La campaña electoral en Madrid se ha situado de manera definitiva en el centro del debate público. No sabemos si Madrid representa hoy el promedio español –esta es una de las cuestiones clave para el futuro político del país-, pero en estos momentos toda España está pendiente de Madrid.
La campaña electoral madrileña quedó ayer rota por la negativa de Vox a condenar las amenazas de muerte al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, que en las últimas horas han recibido sendas cartas amenazantes acompañadas de balas de Cetme, el fusil de asalto utilizado durante años por las fuerzas armadas españolas y por las fuerzas y cuerpos de seguridad, en sustitución del viejo Mauser. Se trata de una munición que se sigue usando en fusiles más modernos.
Pese a la gravedad de esas amenazas, Vox se negó a emitir una condena, poniendo en duda la veracidad de las amenazas a Iglesias. Esa actitud motivó la retirada del candidato de Unidas Podemos del debate que ayer por la mañana tenía lugar ante los micrófonos de la cadena Ser. Una vez Iglesias se hubo ausentado del estudio, la candidata de Vox, Rocío Monasterio, mantuvo un tono faltón e insultante, lo cual acabó provocando la retirada de Mónica García y Ángel Gabilondo, con lo que el debate quedó suspendido. Al cabo de una hora, Unidas Podemos y Más Madrid anunciaron que no pensaban participar en más debates en los que estuviese presente Vox. TVE y La Sexta anunciaron la suspensión de los debates que ambas cadenas habían convocado para la próxima semana.
La campaña electoral madrileña se ha roto y entra ahora en una nueva fase de incierta conclusión. La participación electoral puede ser muy elevada el próximo día 4 de mayo.
Las unidades antiterroristas están investigando el origen de las amenazas y ha trascendido que en está campaña el dispositivo de protección de Iglesias ha tenido que ser reforzado.
Las claves 1