Comienza una campaña electoral decisiva para el futuro de España, cuarta economía de la Unión Europea y hoy uno de los pilares del maltrecho europeísmo : la línea favorable a una mayor integración de los estados nacionales. Más Europa. Más decisiones en común. Más marco normativo comunitario. No es esa hoy la tónica en la mayoría de las sociedades europeas, desde Francia a Polonia, desde Finlandia a Italia, lo cual otorga a las elecciones legislativas españolas un sesgo muy especial.
Aparentemente, el 23 de julio no va a decidir qué peso tiene el soberanismo frente al europeísmo en España. Esta ha sido la discusión principal en casi todos los procesos electorales que han tenido lugar después del inicio de la guerra de Ucrania: Francia, Hungría, Dinamarca, Italia, Bulgaria, Finlandia... Ese será, con gran intensidad, el eje principal de la campaña electoral en Polonia, el próximo mes de octubre. Aparentemente esa no es la discusión en España. Ha habido otra excepción: Grecia.
Los dos principales contendientes, PSOE y Partido Popular, apoyan, con distintos matices, la integración europea, puesto que forman parte de las dos grandes familias políticas que han pactado la arquitectura de la Unión a partir del tratado de Maastricht (1992).
La otras dos formaciones relevantes con candidaturas en todas las provincias, presentan otras características. La plataforma Sumar, que podríamos definir como una versión suavizada de Unidas Podemos, defiende una mayor integración europea, con una mayor acentuación de la política social y ambiental. Vox se mueve en otras coordenadas: no cuestiona abiertamente la pertenencia de España a la UE, pero milita en las filas del soberanismo derechista que quiere la devolución de poder a los estados nacionales. Más estado nacional, menos integración. Es la línea capitaneada por los ultranacionalistas que gobiernan Polonia y Hungría.
La posible entrada de Vox en el Gobierno después de los pactos autonómicos es la variable más sustantiva
La entrada de Vox en el Gobierno de España sería una de las novedades sustantivas del 23 de julio. Esa coalición modificaría los equilibrios políticos en el actual Consejo Europeo y anunciaría la posibilidad de un cambio de mayoría en las instituciones europeas a partir de junio del 2024.
Hasta hace unos meses, el Partido Popular negaba la posibilidad de una coalición de gobierno con Vox. Después de las elecciones locales del pasado 28 de mayo ya no la niega. España, por tanto, puede modificar dentro de un mes el guion europeo. Esta es una de las claves más importantes del 23-J, pero no la más explícita.
El resorte más evidente se refiere al voto de castigo al único gobierno de coalición de izquierdas que funciona en Europa, erosionado por la cadena de acontecimientos adversos vivida desde el inicio de la pandemia. Un Gobierno de compleja geometría parlamentaria –que ha aprobado tres presupuestos durante su mandato–, un experimento político anclado en la periferia, que desde el primer día ha tenido en contra lo que podríamos llamar el sistema Madrid , la articulación de intereses y puntos de vista de los poderes que se superponen en la capital de España: poderes económicos, mediáticos, con especial peso de la televisión privada, alta magistratura, alto funcionariado, galvanizados por la poderosa Comunidad de Madrid. Un Gobierno nunca aceptado por el Madrid DF. ¿Cuánto tiempo puede gobernar España un Ejecutivo que tenga en contra ese sistema de poder? ¿Cuánto tiempo más puede gobernar España la coalición de que tomó la decisión de indultar a los independentistas catalanes condenados a prisión? Esta es la pregunta a la que responderá el 23 de julio.
Un malestar por arriba que conecta con otros malestares por abajo , avivados por la inflación. El primer aviso fueron las elecciones locales del pasado 28 de mayo, en la que el espacio a la izquierda del PSOE quedó desarticulado como consecuencia de la agria y tenaz disputa entre Podemos y Yolanda Díaz por el formato de Sumar. Una discusión increíble a dos meses de unas elecciones locales que resultaron ser decisivas.
Las elecciones españolas del 23-J son de notable trascendencia para la política europea
El PSOE aguantó, pero el desplome del ala izquierda entregó seis comunidades y numerosos ayuntamientos a la coalición PP-Vox, acentuando la sensación de final de ciclo. El Partido Popular vuelve a ser el Partido Alfa y parte como favorito. La evolución de las encuestas en las dos últimas semana señala, sin embargo, que la partida sigue abierta. La campaña electoral será del todo decisiva.