La pinza independentista
EN PARALELO
La convivencia entre ERC y Junts esta legislatura arrancó con promesas de “lealtad institucional, respeto mutuo y necesaria coordinación”. Aunque la alianza se debiera a una evidencia electoral: el resultado de las urnas –recoge el acuerdo entre cónyuges– “nos obliga a buscar cómo acomodar las dos estrategias para lograr la independencia y trabajar juntos rehaciendo complicidades y lealtades”. Los seis meses de la coalición están a la vuelta de la esquina y las declaraciones de intenciones se diluyen en cuanto los consellers salen del Palau de la Generalitat.
En el Consell Executiu se trabaja con mayor comodidad que en la anterior legislatura con Quim Torra, pero en las bandas, ERC y Junts calientan de forma permanente para la batalla del día. Hay factores recurrentes: la primacía de las estrategias partidistas y la incompatibilidad de liderazgos. Con menor volumen pero tono igual de grave, la interlocución entre Jordi Sànchez y Pere Aragonès es la justa en el marco de los comités de coordinación desde la crisis por la composición de la mesa de diálogo. Ese día se rompieron confianzas y se asentaron nuevos agravios. Si el secretario general de Junts impuso su estilo, con decisiones centralizadas e información restringida durante la negociación del pacto de gobierno, el orden de los factores no altera el resultado en la relación con ERC.
En el Parlament, los socios miran hacia el Congreso, y en el Congreso, convierten su paso por la tribuna en armas arrojadizas
Así que el conflicto es perpetuo y va y viene en el AVE Barcelona-Madrid-Barcelona en función de la mesa de diálogo, los presupuestos del Estado, la ley del audiovisual o el déficit fiscal, que ahora exprime Junts mientras ERC pacta con el PSOE. En el Parlament, los socios miran hacia el Congreso, y en el Congreso, Gabriel Rufián y Míriam Nogueras convierten su paso por la tribuna y los aplausos desde los escaños en armas arrojadizas. Los socialistas observan desde la barrera las consecuencias del desgaste y tienden la mano. “Hay alternativa”, es el frontispicio de la sede del PSC. Pero no todavía…
La aprobación de los presupuestos en Catalunya es la prueba de fuego para Aragonès sobre la que Junts surfea. Jaume Giró pilota la negociación con la abstención de la CUP como objetivo y en Junts se defiende oficialmente el “presupuesto del 52%”. No obstante, ante el resistencialismo anticapitalista, se señala al president. “El pacto con la CUP es suyo, que se ponga manos a la obra para subirlos al carro”. Luego llega el “quien pacta presupuestos con los socialistas es ERC”. Otro viaje Barcelona-Madrid…
Con la CUP encastillada, Aragonès cierra la puerta al PSC y a los comunes: Para ERC es demasiado pronto para dar el vuelco a las actuales alianzas y, ni siquiera un adelanto electoral –no podría ser hasta febrero– garantizaría un escenario alternativo. La máxima es que habrá presupuestos en enero “sí o sí”. La incertidumbre sobre el cómo da mayor centralidad a la oferta de Salvador Illa de negociar.
No hace falta interferir desde el PSC para provocar la inestabilidad del Govern, la alianza independentista chirría sola
El exministro se pone a disposición para frenar al independentismo “radical”, como hace el PSOE en otras autonomías para aislar a Vox, y lamenta el rechazo –“destemplado” y “a la defensiva”, sostienen en el PSC– del president. No hace falta voluntad de interferir, la alianza independentista chirría sola.
ERC desacredita el Consell per la República de Carles Puigdemont y Puigdemont, la mesa de diálogo que impulsa ERC: “sesgo partidista, no es transversal y no representa el conjunto del independentismo mayoritario en el Parlament”. ¿Puigdemont definía la mesa de diálogo o ERC el Consell per la República? El mensaje del expresident evidencia el guerracivilismo en las filas de ambos partidos y lo irreconciliable de las estrategias.
El independentismo se somete a sí mismo a un ataque simultáneo por los flancos desde sus propias filas
Esa disrupción convierte al PSC en comodín de Junts y ERC para despachar disputas en el Parlament en defensa de sus relatos. Los diputados socialistas suman con los republicanos por la mesa de diálogo, con Junts por el aeropuerto o los Juegos Olímpicos, y con los dos para rebajar la tensión con los Mossos o convertir la comisión de investigación de las residencias en grupo de expertos. Illa amortiza en Catalunya los pactos PSOE-ERC en el Congreso mejor que los republicanos, obsesionados con justificarse para no perder pulso en el eje identitario frente a Junts.
Es la pinza invisible del socialismo… o a la que el independentismo se somete con el ataque simultáneo por los flancos desde sus propias filas.
En la carretera
Los 10.000 km de Illa
Salvador Illa pujoleja y desde inicio de la legislatura ha llenado su agenda de visitas territoriales y reuniones sectoriales. De hecho, acumula casi 3.500 kilómetros recorridos en Catalunya (si se contabilizan los viajes sólo de ida) y otros 6.500 por el resto del Estado. Compite así con el propio Aragonès, que en sus periplos territoriales se ha convertido, por ejemplo, en el primer president que pisa Rocafort de Vallbona, un pueblo de Lleida de 100 habitantes. También suma kilómetros a miles la presidenta del Parlament, Laura Borràs. El tour permanente es a partir de hoy internacional. Aragonès en Glasgow, en la cumbre del clima; Borràs, el lunes en la Cámara de los Comunes, en Londres; e Illa, el miércoles y el jueves, en Bruselas.
La iniciativa
Los apellidos maternos de los consellers
El Govern presume de feminista y, más allá de las políticas, también se ha abonado a los gestos. Desde hace días se ha empezado a incluir los dos apellidos del president y los consellers en las referencias por departamentos de la agenda del Govern. La iniciativa, con la que se trata de visualizar el apellido de las madres de los miembros del Ejecutivo, partió de la conselleria de Igualtat i Feminismes y ya se han sumado Pere Aragonès i Garcia i el resto de consellers de ERC, aunque algún departamento se despista de vez en cuando y todavía no se ha trasladado a las notas de prensa. No hay consigna entre los consellers de Junts para sumarse a la iniciativa, aunque algunos de ellos admiten que es una buena idea y dan por hecho que también la aplicarán.