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Rivera reafirma su estrategia y reta a los críticos a formar otro partido

Pugna en las filas liberales

El consejo general de Ciudadanos avala la negativa a negociar con “el sanchismo”

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ayer en el consejo general del partido

Emilia Gutiérrez

“No conocen a Rivera ni al partido”. Con esta frase lapidaria un veterano dirigente de Ciudadanos, no especialmente afecto al líder liberal, respondía a la pregunta de si los sectores críticos que han emergido tras la ruptura con Manuel Valls y la dimisión de Toni Roldán tienen alguna posibilidad de hacer mover a Albert Rivera de sus posiciones o incluso de derrocarlo.

Una frase que empezó a tener forma y color ayer, cuando Rivera, tras dejar pasar la tormenta político/mediática de los últimos días parapetado detrás de la portavoz de Cs, Inés Arrimadas, reapareció para iniciar su contraataque en el consejo general de la formación. En el máximo órgano de dirección del partido entre congresos, la cúpula de Cs escenificó un cierre de filas con el presidente. Muchos aplausos, ovaciones, una foto final de familia imitando un saludo deportivo, que, empero, pudieron disimular a duras penas el malestar interno.

No ser bisagra

“Queremos gobernar, no nos pesa la responsabilidad”, asegura Rivera

Tampoco se escapó de la polémica el discurso de Rivera a los suyos, con dos mensajes muy directos. Uno en clave externa: “¿Alguien se cree lo que digan Sánchez y sus tentáculos? Nos importan lo que digan los más de cuatro millones de españoles que nos votaron”. Y otro interno, en un velado desafío a los sectores críticos de Cs: “Si algunos piensan que el sanchismo tiene que campar a sus anchas, que presenten un partido político o que se sumen a Sánchez”.

Rivera también replicó a algunos de los intelectuales que fundaron Cs en el 2006, como Arcadi Espada, Francesc de Carreras o Félix Ovejero, que se han expresado muy críticos con su negativa a dialogar con el PSOE. “Este partido nació para defender una España de ciudadanos libres e iguales, y ahora es más necesario que nunca”, dijo el líder.

Cambios en la dirección

El líder liberal se plantea expulsar de la ejecutiva a las voces disidentes

Asimismo, pidió a los cuadros y dirigentes de Cs a que remen en la misma dirección –“si lo hacéis seréis compañeros”– y defendió un partido de valientes, “sin tutelas, ni presiones” que dirá “no a Sánchez y sí a la democracia” porque su objetivo es hacer una oposición “firme, humilde y con sentido de Estado”.

A esas “presiones” también aludió la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y el candidato a la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, que está negociando con el PP la formación de gobierno.

Rivera subrayó que Cs está preparado para ser partido de gobierno, la “alternativa al sanchismo”, y descartó que tras los resultados de las generales, con 57 diputados, y las autonómicas y municipales, que les ha permitido entrar en más de 400 gobiernos, acepten nunca más el papel de partido bisagra. “Queremos gobernar, no nos pesa la responsabilidad”, dijo, quien descartó al PP por su “corrupción” y a Vox por su “radicalidad” para liderar la oposición a la espera de que caiga el Ejecutivo del PSOE.

Descartó, así, de nuevo la posible abstención de Cs a la investidura del secretario general del PSOE, entre otras razones, porque es Sánchez quien “se lanza, nadie le empuja” a pactar con los nacionalistas vascos y Bildu en Navarra, a “imponer en las Baleares junto a Armengol lenguas o pactar con el PNV”. Ni autocrítica por la crisis interna de Cs, ni cambio de rumbo.

La referencia velada a los críticos la respondió Roldán en su cuenta de Twitter poco después. “No hace falta crear un partido, sólo hay que sentarse, exigir reformas, regeneración y que no haya pactos con nacionalistas”. Parecía el inicio de una nueva polémica mediática que el gabinete de prensa de Cs trató de evitar, al matizarlo y señalar que Rivera se había referido a “la patronal, sindicatos o bancos que le dicen lo que tiene que hacer”. Sin referirse de ninguna entidad financiera concreta. Tampoco lo hizo en las matizaciones del propio Rivera en las redes sociales: “Como soy liberal, siempre respetaré la opinión de una patronal, de un sindicato, de un medio de comunicación o de cualquier español. Pero como soy liberal, siempre pediré la libertad para tomar decisiones libremente, sin tutelas, ni presiones”.

Pero más allá de estos equilibrios de urgencia por lo dicho en el consejo general, las palabras de Rivera reflejan el malestar del líder de Cs con los movimientos internos del sector que lidera el eurodiputado Luis Garicano, junto a diferentes miembros de la cúpula que proceden todos ellos de UPyD, como es el caso de Francisco Igea, Ignacio Prendes y Fernando Maura.

Ayer, pues, Rivera iniciaba el contraataque después de que el “núcleo duro catalán” –los dirigentes que le acompañan desde el salto a la política española , José Manuel Villegas, Fernando de Páramo, Juan Carlos Girauta, Fran Hervías, y José Maria Espejo– haya cerrado filas con él, un contraataque que tendrá nuevos episodios en las próximas semanas.

Fuentes del partido no descartan que Rivera decida hacer un cambio profundo en la ejecutiva permanente, donde ayer se incorporó uno de sus fichajes estrella, el exdirectivo de Coca-Cola Marcos de Quinto, y expulsar o restar peso a las voces críticas presentes en este órgano.  Los estatutos de Cs permiten al presidente modificar a su antojo su composición.