Míriam Nogueras, la guardiana del legado de Puigdemont

En su carrera política Míriam Nogueras da muchas entrevistas, pero ninguna como la de Decatur, estado de Indiana, hace casi tres décadas. La hoy candidata por Barcelona de Junts, de 43 años, hizo una estancia de verano en Estados Unidos, con una familia de granjeros, para aprender inglés. Y todo lo que vivió allí está anotado en su diario. “Hubo una barbacoa de bienvenida, con todo el pueblo, y vino la prensa, a entrevistar a la estudiante extranjera. Me preguntaban ¡si en mi país teníamos neveras! Otro día fuimos a la iglesia a cantar, y ayudaba en la granja...”, recuerda.

Cada verano, de los 12 a los 16 años, sus padres la enviaban a aprender inglés a un país distinto. La mayor de tres hermanos, su familia tenía una fábrica textil que cerró años después, con la crisis de un sector que fue un motor económico de Catalunya. Vivía en Dosrius, un pueblo de 5.000 habitantes en el Maresme, Barcelona.

Nogueras estudió en una escuela catalanista y laica, situada en medio del bosque, en Llinars. Allí se aficionó a jugar a fútbol, en la hora del patio, y es un deporte que sigue practicando, con las veteranas de Cardedeu, donde vive. “Yo jugaba de defensa y ahora el entrenador me pone de delantera, ¡a marcar goles!, pero lo pasamos bien”, se ríe.

El grupo en el Congreso

“Hemos mantenido la posición en Madrid, muy coordinados con el exilio, y el partido y las bases están encantados con nuestro trabajo", asegura”

Estaba decidida a estudiar Derecho, aunque también le gustaba la peluquería, pero al final se matriculó en comunicación audiovisual y no terminó. No le gustaba. Encadenó trabajos de administrativa, camarera, carnicera, guardarropa, pero también emprendedora, al frente de un negocio de comercio y tecnología, y otro del sector textil, y ahí andaba cuando Jordi Turull, hoy secretario general de Junts, la fichó para la candidatura del espacio postconvergente en las generales de 2015. La lista la lideró Quico Homs y Nogueras entró en el Congreso.

Hacía un par de años que ella había empezado, sin saberlo, su camino en la política, entrando en contacto con diversos partidos para defender una escuela en Mataró y por la campaña ciudadana No vull pagar, contra los peajes. Como miembro del Cercle Català de Negocis, una asociación de empresarios independentistas, empezó a asistir a programas de televisión. Unos meses antes de que Turull la llamara, Convergència de Cardedeu le propuso ir en la lista de las municipales de 2015 y fue elegida concejal. Forma parte del PDECat desde su formación, pero en 2020 dimitió como vicepresidenta y se pasó a Junts.

Esta será su tercera legislatura en el Congreso. El expresident Carles Puigdemont es su valedor y ella se mantiene leal a la estrategia de confrontación con el Estado. “Hemos mantenido la posición en Madrid, muy coordinados con el exilio, y el partido y las bases están encantados con lo que estamos haciendo”, explica. “El president siempre me tendrá ahí”, asegura.

De música le gusta Queen, y en las lecturas se deja aconsejar por una librería de confianza. Su marido es un piloto de helicópteros del servicio de emergencias al que conoce desde el parvulario, y tienen dos hijos de 12 y 14 años. Además de jugar a fútbol, les gusta salir a correr con sus dos perros