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Y de pronto, un fantasma

Las calculadoras funcionan a toda máquina. Desde la carretera de A Coruña, a la derecha según entras en Madrid, se ve el humo de esas máquinas haciendo cuentas desaforadas. Es el palacio de la Moncloa. Las máquinas llevan así desde el 27 de abril, con los resultados de las elecciones todavía calientes. Aquella misma mañana se descartó tener un presidente investido en primera votación. Ahora se está en la fase de Penélope: si se satisface a Unión del Pueblo Navarro, Sánchez gana sus dos escaños, pero pierde los seis del PNV; si hace coalición con Podemos, garantiza sus votos, pero pierde los dos de Coalición Canaria; si no mete a Podemos en el gobierno, Pablo Iglesias le amenaza con la excomunión; si hace cualquier aproximación a ERC, se garantiza la presidencia, pero subleva a gran parte de la opinión pública.

Andoni Ortuza, presidente del PNV

EP

Así de complejo está el patio. Sorprende la tranquilidad de Sánchez, porque terminó la ronda de consultas del Rey sin que se viera un apoyo nítido, ya no digo entusiasta, a su candidatura a la presidencia. Todas han sido cautelas y reservas. Quienes acudieron a palacio o anunciaron un rechazo explícito o condicionaron su apoyo al precio marcado en la etiqueta: un sitio en el gobierno, un tren de alta velocidad, una presidencia foral, una mejor financiación... Parecían, en efecto, las condiciones de una subasta pública o la tarifa del peaje que Sánchez tiene que pagar. Y todo eso, 41 días después de las elecciones y sin un solo contacto, al menos conocido, entre los partidos con representación parlamentaria. Ni Felipe VI terminó su ronda con la seguridad de que Sánchez sería presidente.

Isabel Celaá, ministra portavoz, lo complicó un poco más al pedir a Cs y al PP “un ejercicio” para no depender de los independentistas. ¿Qué pasa, señora? ¿Qué sutiles estrategias andan por su cabeza para pedir a la derecha lo mismo que pidió Rajoy al PSOE para su investidura y su respuesta fue “no es no”? ¿Cuentan, acaso, con que Iglesias les deje en la estacada? ¿O es un mensaje al mismo Iglesias para que sepa que puede haber otros novios, aunque hoy parezcan imposibles? ¿O el gobierno empieza a justificar el desconocido acuerdo con independentistas porque a Rivera y Casado les falta patriotismo para impedirlo?

No es extraño que haya reaparecido el fantasma que nadie desea: el de la repetición de elecciones. Sería terrible para la imagen de estabilidad de España. Sería una tercera vuelta a ese escenario de tensiones que acabamos de pasar dos veces. Sería tan negativo y cansino para la sociedad, que es imposible que alguien piense en esa salida. Y sería increíble que esa fuese la solución, simplemente porque Sánchez le niegue a Podemos una coalición de gobierno, habiendo como hay otras fórmulas de acordar un programa progresista, como ambos desean. Y claro: cuando las cuestiones políticas empiezan a ser increíbles o inexplicables, empiezan las explicaciones mágicas. Por ejemplo, versión Iglesias, que el capitalismo se ha conjurado para evitar a Podemos en el gobierno. Yo no lo creo, pero vaya usted a saber...