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ERC y JxCat se resignan al Govern y pasan a los reproches en público

Emergencia sanitaria

Torra descarta comicios pese admitir que la legislatura “no tiene recorrido político”

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ayer en elParlament de Catalunya

EP

La relación entre ERC y JxCat es tan insostenible que ambos ya no esconden las ganas de querer ir a su aire de una vez. Lo podrán hacer cuando se convoquen elecciones. Hasta entonces están condenados a trabajar juntos en el Govern para apaciguar al máximo los efectos del coronavirus. Los reproches ­–o las puñaladas– vuelan de un lado a otro. Ya no importa el escenario, si el Parlament o el Congreso. Ayer mientras en Barcelona Quim Torra reprochaba a Esquerra que se abstuviera en la prórroga del estado de alarma, impidiendo así la “unidad de acción”, y Sergi Sabrià reclamaba al presidente de la Generalitat que dejara de instalarse “en la queja”, en Madrid Gabriel Rufián y Laura Borràs se decían de todo menos guapo.

El tono no es agresivo, sino más bien de resignación. Están a un paso de mandarse a paseo, pero a veces incluso hay intentos de acercamiento. En la sesión de control al president, Torra instó a ERC a superar “disputas de corto vuelo”. Pero acto seguido criticaba el pacto con el PSOE y Unidas Podemos a raíz de la petición de la Organización Mundial Contra la Tortura, que como Amnistía Internacional pide que se ponga a Jordi Sànchez y Jordi Cuixart en libertad: “¿ Cómo podemos pensar que estamos ante un gobierno progresista en el Estado español si mantiene presos políticos en prisión?”. Sonó también a réplica del president a Sabrià, que minutos antes le invitó a “no instalarse en el no” para “dar pasos adelante”.

La próxima votación en el Congreso sobre el suplicatorio de Borràs puede abrir una nueva fractura entre socios

Mucho más agrio fue el intercambio minutos después en Madrid. Rufián utilizó buena parte de su intervención sobre la prórroga de la alarma a defender su pacto con el PSOE en contraposición a la negativa incriminadora de los posconvergentes. Y se aferró a la dicha que la mejor defensa es un buen ataque para cargar contra JxCat. Así, enfatizó su victoria en las elecciones generales: “ERC tiene 13 diputados y los utilizará” para el interés de la ciudadanía, a quien “le sirven los hechos, no la magia”, dijo, en una reivindicación de la estrategia más posibilista de los republicanos. “ Por ERC habla y decide solo ERC, desde Bruselas hasta Martorelles, no somos los criados de nadie”, siguió, inflexible. La guinda la puso con la referencia a Convergència, una de sus preferidas. “A mí no me consta que Pujol fuera independentista, nosotros sí; a mí no me consta que Pujol fuera de izquierdas, nosotros sí; a mí no me consta que hayamos investido a Aznar, Convergència sí”, enumeró. Una interpelación que no gusta en JxCat ni, en especial, a Laura Borràs, que siempre pregona que nunca ha formado parte de CDC: “Si no sois Convergència, no os tenéis que cabrear si hablo de Pujol”, concluyó Rufián, socarrón.

“Hay cosas que nos molestan, como el discurso innecesario, ofensivo y que solo mira al pasado del señor Rufián”, respondió justo después la portavoz de JxCat en la única pulla directa que se concedió. Y es que después de eso recuperó el discurso de la unidad ­independentista: “Dejemos de atacarnos y señalemos a quien no quiere que podamos sobrevivir como nación”. Borràs, junto con Torra, han sido dos de las voces más críticas con el acuerdo de ERC con el PSOE porque entienden que, al fin y al cabo, se cubre con cemento promesas vacías de contenidos.

La distancia con Esquerra hace que Torra reconozca que la legislatura “no tiene recorrido político”, pero descarta todavía convocar elecciones. Solo lo hará, dijo, cuando se intuya la salida de la crisis. Sin embargo, el estropicio total puede llegar próximamente, cuando se vote en la Cámara Baja el suplicatorio a Borràs para ser investigada en el Tribunal Supremo. ERC no ha aclarado todavía el sentido de su voto, pero JxCat recela. El 11 de junio, la exconsellera presenta las alegaciones en el Congreso y ERC podría dar pistas. Torra, por si acaso, desde Catalunya Ràdio tanteaba a los republicanos: “Si alguien piensa que Borràs puede tener un juicio justo en manos del juez Marchena, pues bien, en fin...”. El suplicatorio puede destapar, de nuevo, la caja de los truenos.

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