Conocido informalmente como el G-8, un grupo de dirigentes de Ciudadanos avanza desde el verano pasado en la redefinición del proyecto político de centro, moderado y liberal en el que quiere transformarse el partido que preside Inés Arrimadas de aquí a finales de año.
El objetivo es que la maquinaria esté lista en enero, cuando un congreso extraordinario, si así lo decide la militancia, refrendará los cambios ideológicos y organizativos que se están debatiendo entre los afiliados y que constituirán la propuesta con la que la formación acudirá a las elecciones autonómicas y municipales del 2023. Cuestión de vida o muerte.
Todo está en el aire y todo es susceptible de sufrir modificaciones, aseguran fuentes de la cúpula naranja, desde los liderazgos –la misma Arrimadas ha puesto la presidencia a disposición de la ejecutiva– hasta el nombre y el color que identifica las siglas. Así, está previsto incorporar el concepto liberal, pero no la palabra partido , que a los expertos se les antoja demodé, mientras que el magenta y el azul que definen el grupo de Renew Europe, la matriz liberal en el Parlamento Europeo, han empezado a destacar en las conferencias del equipo refundador. Liberales, en plural, es la denominación que más gusta.
Coordinado por la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, que ejerce el cargo con mayor responsabilidad de gobierno que conserva Ciudadanos, el G-8 tiene como portavoz al diputado por Málaga Guillermo Díaz, figura también emergente en la órbita menguante del partido que nació en Catalunya en el 2006 y llegó a su cenit con los 57 escaños de Albert Rivera en el Congreso, en abril del 2019.
En Catalunya se apuesta por mantener la marca Ciutadans como enseña contra el independentismo
Desde su puesta en marcha en julio, tras la debacle de las elecciones andaluzas de junio, se han celebrado varias reuniones presenciales, con la participación de dirigentes, y algunas más telemáticas en las que los dos mil afiliados inscritos han podido intercambiar puntos de vista en aras de hacer viable el nuevo proyecto político.
Divididos en cinco grupos de trabajo –funcionamiento orgánico; libertades, modelo territorial y regeneración democrática; políticas económicas, energía y digitalización; políticas sociales y medioambientales, y Europa y asuntos exteriores–, los asistentes a estos encuentros llegan con “ánimo y ganas de aportar ideas”, indica Díaz, que destaca su contribución, así como la de los intelectuales del foro llamado Ágora, a la reformulación de los principios del nuevo proyecto político, que cuenta además con el asesoramiento externo de un equipo de comunicación política. La experiencia del FPD, en el Gobierno tripartito alemán después de haber estado fuera del Bundestag una legislatura, es la que se tratará de reproducir.
En cuanto a propuestas programáticas, los responsables del G-8 presentaron sus primeras conclusiones el 1 de octubre. Entre ellas, destaca la instauración de la jornada laboral de cuatro días y la recentralización de la sanidad y la educación, así como la reforma del “insostenible” sistema de pensiones y una rebaja de la fiscalidad.
Un cuestionario con 200 preguntas sirvió de base para la puesta en común de las diferentes opiniones, que se han traducido en un decálogo preliminar elaborado por el equipo técnico. “El resultado de este proceso de escucha dará una imagen precisa sobre qué quieren de verdad los afiliados, qué lleva cada uno en el corazón, por qué y por quién se partirían la cara y por qué y por quién no”, explica la diputada en el Parlament de Catalunya Anna Grau.
Cinco grupos de trabajo han debatido los principios programáticos de la nueva andadura
Dimas Gragera, concejal en Santa Coloma de Gramenet y miembro del selecto G-8, está convencido de que los problemas de Ciudadanos, abandonado por los votantes elección tras elección, no derivan de su programa ni de su gestión, sino del hecho de no haber conseguido ilusionar al electorado transmitiendo una imagen de utilidad. Pero esta situación, confía, puede revertirse en los comicios del año próximo, sobre todo en Catalunya, donde el simpatizante, que ve en el partido “un dique de contención del separatismo”, está más “asentado” que en otros lugares de España.
Por eso en Catalunya, donde la formación “ha demostrado su utilidad para derrotar al independentismo”, no se van a hacer “cambios cosméticos” que lleven a renunciar a la marca Ciutadans, así, en catalán. Y, de hecho, en una reciente visita del equipo de refundación a Barcelona, el eurodiputado y miembro del G-8 Adrián Vázquez aseguró que en la casa natal del partido no serán necesarias las reformas. “Las cosas se han hecho bien aquí”, argumentó.