Más comediantes que artistas

Más comediantes que artistas

Ha dicho el president José Montilla, en entrevista en La 2 con Gemma Nierga, que a él le gusta el teatro, pero que en política no disfruta la comedia que hacen muchos. Interpretan un rol que se convierte en cómico, por absurdo, vino a decir. Y tiene razón. Sin embargo, los suyos tampoco escapan a ello. El gran dramaturgo Arthur Miller ya teorizó sobre La política y el arte de actuar . Un punto de teatro lo ponemos todos en nuestra vida. Hacer comedia ya es otra cosa.

El PSC, esta semana mismo, sobre el debate de la lengua catalana en la escuela, no ha seguido la histriónica sobreactuación de los escombros que quedan de PP y Ciutadans en el Parlament, pero se ha escurrido de la mayoría por la inmersión en la escuela que ellos siempre habían defendido. ¿Podrían haber votado con ERC, Junts, comuns y CUP? Sí. ¿Lo podían hacer? No. Absurdo, ¿verdad? Sí, la comedia obliga a ello.

Quizás los socialistas ya se conforman con “gobernar Catalunya” desde Madrid

Podrían haber escenificado un punto de equidistancia y simplemente decir que no eran entusiastas ni de cómo lo lleva el Govern ni de cómo lo distorsiona el españolismo más rampante. Pero, ay, los cálculos electorales para pescar precisamente de este segundo saco de votos obliga sobre todo a no dar ningún triunfo (o nada que se le parezca) al soberanismo. Comedia. Y así será muy difícil que el PSC pueda volver a liderar el Ejecutivo catalán, por mucho que en su congreso extraordinario de este fin de semana le pongan el lema “Gobernar Catalunya”. Ahora bien, no dicen gobernarla desde dónde. Quizás ya se conforman con hacerlo desde Madrid. Quizás desde grandes ayuntamientos del área metropolitana. Quizá, a medio plazo, desde conselleries y alguna vicepresidencia. Pero presidiendo, así, difícil.

Luego, como en todo, existen niveles. También de comedia. Lo del PSC sabe mal, pero no provoca el rechazo generalizado que cultiva el fuego que aquellos que amenazaron con “montar un Ulster” en Catalunya quieren trasladar, sin escrúpulos, de las cámaras legislativas a la calle. Han traspasado desde hace tiempo todas las fronteras, ya no solo de la interpretación sino de la mínima decencia que debería ser requerida para ostentar un cargo de representación pública.

Luego está el campo soberanista. El president Pere Aragonès se hacía mucho el enfadado (apunte: no le sale muy bien) en respuesta a los pirómanos del Parlament. Esto, mientras la mayoría de sus diputados miraban el móvil bastante apáticos. Saben que este escenario ayuda a (medio) compactar las filas del Govern. Comedia.

Y el jueves, el conseller de Economia, Jaume Giró, no estuvo en la foto en Palau para oficializar el acuerdo de presupuestos con Aragonès y Jéssica Albiach. ¿Debería haber estado ahí? Sí. Pero Junts no se puede tomar fotos con los comunes y los comunes no se pueden hacer fotos con Junts. Más comedia. A partir de mañana y hasta el jueves que aprueben juntos las cuentas del Govern, el conseller tendrá que hacer una buena tournée en los medios para recordar que los presupuestos son, sobre todo, los de Junts. Esclavitudes de una política más aficionada a hacer comedia que a sobresalir en el arte de actuar.

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Marta Sierra / ACN
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