Operación Colón, segunda parte

Operación Colón, segunda parte

A Pedro Sánchez le gustan los golpes de efecto. Tiene interiorizado que, si no te mueves, te echan. En su partido aún se estaban lamiendo las heridas, pero ya empezaban a surgir voces internas críticas con la campaña dirigida por Ferraz y protagonizada por el presidente en primerísima persona. El anuncio de adelanto electoral trastoca el panorama y sitúa la batalla con el miedo a un PP aliado con la ultraderecha como vector principal de la campaña hasta el 23 de julio.

En estas próximas semanas el PP tendrá que negociar gobiernos autonómicos con Vox, algunos de envergadura como el de Aragón, Comunidad Valenciana o Baleares. Si la política española ha contaminado el ámbito autonómico, ahora será éste el que influirá en la elección a la Moncloa. O así lo espera Sánchez con el objetivo de movilizar a la izquierda.

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Pedro Sánchez en la Moncloa, en una imagen de archivo)

JAVIER SORIANO / AFP

Unos 700.000 votos socialistas se han quedado esta vez en casa. Ése es el objetivo, teniendo en cuenta que los populares han superado al PSOE en unas 800.000 papeletas. Sánchez busca exactamente el mismo efecto que en su día logró con el adelanto electoral a raíz de la foto de Colón que retrató al PP y Ciudadanos junto a la ultraderecha.

De esta forma, el presidente también pretende conjurar el hechizo de la “ola de cambio” que pregona el PP. Casi siempre unas municipales han sido el preludio de la consolidación de una tendencia en las generales. Sánchez intenta que esa ola no adquiera dimensiones de tsunami cuando se instalen los nuevos barones y alcaldes del PP y la derecha asiente su poder territorial.

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Pedro Sánchez convoca elecciones generales el 23 de julio

El adelanto electoral refleja la angustia en la izquierda tras el 28-M

Al mismo tiempo, el adelanto electoral refleja la angustia que estos resultados del 28-M han provocado en la izquierda. Sánchez sabe que no da tiempo a afrontar renovaciones estructurales en plazas como Andalucía y que la caída de varios gobiernos no hará más que acentuar crisis internas en el partido y en el espacio a su izquierda. Con las elecciones a la vuelta de la esquina y los malos resultados cosechados, ni siquiera Podemos y Yolanda Díaz tendrán tiempo de pelearse.

Si el PP ha conseguido rédito de convertir esta campaña en una disputa de ámbito nacional, con la consigna de echar al “sanchismo” como estandarte efectivo, Sánchez ha decidido movilizar a todos sus partidarios para evitarlo. Todo el carbón en la misma máquina. Ahora sí, es un duelo Sánchez-Feijóo en toda regla.

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