El diputado canario Alberto Rodríguez (Santa Cruz de Tenerife, 1981) será el encargado de dirigir la secretaría de organización de Podemos, sustituyendo a Pablo Echenique, que desempeñaba el cargo desde la primavera de 2016, en que fue cesado Sergio Pascual. Podemos busca un perfil más político para uno de los puestos más delicados y que más quebraderos de cabeza ha dado al partido en estos años.
La sustitución de Pablo Echenique ha caído como una inesperada bomba en la antesala de la reunión del consejo ciudadano estatal. Una decisión fulminante y expeditiva para rectificar el rumbo organizativo tras el paupérrimo rendimiento de la formación en las elecciones autonómicas y locales. Y sin embargo era un movimiento que se venía madurando desde hace tiempo, mucho antes de la cita con las urnas, para ajustar el funcionamiento de una de las secretarías que más problemas estaba asumiendo, a la vez que la que exige un perfil político más específico.
Las dificultades para asumir la secretaría de organización ya habían obligado a un refuerzo hace meses
Rodríguez, hijo de maestra y electricista y extrabajador del sector petroquímico, se convirtió en un símbolo de la histórica entrada de Podemos en el Congreso por su aspecto, su peinado con rastas –que le ha valido el sobrenombre de “El Rastas” entre sus compañeros del partido– y su desmesurada estatura. Las imágenes de Rodríguez pasando por delante de la bancada del gobierno del PP fueron un icono tan reproducido como la imagen de Carolina Bescansa con su bebé en el hemiciclo.
Las dificultades de organización de Podemos, al margen de los movimientos de la familia errejonista desde el mismo Vistalegre II, a que ha tenido que hacer frente Echenique tras sustituir a Pascual por el llamado caso mate pastor –una operación para apartar a Pablo Iglesias y sus afines que empezó por la celada que el errejonismo preparó a Luis Alegre, por entonces secretario general en Madrid–, han sido una constante. Empezando por el proceso de integración de Podem y En Comú, pilotado entonces por el a la sazón secretario general de Podem, Albano Dante Fachín, que acabó como el rosario de la aurora, con el bloqueo del proceso.
Sin embargo, la práctica totalidad de territorios de Podemos ha sufrido crisis internas de mayor o menor intensidad desde la fundación del partido, a menudo resueltas por sus protagonistas en los tribunales o con procedimientos abiertos en la comisión de garantías.
Echenique ha hecho frente a crisis sucesivas y peleas entre familias en casi todos los territorios
La conformación de listas para cada compromiso electoral ha sido, en el mejor de los casos, tortuosa, y a la vez, a Echenique le ha correspondido gestionar las tensiones con la dirección andaluza, encabezada por Teresa Rodríguez, que siempre ha apostado por una organización de tipo confederal que diera autonomía plena a la organización en Andalucía. Para hacer frente a esos procesos y a la tensión centrífuga de las confluencias, la secretaría de organización fue reforzada hace meses, con el propósito de aliviar la carga de trabajo del científico aragonés.
El nuevo destino de Echenique, que consistirá en pilotar y supervisar los eventuales acuerdos de gobierno con el PSOE, si finalmente Pedro Sánchez abre el proceso de negociación. Porque uno de los éxitos que nadie regatea a Pablo Echenique fue su sorprendente desempeño en las negociaciones. Un primer aviso fue el pacto con Ciudadanos por la reforma de la ley orgánica de régimen electoral general (LOREG), en la que Echenique convenció con sus números y cálculos a los representantes del partido naranja. La reforma fue bloqueada por PSOE y PP, pero el desempeño del hoy diputado, entonces sin cargo público en el Congreso, no pasó inadvertido.
El desempeño de Echenique en las negociaciones presupuestarias ha llevado a ponerlo al frente de la política de pactos
Pero su éxito más rutilante fue la consecución de un acuerdo presupuestario con el Gobierno, con la colaboración de diputados como Ione Belarra y Yolanda Díaz, entre otros, en el pasado otoño, en el que Podemos arrancó mucho más de lo que muchos socialistas habrían deseado y de lo que muchos miembros del partido morado creían posible.
De ahí que Podemos haya decidido poner a Echenique al frente de una secretaría política que coordinará los pactos en las distintas autonomías en las que los morados sean decisivos, al tiempo que será el responsable de supervisar la eventual negociación para el gobierno estatal.
El consejo ciudadano estatal abordará también el sábado la salida de Pablo Bustinduy
Los ajustes en la ejecutiva se abordarán este jueves en la reunión del órgano y se tratarán en el consejo ciudadano estatal de este sábado, en el que se debatirá sobre el mal resultado del partido en las elecciones autonómicas y municipales, así como la salida definitiva de Pablo Bustinduy, secretario de política internacional que renunció a su candidatura europea y ahora deja la ejecutiva del partido.
Bustinduy, integrado en la corriente errejonista decidió abandonar su número uno en la lista del Parlamento Europeo después de que Íñigo Errejón dejara el partido para montar su propia organización, aunque aceptó seguir unos meses al frente de la secretaría de política internacional, como le pidió entonces Pablo Iglesias, para dar cobertura al menos hasta las elecciones a María Eugenia Rodríguez Palop, que lo sustituyó al frente de la candidatura.