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El franquismo que acecha a Vox

Candiatos y simpatizantes

El partido de Abascal encadena episodios que dificultan su alejamiento del legado de la dictadura

El presidente de Vox, Santiago Abascal, en un acto en Huesca esta semana

Verónica Lacasa / EP

Una crisis en León por donaciones de cargos de la Fundación Francisco Franco, dos generales candidatos que firmaron el año pasado un manifiesto reivindicando la figura militar del Caudillo, y numerosos tuits, como los de su cabeza de lista por Barcelona, Ignacio Garriga, que muestran su admiración por el Alzamiento Nacional, constituyen el pasado que acecha a Vox.

El franquismo es la peor pesadilla de Vox. Porque su identificación con el régimen dictatorial de Franco podría truncar su imagen de fuerza renovadora y democrática. Así, aunque Vox ha reaccionado relevando a la cúpula de León tras la filtración de una conversación telefónica en la que se hablaba de una donación de la Fundación Francisco Franco, las simpatías y, a veces los vínculos, de sus candidatos y militantes, y las críticas de exdirigentes provinciales a la falta de democracia interna están haciendo mella.

Pese a los esfuerzos por borrar vínculos con el franquismo, algunos candidatos han compartido elogios a Franco. Como dos de los cinco militares retirados que Vox ha incorporado en sus listas electorales, los generales Agustín Rosety y Alberto Lasarta, que formaron parte del más de un millar de firmantes del manifiesto Declaración de respeto y desagravio al general Francisco Franco Bahamonde, soldado de España.

“Que haya generales en los partidos retirados en los partidos políticos no es ni bueno ni malo, debería verse con normalidad y no causar asombro”, observa Miguel Dávila, general retirado que comandó la Legión y sirvió en la Casa Real durante trece años.

Dávila descarta que Vox sea un partido refugio para militares franquistas. “Lo que sucede es que la unidad de España está en peligro y eso ha impulsado a unos señores que tienen como principio el respeto a la ley y la unidad de España a dar el salto a la política”, agrega el general Dávila.

Tuits nostálgicos

Ignacio Garriga, líder por Barcelona, publicó los dos últimos 18 de julio tuits de elogio del Alzamiento de 1936

También se han significado cabezas de lista como Ignacio Garriga, por Barcelona, con comentarios de admiración del Alzamiento de Franco los 18 de julio. Esa fecha, en 2018, Garriga publicó un extracto del manifiesto de la rebelión militar de 1936. “La Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total: ni la igualdad ante la Ley, ni libertad. Ni unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento territorial”. “Muy vigente”, apostillaba Garriga. Un año antes, en 2017, Garriga tuiteó: “Vaya por delante mi condena a las muertes ocasionadas por los dos bandos; pero celebro que valientes nos libraran del yugo comunista”.

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También en Alicante, el número tres de las listas de Vox para las generales, el médico Faustino Ángel Vega Pérez, publicó en 2013 un post reclamando un Gibraltar español con un fotomontaje en el que se veía el peñón recubierto por una bandera española con un retrato de Franco en el centro.

Vox se presenta como una derecha moderna y sin complejos, de extrema necesidad para jugar con la etiqueta de ultraderecha, aunque como dijo esta semana en una entrevista Steve Bannon, el ex estratega de Donald Trump y gurú de la ultraderecha mundial, es indudablemente “un partido nacionalpopulista”.

Narciso Michavila, presidente de la consultora de estudios de mercado GAD3, en un capítulo del libro La sorpresa Vox, estima que la edad media de los votantes de la formación radical es de 46 años, cinco menos que la media del conjunto del electorado andaluz, que hasta el momento es el único que ha otorgado escaños a Vox en un parlamento.

“Vox no es un partido que quiera romper la democracia pero sus valores sí que atraen a un sector que, aunque no haya vivido la dictadura, es nostálgico de esa época, y Vox se está convirtiendo en el foco que antes representaban la Falange y otros partidos, que sí eran antidemocráticos”, analiza Jesús Palomar, profesor de Ciencias Políticas de la Universitat de Barcelona (UB).

No fueron sus vínculos con la Falange los que llevaron al historiador Fernando Paz a dimitir como candidato en Albacete. Presentó su renuncia para no perjudicar a Vox tras denunciar una campaña de linchamiento mediático por unos comentarios negacionistas del Holocausto.

El presidente ejecutivo de la Fundación Francisco Franco, el general en la reserva Juan Chicharro, negaba esta semana en un artículo los vínculos con el partido radical de derechas: “aún no he oído a ningún dirigente de Vox proclamar abiertamente que reconocen la valía de la figura providencial de Franco...”.

Chicharro sí reconoció a la cadena SER que Luis Alfonso de Borbón, bisnieto de Franco, era presidente de la asociación Seminare, a la que también está vinculado Víctor González, vicepresidente de Vox y condenado por el Supremo por irregularidades contables el pasado diciembre.