Tiempo de bailes de disfraces

Opinión

En la Ser, el escritor Juan José Millás define la ceremonia de coronación del rey Carlos III y la reina Camila como un carnaval y un baile de disfraces. También cuenta que cuan­­­­do era pequeño, su madre (de Millás) compró una lámpara con una pantalla muy elegante. Los hijos admiraban su diseño y cómo difundía una luz cá­lida y reconfortante. Le habían perdido la pista hasta que, el sábado, siguiendo la ceremonia por la tele, el hermano de Millás le telefoneó al escritor para decirle que acababa de ver la pantalla de la lámpara perdida sobre la cabeza –en forma de sombrero– de la reina Letizia.

Recién coronados, a los reyes les tocó soportar el peso simbólico de unas coronas de diseño extraterrestre que les agriaban la expresión. Ponían cara de estar viviendo un día horribilis susceptible de ampliarse a semana, mes, año, lustro y década horribilis. Camila y Carlos debieron añorar los tiempos en los que disfrutaban de la adrenalina del adulterio y del encanto irresponsable de hablar de támpax metafóricos.

Cuando los jóvenes agraciados del Interrail lleguen a Catalunya, el tren seguirá averiado

En Barcelona, mientras tanto, Xavier Trias participa en la comedia de la precampaña, que se diferencia de la campaña en que no se puede pedir explícitamente el voto, aunque, por tierra, mar y aire, se esté pidiendo el voto. Trias protagoniza un mitin presidido por un lema ambiguo: “Gente de verdad”. Me hizo pensar en el proverbio chino que dice que los principios gobiernan a la gente honesta mientras que las leyes gobiernan a la gente mala. Ojalá la lógica china afectara a nuestra realidad y las elecciones sirvieran para aclarar, candidatos incluidos, qué barceloneses son honestos y cuáles son malos desde un punto de vista de conciencia cívica.

El baile electoral de disfraces ha ­­­dis­pa­­­rado la industria de la promesa. En el caso del presidente Pedro Sánchez, no hay tiempo para digerirlas y ya llegan las nuevas. En Murcia prometió un des­­cuento en el precio del Interrail ­europeo y la creación de un Interrail español. En Onda Cero, Carlos Alsina ironiza sobre las promesas de Sánchez. Al ­principio del siglo XIX, el escritor ­inglés William Hazlitt definió per­fectamente los peligros de las ­promesas: “Hay gente que hace ­promesas por el simple placer de no cumplirlas”.

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez saluda a un grupo de simpatizantes en Murcia

Marcial Guillén / EFE

Aviso: cuando el Interrail español llegue a Catalunya, que sepan los jóvenes agraciados con el descuento que proba­ble­men­te tendrán que bajarse del tren. Y tendrán que esperar a ver si, con suerte, un autobús los rescata tras horas de incom­­petencia, averías y desinformación.

¿La noticia política más relevante de la semana? Si se confirma, debería ser el anuncio de que Sálvame dejará de emitirse a partir del 16 de junio. Será san Juan Francisco Régis, renovador de la fe cristiana y defensor de la prédica y del sacramento de la penitencia.

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