Los últimos no serán los primeros en las candidaturas del 26-M, pero tienen mucho significado. Elección tras elección, los partidos políticos en Catalunya suelen colocar en el último puesto de sus respectivas listas figuras de renombre y con una especial carga simbólica. Como todas las tradiciones, el origen de esta práctica es incierto y se remonta a los principios de la democracia. En todo caso, la costumbre está más que consolidada e incluso, en los últimos tiempos, el último de la lista se difunde y publicita a bombo y platillo para lanzar un mensaje –otro más– al electorado.
Las municipales en Barcelona no han sido una excepción. De las ocho fuerzas con posibilidades de entrar en el consistorio municipal, ninguna ha renunciado a ese gesto. Junts per Catalunya y ERC optan por una vía tradicional: colocar a alguien con especial relevancia en el partido –y en este caso, en el ámbito municipal– que se retira o pasa a desempeñar nuevas funciones. Junts sitúa a Xavier Trias, el último alcalde nacionalista de la capital catalana, mientras que los republicanos colocan a Alfred Bosch, el hoy conseller, que fue su jefe de filas en el Ayuntamiento y que estaba destinado a ser candidato a la Alcaldía hasta que tuvo que dejar paso a Ernest Maragall.
Hay varios modelos: el homenaje a una figura importante del partido o un personaje de relevancia mediática o alta carga simbólica
En una segunda categoría estarían los que optan por dar el último puesto a figuras importantes del partido. De esta manera se explica que Inés Arrimadas, exlíder de Ciutadans en Catalunya y hoy diputada en el Congreso, cierre la lista de la plataforma que encabeza Manuel Valls , a la que Cs da pleno apoyo. Y por un motivo similar, los últimos de la lista de la CUP-Capgirem son los diputados y exdiputados del partido en el Parlament, Isabel Vallet (39ª), Mireia Vehí (40ª) y Carles Riera (41º).
En un tercer grupo se podrían situar aquellas personalidades del ámbito público que expresan así su apoyo al partido. En este caso podríamos encontrar a Gonzalo Bernardos, profesor de Economía de la UB y muy conocido por su actividad como colaborador en medios de comunicación, y que cierra la lista del PSC. La penúltima de la misma lista es Maria del Carmen Rubianes, hermana del famoso actor. Ambos forman parte de la plataforma Compromís per Barcelona, que reúne a personalidades públicas que apoyan a Jaume Collboni.
Barcelona en Comú también tira de simbolismo. Y lo hace multiplicado por cuatro. La periodista Cristina Fallarás, la actriz Vicky Peña, el cantautor Quico Pi de la Serra y la histórica luchadora antifranquista y militante del PSUC, María Salvo, cierran la lista de Ada Colau, con lo que la alcaldesa lanza el mensaje de tener a su favor “personas referentes” y “destacadas por su trayectoria en el ámbito de la cultura, de la defensa de los derechos sociales y la lucha antifranquista”, según difundió el propio partido. Tanto Salvo como Pi de la Serra ya cerraron la lista de Colau en 2015. En la línea de demostrar apoyos entre la sociedad civil, la candidatura de Valls también ha puesto como penúltimo de su lista al periodista y escritor Ramon de España.
En el caso del PP, la fórmula es híbrida. Cierra la lista de Josep Bou, Juan López Alegre, que ha sido una persona importante dentro del partido –fue concejal de Mataró entre 1991 y 2005 y diputado en el Parlament entre 2004 y 2006–, pero también una figura mediática, ya que, en los últimos tiempos se ha destacado como colaborador en medios como RAC1. Él y Bernardos son buen ejemplo del salto de muchos tertulianos al mundo de la política. López Alegre ya fue el número dos de la lista del PP por Barcelona en las pasadas generales, pero no logró ser diputado en el Congreso debido a los malos resultados que cosechó la lista que encabezaba Cayetana Álvarez de Toledo el pasado 28 de abril.
En estas municipales de Barcelona, las tertulias están representadas por el economista Gonzalo Bernardos (PSC) y el comunicador Juan López Alegre (PP)
Finalmente, está el caso curioso de Clara Ponsatí. La exconsellera de Educació se presenta en dos listas distintas este 26-M. En las europeas acompaña de número tres a Carles Puigdemont, mientras que en las municipales cierra la lista de Barcelona és Capital-Primàries, la candidatura independentista que lidera Jordi Graupera. El periodista expresó recientemente la importancia de la inclusión de Ponsatí en su candidatura porque representa, dijo, “a la gente que trata de decir la máxima verdad disponible a la cara”.
La tradición de los últimos simbólicos parece muy enraizada en Catalunya –aunque también en otras comunidades–. En las últimas generales, algunas de las listas por la circunscripción de Barcelona recurrieron al mismo simbolismo, mientras que en Madrid ningún partido colocó a ninguna estrella en el último puesto de su candidatura. Por ejemplo, Joan Tardà se despidió del Congreso –del que fue diputado desde 2004– cerrando la lista de ERC. Y Junts per Catalunya sumó a las últimas posiciones de su lista personalidades destacadas como el expresidente del Parlament, Joan Rigol, o la dibujante Pilarin Bayès.
El PP situó a primeras espadas del partido en las listas municipales del PP vasco en señal de solidaridad: Aznar llegó a cerrar la lista por Bilbao en 2003
Podríamos encontrar todo tipo de pruebas de esta curiosa tradición. Si uno se remonta a 1999, en las últimas elecciones catalanas a las que se presentó Jordi Pujol, se encuentra con ejemplos interesantes. Por aquel entonces, el escritor Manuel Vázquez Montalbán cerraba la lista de ICV; el padre de la Constitución, Miquel Roca, la de CiU; el entonces ministro Josep Piqué, la del PP catalán; el histórico dirigente socialista Joan Raventós, la del PSC; y el también histórico de ERC, Jordi Carbonell, la de los republicanos.
Otras circunstancias bien distintas llevaron a algunos partidos a utilizar este simbolismo fuera de Catalunya. Fue el caso del PP en Euskadi. Tras el asesinato de Gregorio Ordóñez a manos de ETA en 1995, la dirección popular decidió solidarizarse con sus compañeros del País Vasco situando a sus primeras espadas en las listas municipales del PP Vasco. Por ejemplo, José María Aznar cerró la lista para la alcaldía de Bilbao en 2003, y Javier Arenas, entonces secretario general del partido, cerró las del municipio de Rentería.