La izquierda en Madrid, en llamas
Análisis
La izquierda madrileña estaba adormilada. Hoy está en coma. En el ayuntamiento, la candidatura de Manuela Carmena –mal que bien, aliada de Podemos– se desesperaba ante la inacción del PSOE, cuya apatía complicaba la capacidad de sumar para retener la Alcaldía, mientras Begoña Villacís ya hace cucamonas a Vox para una posible suma poselectoral. Y en la comunidad, la queja iba en sentido contrario: los socialistas se preguntaban dónde andaba Íñigo Errejón, cuyo empuje electoral se hacía imprescindible para poder aliarse tras los comicios e impedir que la derecha retenga el gobierno de la Comunidad, tras el tsunami de corrupción que se ha llevado por delante el equipo y la obra de los tres últimos presidentes regionales, Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes.
La decisión de Íñigo Errejón de prescindir de Podemos –partido cuya lista encabeza– ante las elecciones de mayo y aliarse con la independiente Manuela Carmena, tomada sin el concurso de la dirección del partido, parece dar la razón a los rumores que veían en su renuencia a desempeñarse como candidato el aliento de un intento de dejar el partido, ante la incertidumbre de un resultado electoral desfavorable. Si algunos sondeos ponen al PSOE como quinta fuerza en las municipales de Madrid, no son pocos los que auguran para Podemos la posibilidad de un resultado casi tan pobre en las elecciones autonómicas.
Desembarazándose del partido que lo ha convertido en candidato, Errejón más que una reacción a la ofensiva dibuja el movimiento defensivo de quien lleva varias semanas conjugando los verbos en pretérito para referirse a su paso por la política, y que en sus últimas entrevistas ha sido presentado como “profesor” –incluida su aparición en el programa de Ana Pastor Dónde estabas entonces– y no como “diputado” o “candidato”.
Su negativa del lunes a llevar de número dos de su lista a Sol Sánchez (propuesta por IU), es decir, su negativa a asumir la negociación de la lista entre Podemos e IU, ya había desatado alarmas en la alianza, pero su coalición con Carmena amenaza con hacer estallar el proyecto Podemos en Madrid (y no solo), al forzar la voluntad tanto de IU Madrid como de Equo y los otros sectores de Podemos (Anticapitalistas), ya disconformes con la candidatura de Errejón, y obligarlos a sopesar presentar sus propias listas. Pero también, es un órdago a la dirección de Podemos.
Dicho de otro modo, la alianza de Errejón con la marca Más Madrid deja en el aire la delicada política de alianzas desplegada durante el último año por Pablo Iglesias y Alberto Garzón, que habían transigido, tras dificultosas negociaciones, con el desafío de Manuela Carmena, por su tirón electoral y su condición de alcaldesa. Es difícil que Podemos e IU asuman con un encogimiento de hombros el proyecto personal de Errejón, su órdago. Si es un intento de hacerse con todo el poder del espacio del cambio en Madrid (después de que la corriente errejonista saliera derrotada en las primarias de 2016 para la Secretaría General Madrileña, en favor de Ramón Espinar, afín a Iglesias) o la búsqueda de una coartada para dejar la política, entra en el terreno de la especulación.
En tal sentido, la operación Errejón no es esencialmente diferente al desafío lanzado por Carles Puigdemont desde Bélgica a la dirección del PDECat, a la que ya forzó a someterse a sus siglas y su lista, Junts per Catalunya, en las elecciones del 21D (con idéntica coartada: “Ampliar el espacio electoral desbordando el concepto de partidos clásicos”) y ante la que pretende repetir la jugada este mismo enero con La Crida. Es un movimiento clásico en la política, observable, por ejemplo, en la operación de Gaspar Llamazares, creando su propio holding político, Actúa, de la mano de Baltasar Garzón (que han sido los primero en sumarse públicamente a la plataforma), es decir, creando un espacio alternativo a IU desde dentro de IU. O, si se quiere, es semejante al que hizo presidente a Enmanuel Macron destruyendo al Partido Socialista Francés.
A esta hora, en tanto la dirección estatal valora este golpe de mano, que amenaza la propia supervivencia del proyecto Podemos, el marco creado por Errejón alimenta sus aspiraciones políticas, pero también las de Begoña Villacís, de Ciudadanos (segunda en los sondeos, con Vox y PP tercero y cuarto), de hacerse con la alcaldía aun sin vencer a Manuela Carmena, y las de una alianza conservadora, que incluya la previsible irrupción de Vox, que pueda retener el gobierno de la Comunidad de Madrid. Resuenan ecos históricos de las desgracias de la izquierda española.
Al galope: Madrid, tras Andalucía.