Fulgencio Coll tenía a sus espaldas una laureada carrera como militar cuando, retirado ya como general, entró en política de la mano de Vox, formación de la que es portavoz en el Ayuntamiento de Palma. Y desde entonces no ha dejado de ser noticia. La última, hace sólo unas días, cuando escribió en un artículo de prensa que el presidente Pedro Sánchez es “un problema para la seguridad nacional” y pedía a los “poderes del Estado” que impidiesen su investidura si llega a pactar con ERC. La ministra de Defensa, Margarita Robles, tuvo que intervenir para reprocharle en público su actitud.
Hijo de un general de Infantería, la carrera de Coll parecía encaminada desde su nacimiento, y así fue, de forma que en 1966, a los 18 años, ingresa en la Academia Militar de Zaragoza para continuar con la tradición y ser militar. Nacido un 18 de julio, coincidiendo con el decimosegundo aniversario del alzamiento militar del general Franco, su biografía, sin embargo, no tiene nada que ver con la imagen de un militar franquista.
Condecorado por la OTAN y la ONU, y por Francia e Italia, dirigió la retirada de las tropas españolas de Irak
Hizo una carrera brillante con mando en armas y destinos en diversos organismos internacionales de defensa. Cumplió destino en el gabinete del jefe del Estado mayor de la Defensa y en el Cuerpo General del Ejército Europeo, con sede en Estrasburgo. Nacido en Palma de Mallorca, de una familia muy arraigada en las islas, vivió en once ciudades españolas, pero también en numerosos lugares del extranjero.
Fulgencio Coll era un militar que, a diferencia de lo que era habitual en su época, habla varios idiomas: inglés y francés, y se maneja bastante bien en alemán. Como coronel, estuvo al mando de una agrupación española que durante cuatro meses prestó servicio en Bosnia-Herzegovina, en la misión internacional de interposición con motivo de la guerra de los Balcanes, en el año 2000, pero antes fue observador de la ONU en Angola en 1989, y estuvo al frente de una unidad de apoyo a Mozambique tras las inundaciones que en el 2000 asolaron el país africano.
Su alta cualificación, con cursos de paracaidismo, de operaciones especiales, de carros de combate, buceo de asalto, de infantería en Estados Unidos y en el Joint Warfare Centre de la OTAN, además del curso de Estado Mayor, le lleva al generalato en el 2001.
El exgeneral rechaza que Vox sea un partido ultra o de extrema derecha
En su intensa carrera militar Coll se hace merecedor de 15 medallas y laureles, algunas concedidas por los estamentos militares de Francia, Italia, la OTAN y la ONU, y ya como general de brigada es responsable de la última parte del repliegue de las tropas españolas en Irak en el 2004, cuando el recién elegido presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anuncia la retirada del Ejército español en marzo de ese año. Son las mismas tropas que había dirigido del 2003 al 2004 como general jefe de la brigada de Infantería mecanizada Extremadura XI, periodo en el que fue la máxima autoridad española en Irak.
Con Zapatero en la Moncloa, Coll es nombrado, en el 2005, primer jefe de la nueva Unidad Militar de Emergencias, y en el 2008 asciende a Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME). En aquellos años compartió cúpula militar
con Julio Rodríguez, que fue Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad). Ambos generales se mantuvieron en sus cargos hasta el 2012 y años después acabaron en política, aunque en partidos radicalmente opuestos: Julio Rodríguez, en Podemos y Fulgencio Coll, en Vox.
Y es que el general Fulgencio Coll, ya retirado, acabó en política, aunque en su despedida , en el 2012, y al ser preguntado por si tenía intenciones de dedicarse a la política, dijo que no. Sin embargo, seis años después, este general retirado de 71 años, casado y con tres hijos, se descubre como gran fichaje de Vox como candidato a la alcaldía de Palma, siguiendo así otra tradición familiar. Su padre fue presidente de la Diputación
de Barcelona y su abuelo, Juan Coll Fuster, fue alcalde de Palma entre 1945 y 1952, y por ello procurador en las Cortes franquistas. Por ahora, Fulgencio Coll es sólo portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Palma.
El exgeneral defiende su paso a la política en las filas de Vox en que ha ocupado un espacio que otros cree que han abandonado. “Debemos empujar y apoyar a los partidos que defienden España”, ha manifestado. A veces polémico, en marzo, en plena precampaña de las elecciones municipales, Coll habló de Franco en una entrevista. “La figura militar fue brillante”, dijo. Y añadió: “el franquismo tenía sus cosas buenas y sus cosas malas, pero no olvidemos que Franco cogió España de una Guerra Civil terrible y la dejó a las puertas de la democracia; la historia no debe usarse para abrir heridas”.
El exgeneral rechaza que Vox sea un partido ultra o de extrema derecha, sino que lo define como conservador-liberal. Catalunya es su gran preocupación y, de hecho, si elige hacer política en Palma es porque no quiere, aseguró, “que en Baleares ocurra lo mismo que en Catalunya”, en el sentido de que con los últimos gobiernos en esta autonomía, desde el punto de vista lingüístico y educativo “se está tomando la misma dirección que el independentismo catalán”. Pese a su pasado militar y a algunas de sus manifestaciones, ha defendido que “la intervención del ejército en Catalunya no sería la mejor solución”.