En la primera línea de fuego de los gobiernos y los partidos no están únicamente los líderes. En esa zona de máxima exposición también ejercen su función los portavoces, una figura que se encarga básicamente de trasladar los mensajes de la organización pero que a menudo tiene además un papel político muy activo, tanto de defensa de las posiciones del partido, por controvertidas que sean, como de ataque o confrontación con los adversarios.
Con esas funciones es fácil imaginar que el cargo de portavoz no está hecho para pusilánimes. Pero no basta con tener colmillo. Para manejarse en esta responsabilidad, hay que ser por encima de todo buen comunicador. Eso implica saberse los temas casi como un opositor y desenvolverse con habilidad ante los adversarios y los periodistas, lo que implica no tanto tener respuestas para todo como una mente rápida para improvisar si hace falta y salir del paso con acierto.
Los gobiernos de coalición, cada vez más frecuentes desde el fin del bipartidismo en la política española, están siendo un test de estrés para los partidos, obligados a dialogar, transigir y pactar con sus socios, para mantener la convivencia. A la hora de sacar adelante medidas importantes, es habitual que las diferencias programáticas tensen la relación –todos quieren contentar a sus votantes– y esas dificultades se trasladan también al portavoz, que habla en nombre de todo el gobierno y con frecuencia debe lidiar ante la prensa con posicionamientos que no son de su partido, sin incomodar –o lo menos posible– al socio. Considerando además que habrá otros miembros del gabinete que querrán su cuota de protagonismo, no es de extrañar que algunos gobiernos sean una verdadera polifonía, no siempre afinada.
“Un portavoz debe defender la posición de su partido, no la propia, o durará poco”, subraya Pau Canaleta
“El portavoz, especialmente si habla en nombre de una coalición, tiene que hacer una síntesis de lo que piensa el gobierno sobre un tema. Debe ir a posicionamientos cómodos, no arriesgar –señala el consultor de comunicación Pau Canaleta–. No hay más que ver los equilibrios que están haciendo algunos portavoces, durante la pandemia, por la gestión de miembros del Gobierno que no son de su partido y que han recibido críticas. Por eso, por lo que puede provocar dentro del gobierno, el portavoz debe trasladar en estos casos mensajes menos contundentes, menos claros, menos concretos”, detalla.
Los gobiernos no siempre tienen portavoces políticos. A veces, y eso es habitual por ejemplo en Estados Unidos, son periodistas, lo que da un perfil más profesional y de menor contenido político. “El portavoz tiene que ser alguien que genere confianza, especialmente en momentos de crisis que es cuando esta figura tiene un papel clave porque la opinión pública está más pendiente del gobierno o del partido. Y además tiene que saber comunicar –constata Canaleta–. Pero no tiene que ser necesariamente alguien que tome decisiones, puede simplemente trasladarlas. Como es lógico, sí que tiene que estar en la toma de decisiones para decirles a los políticos qué impacto tendrá el mensaje, cómo va a ser interpretado, cuál será el mejor enfoque, si la gente lo entenderá, etcétera”, detalla.
Por su exposición, quien da la cara es objeto de críticas, a veces personales; debe saber lidiar con eso
En España, lo habitual es que el portavoz del Gobierno sea uno de los ministros. La primera mujer en el cargo fue Rosa Conde, entre 1988 y 1993, con Felipe González de presidente. La sucedió el hoy fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba, que repitió como portavoz catorce años después, en el 2010, con José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa. En esa legislatura, Rubalcaba era vicepresidente y ministro del Interior a la vez que portavoz, carteras que también gestionó Mariano Rajoy en 2002 y 2003, con José María Aznar en la Moncloa, pero en este caso con mayoría absoluta, lo que facilitó su labor de portavoz. Dos mujeres fueron también vicepresidenta y portavoz: Teresa Fernández de la Vega (2004-2010) con Zapatero, y Soraya Sáenz de Santamaría (2011-2016), con Rajoy.
Por su grado de exposición, el portavoz es objeto de muchas críticas. Saber encajarlas, incluso cuando se vuelven personales, debería ser parte del encargo, pero no todos saben hacerlo y sufren o fracasan. Los portavoces de los partidos y los grupos parlamentarios pueden ser más agresivos en los debates con los adversarios y van más allá que los portavoces de los gobiernos. “Pero deben recordar que la posición que defienden es la de su partido y guardarse la propia si es contradictoria. Los que no lo hacen así duran poco”, recuerda Canaleta. Un portavoz, subraya, no debe ser noticia. Quienes lo olvidan y se crecen en el cargo acaban quemándose.
Tipos de portavoces: en esta legislatura
María Jesús Montero
Ministra Portavoz del Gobierno
Montero, también ministra de Hacienda, y una de las voces combativas del PSOE, tiene que moverse ahora en el delicado equilibrio de dar voz al Gobierno de coalición de su partido con Unidas Podemos.
Adriana Lastra
Portavoz G.Socialista Congreso
Lastra no es solo la voz del PSOE en el Congreso desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, en el 2018, es también una de sus colaboradoras más leales y negociadora clave con los socios del Gobierno
J.L. Martínez Almeida
Portavoz del PP
El alcalde de Madrid fue una apuesta personal de Pablo Casado. De perfil más bien discreto, creció por su gestión en la pandemia, y el líder del PP le ofreció ser el portavoz, un cargo de nueva creación.
Autonómicos
Meritxell Budó
Portavoz Generalitat de Catalunya
Con experiencia política, pero no de comunicación, la también consellera de Presidència, de JxCat, ha ido adquiriendo seguridad como portavoz, sin descuidar los equilibrios que supone todo gobierno de coalición, este con ERC.
Elías Bendodo
Portavoz Gobierno Andalucía
Bendodo, portavoz y ministro de Interior, es el hombre de confianza del presidente Juan Manuel Moreno y agente clave tanto del pacto para el gobierno de coalición del PP con Ciudadanos como de que las relaciones de los socios sean fluidas.
Bingen Zupiria
Portavoz Gobierno Euskadi
Zupiria, consejero de Cultura en la pasada legislatura, suma el cargo de portavoz en el gobierno de PNV y PSE que preside Urkullu. Periodista, de perfil dialogante, fue director de la televisión pública vasca y del diario Deia .
En anteriores legislaturas
Isabel Celaá
Portavoz del Gobierno (2018-2020)
Celaá fue portavoz del primer gobierno de Pedro Sánchez, tras la moción de censura, y sufrió las dificultades de tener solo 84 diputados. Su estilo, didáctico y de respuestas cortas, para minimizar los riesgos, no le evitó algunas polémicas.
Soraya Sáenz de Santamaría
Vicepresidente y portavoz (2011-2016)
Sáenz de Santamaría fue uno de los más leales apoyos de Rajoy y su brazo derecho en el Gobierno. Vicepresidenta y ministra portavoz, ejerció con contundencia y una cierta comodidad, sobre todo en los años de la mayoría absoluta.
Cayetana Álvarez de Toledo
Portavoz del Grupo Popular (2019-2020)
Álvarez de Toledo ha sido siempre un verso libre en el PP, pero tenía la confianza de Pablo Casado. Con su estilo vehemente fue la voz del PP en el Congreso, desde la oposición, siempre rodeada de polémica. Duró un año en el cargo.