Mientras el mundo está preocupado por la continuación de la guerra en Ucrania o por la inflación que hace aumentar las tensiones sociales y mientras en España los ciberataques Pegasus aún no aclarados ponen en peligro muchas cosas, en Catalunya nos acabamos de inventar un nuevo documento de identidad republicano.
Me estoy refiriendo a la firma el pasado viernes 29 de abril del primer convenio de colaboración entre un Ayuntamiento (Torres de Segre) y el Consell per la República (CxR) impulsado por Carles Puigdemont para convertir al poseedor del carnet de identidad republicano en mentor del CxR que quiere más o menos decir un “buen separatista catalán”. Según el proyecto de colaboración aprobado por Junts y Esquerra ello forma parte de la estrategia de ruptura con España como paso anunciado por Puigdemont cuando presentó el nuevo y ahora activado Document Nacional Català de Identitat en abril del 2021.
Va siendo hora que el separatismo se dedique a gobernar para mejorar la vida de la ciudadanía
De momento este carnet de identidad solo va a servir para implementar la identidad de sus poseedores respecto a equipamientos municipales y asesoramiento en el pequeño municipio del Segrià de 2.381 habitantes, pero como dijo su alcalde (Junts) el convenio se inspira en el deseo de trabajar codo con codo con el CxR que es, según él, el heredero del 1-O cuando tuvo lugar el referéndum de autodeterminación que debía llevar al establecimiento de la república catalana independiente que cuajó en la declaración de independencia aprobada por el Parlament del 27 de octubre del 2017 y que pese a ser suspendida por el presidente de la Generalitat a los 56 segundos, llevó al gobierno Rajoy y al Senado a activar el artículo 155 de la Constitución en octubre del 2017.
Para los que ya tenemos una edad, recordar el 1 de octubre no es tanto recordar el referéndum, como retrotraernos a la fiesta escolar que celebrábamos como día del Caudillo por ser el aniversario de la exaltación del general Franco a la jefatura del Estado el 1 de octubre de 1936.
Lo que quiero resaltar aquí es lo sorpresivo que resulta que cuando estamos en plena degradación de las instituciones se ponga sobre la mesa un nuevo y presunto documento nacional de identidad del CxR como si no fuera suficiente con los documentos legales que ya tenemos.
Tengo en casa muchos documentos de identidad de entidades a las que pertenezco pero nunca se me ocurriría tener un documento de una entidad como el CxR que solo aspira a una independencia que fracasó y que cada día vemos que se plantea como inalcanzable. Entre otros, poseo el de la Assemblea de Catalunya de los últimos años del franquismo pero aquello era una plataforma unitaria reivindicativa muy distinta a lo que hoy intenta ser el CxR. Ya va siendo hora que el separatismo se dedique a gobernar para mejorar la vida de la ciudadanía y no a iniciar proyectos virtuales que a nada conducen.