” del Gobierno por reconocer a Palestina pero no a Kosovo o el derecho de autodeterminación de los saharauis –como hizo Carles Puigdemont–, se debe a que entienden que el reconocimiento del Estado palestino Sánchez lo usa “de manera interna y oportunista”. “No se cumplen las condiciones para crear un Estado”, s eñala esta persona, que resalta que ahora Hamas –a quien se refiere como terroristas– controla a los palestinos en Gaza y que “la solución bien hecha es la de los dos Estados y no lo que se ha hecho”. “Es un tema de política interna y no queremos contribuir al ruido”, justifica.

Cuando se puso esta cuestión sobre la mesa en abril, todavía sin fecha, Puigdemont en una entrevista en Més 324 comentó que era una “ocurrencia”. “Intentar resolver un conflicto directamente desde España que el mundo entero no es capaz de resolver me parece que es muy osado”, opinó el expresident, que admitió que “los palestinos tienen derecho a la autodeterminación” pero apostilló que es un asunto “muy complejo”. “El reconocimiento es una cuestión mucho más complicada que la simple voluntad. Son muchos actores diferentes implicados”, remató.

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“Nuestra visión es que una cosa es Israel y otra cosa es Netanyahu”, apuntan en la dirección de Junts. “La posición de Netanyahu es extremadamente controvertida, no solo a nivel internacional. También para la población Israel. Dos estados es la solución, es el marco más internacional. Solución más viable”, reitera esta fuente.

El origen de los vínculos del mundo convergente con Israel

La posición clásica de Convergència era respaldar la solución de los dos Estados, que cuenta con el respaldo de la ONU y las fronteras de 1967, explica Jordi Xuclà, que fue portavoz de CiU y después del PDECat en la comisión de Exteriores del Congreso durante años. Hoy profesor de Relaciones Internacionales, Xuclà añade que había “cierta admiración por la creación del Estado de Israel”. “No tanto por la creación del Estado, sino por la perseverancia, la recuperación de la lengua, la cultura y las instituciones”, matiza este exdiputado, que alude también a la figura del expresident Jordi Pujol como explicación.

Xuclà recuerda además que incluso el PP votó a favor de reconocer al Estado palestino “cuando se dieran las condiciones” en el 2014, con un consenso sobre este asunto que parece imposible que se repita. El ataque de Hamas de octubre altera el panorama como también lo hace la brutal respuesta del Ejecutivo de Beniamin Netanyahu.

Por ello, distingue esas simpatías de la situación actual. “El Likud era un partido conservador clásico y ahora ha entrado en una deriva autoritaria”, detalla el exdiputado, que cree que el carácter de ahora de esa formación “no tiene nada que ver” con la que en su día había tendido puentes en el pasado con Convergència Democràtica de Catalunya (CDC).

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En CDC, el partido que fundó Pujol, que hoy apoya a Junts, siempre hubo lazos con Israel, que era visto como un país al que asemejarse en cuanto a la construcción nacional y la recuperación de la lengua, sobre todo. De hecho, esa simpatía del catalanismo hacia la causa israelí viene de lejos.

El expresident, que en sus 23 años de presidente de la Generalitat hizo tres viajes a Israel, en 1965 ya manifestaba su entusiasmo por el nuevo Estado de Israel y en el prólogo del libro Jordi Pujol i els jueus. Construir la terra promesa (2011) reconocía que Israel y el sionismo habían tenido “un papel importante” en la formación de su ideario nacionalista y ponía como ejemplo el trabajo de construcción de un país desde cero de los israelíes. Con todo, también era crítico con los asentamientos de colonos y que no se permitiera el Estado palestino. El expresident Artur Mas, por su parte, que también viajó a Israel en el 2013 cuando era president, además de hacerlo en otras ocasiones, había comparado la autodeterminación de Catalunya con el pueblo de Israel. “Como en Israel, en Catalunya también hay un pueblo determinado a ser libre”, dijo en el 2016, cuando ya era expresidente. En el 2013 fue recibido por el a la sazón primer ministro, Shimon Peres

Jordi Pujol con el líder palestino Yasir Arafat

Archivo

Hasta los años 60, sobre todo hasta la Guerra de los Seis Días de 1967, los Kibutz, las comunas agrarias que arrancaron en 1909 en los que comunidades de israelíes, con principios socialistas y comunitarias, vivían y trabajaban en comunidad, gozaban de buena imagen internacional y no era raro que jóvenes catalanes de una posición acomodada viajarán allí durante un tiempo, semanas o meses, para vivir una experiencia. Algunos de los fundadores de CDC como Miquel Sellarès, que fue el primer director de los Mossos d’Esquadra y luego fue expulsado del partido, por ejemplo, vivió una experiencia de ese tipo. Por tanto, no solo la figura de Pujol está detrás de esa posición política.

Con todo, en Junts admiten que hay un factor “estructural” que está relacionado con “la afinidad que crea Pujol con el sionismo” y "su admiración por la recuperación de la lengua y la nación” hebrea. Tanto es así, que cuando Puigdemont habló en Bruselas con el líder del Partido Popular Europeo en un acto organizado por Político, según recoge ese rotativo, aseguró que en relación con Israel su partido, por ejemplo, podría coincidir con los populares. “Podríamos votar con el PP para derribar el presupuesto o por una resolución sobre Israel”, le señaló el expresidente catalán según las crónicas.