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España, Italia y Open Arms naufragan en la solución de la crisis humanitaria

El drama de la inmigración

Tras diecinueve días, los 99 rescatados que siguen en el barco no hallan una salida

Uno de los rescatados que siguen a bordo delOpen Armsreza en la cubierta del barco

EFE

Diecinueve días después, el Open Arms , con 99 personas rescatadas en alta mar, seguía sin puerto donde desembarcar, varado a apenas 800 metros de la costa de la isla de Lampedusa donde el Gobierno italiano –en plena crisis del Ejecutivo– se niega a permitir su desembarco.

El Gobierno de España, el de Italia y la propia organización de rescate se enzarzaron ayer en un cúmulo de reproches que no parecían encaminarse hacia una solución de la crisis humanitaria. El único rayo de esperanza para quienes permanecen a bordo apareció a última hora de ayer cuando el Open Arms aseguró haber recibido la autorización para evacuar a ocho personas “necesitadas de asistencia urgente” y a un acompañante.

Mientras Matteo Salvini volvía a denegar cualquier opción que pasara por dejar desembarcar a los náufragos –le obliga la ley marítima internacional– el Gobierno de España mantenía su ofrecimiento de abrir el puerto más cercano de las islas Baleares a 540 millas náuticas (1.040 kilómetros).

Pero la ONG mantenía ayer que esa no es la solución. El Open Arms, el remolcador de salvamento marítimo que entró en servicio en 1974, no da más de sí y tampoco su pasaje. “Con nuestro bote a 800 metros (0,4 millas náuticas) de Lampedusa, los estados europeos están pidiendo a una pequeña oenegé que haga frente a tres días de navegación”. Open Arms acusaba a España e Italia de pactar una solución –algo que Moncloa negó–, e incluso su fundador, Òscar Camps, señalaba a Pedro Sánchez por haber desbaratado la estrategia de presión de la oenegé sobre Italia para “desembarcar en el puerto más cercano”.

Nueva opción

La oenegé propone ahora fletar un avión para trasladar a España a los migrantes

El intercambio no acababa ahí. Mientras la vicepresidenta en funciones Carmen Calvo mantenía que la oenegé pudo haber atracado en Malta y no lo hizo, la oenegé replicaba que el Gobierno trataba de situarles como los “malos de la película”. Fuentes del Ejecutivo ven ambigua la actitud del Open Arms a la hora de aclarar las necesidades humanitarias del barco.

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En todo caso, la última propuesta de la oenegé era ayer la de fletar un avión, transporte que consideraban óptimo para el traslado de los náufragos a España. En concreto, el jefe de la misión del Open Arms en Italia, Riccardo Gatti, planteó que fueran trasladados a Catania (Sicilia) y desde allí vía aérea hacia Madrid. Pero el principal objeto de las críticas de Calvo fue el Gobierno transalpino. La vicepresidenta pidió a la Comisión Europea (CE) que actuara sobre Italia por “saltarse las leyes” y mantener los puertos cerrados “contraviniendo todas las normas”. Su compañera de Gabinete, la ministra de Defensa, Margarita Robles calificó a Salvini de “vergüenza para la humanidad”.

Críticas recíprocas

Salvini sigue en su no rotundo y Robles le califica de “vergüenza para la humanidad”

Ante la petición española, la Comisión Europea pedía cooperación entre estados miembros y se mostraba preparada para coordinar la reubicación de los migrantes entre los seis países (España, Francia, Alemania, Portugal, Luxemburgo y Rumanía) que han aceptado acoger. La Comisión pedía asimismo igual atención para el gran olvidado de este asunto, el barco Ocean Viking, fletado por Médicos Sin Fronteras y SOS Méditerranée, y que sigue esperando puerto donde desembarcar con 356 migrantes a bordo.

Por otro lado, la crisis del Open Arms también ha desembarcado en la política española. Tanto el presidente de la Junta de Andalucía como el alcalde de Algeciras, Juanma Moreno y José Ignacio Landaluce (ambos del PP), afeaban al presidente falta de coordinación y cortesía. Se sumó a las críticas Pablo Casado, que alertaba del posible “efecto llamada” a las mafias.

Incluso un vicepresidente del Congreso y militante de Podemos, Gerardo Pisarello, llegó a equiparar a la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo con Marcos de Quinto que la tarde del domingo se había destacado en las redes sociales por su inquina contra los náufragos a bordo del Open Arms a los que calificó de “bien comidos pasajeros”.

Esta crisis ya ha ayudado a romper un Gobierno, el italiano y puede que complique el alumbramiento de otro, el español.