El presidente lleva a Norteamérica la imagen de la España que habla inglés
En el Council on Foreigh Relations
Sánchez defenderá hoy en la ONU el apoyo del Gobierno al multilateralismo
El moderador Blair Effron se encargó de introducir la intervención del presidente Pedro Sánchez en el Council on Foreign Relations. Effron citó los logros académicos –evitó el asunto de la tesis doctoral–, sus ocupaciones y su llegada al poder. No se olvidó de recordar que “los medios españoles le llaman ‘el guapo’ y no es fake new s”.
Sucedió la noche del martes en la sede de ese laboratorio de ideas especializado en relaciones internacionales. Hablaron de Europa, de España y de Catalunya expresándose en inglés con soltura. En el turno de preguntas, uno de los asistentes –estadounidense– explicó que se hallaba en España cuando el PSOE echó a Sánchez del mando del partido. “Si la FIFA tuviera un premio anual para el regreso de un jugador, usted se lo merece”.
“Es como si Nueva York quiere independizarse y el gobernador huye a Quebec”
En su respuesta al elogio, Sánchez evitó entrar al trapo. “Tal vez en el futuro escribiré un libro sobre mi experiencia”.
Pedro Sánchez parece tener prisa. Posiblemente conocedor de su fragilidad, en escasos cien días ha viajado más que otros presidentes en un año.
En esta ocasión, la excusa es participar en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Hoy (madrugada del viernes en España) se subirá al entarimado para pronunciar su discurso. “Frente a quienes han pronunciado discursos de vuelta al nacionalismo y a la comodidad de unas fronteras que ya no existen como respuesta a los problemas, el Gobierno español apostará por procesos de integración como el europeo y por el multilateralismo”, avanzó ayer en rueda de prensa sobre la orientación del contenido que expondrá.
El líder socialista se reúne con relevantes empresarios en busca de dar confianza
Junto a Emmanuel Macron ayer protagonizaron un encuentro en el que Sánchez anunció que España se suma a la coalición para la neutralidad del carbono, a fin de rebajar las emisiones.
Pero la gira norteamericana de Sánchez trasciende a la ONU. Arrancó el domingo en Montreal, en Canadá, donde le recibió el primer ministro, Justin Trudeau.
No resulta casual ese arranque. Ni que, una vez en Nueva York, una de la bilaterales que ha mantenido –además de con los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel o el argentino Mauricio Macri– sea con la mandataria neozelandesa, Jacinta Ardern. Dicen que los tres –Ardern, Trudeau y Sánchez– cultivan esa imagen de dirigente jóvenes, progresistas, muy implicados en asuntos de cambio climático y humanismo.
Su agenda está cargada de actos donde él se expresa sin cortapisas. A diferencia de sus antecesores, Sánchez se maneja bien en la lengua de Shakespeare por lo que muestra más naturalidad. Ayer se reunió con relevantes empresario y directores ejecutivos de la Cámara de Comercio EE.UU.-España (AmChamSpain), con Jaime Malet al frente. Su objetivo era convencerles de que confíen en la economía española. Antes estuvo en The Wall Street Journal, en el Foro Bloomberg, y, luego, en The New York Times. Este jueves irá a Reuters. Tras el discurso en la ONU, el viernes va a California.
Dice que no le han preguntado por el 1-O, pero él tiene una misión: recuperar la imagen de España. Repite una metáfora. “Es como si el Congreso del estado de Nueva York decide independizarse, no cumple las sentencias del Tribunal Supremo, el Gobierno federal tiene que intervenir porque incumple la Constitución y su gobernador huye a Quebec. Es más o menos lo que ha ocurrido en España”.