La “agenda propia” de Valls inquieta a la cúpula de Cs
El político anunciará la próxima semana su candidatura a la alcaldía
Que Manuel Valls va por libre es algo que empezó constatar el pasado verano la dirección de Ciudadanos cuando, día sí y día también, se fue enterando por lo que publicaba la prensa de las discretas reuniones y charlas del exprimer ministro francés con representantes de la sociedad civil, cultural y económica de la capital catalana. Esta “agenda propia” del político nacido en Barcelona en 1962 está generando inquietud en sectores de la cúpula de Cs. Sobre todo hay malestar en el grupo municipal –“va a la suya”, lamentan– y en el área de organización, al sentirse excluidos del proceso y comprobar que no tienen espacio en la candidatura de Valls a la alcaldía de Barcelona, que el ex primer ministro francés espera anunciar la próxima semana.
A pesar de que algunos medios y adversarios políticos se apresuraron en calificarle como el candidato naranja a la alcaldía de Barcelona, después de que este admitiera el pasado mes de abril en Los Desayunos de TVE que sopesaba la posibilidad de concurrir a la municipales, y que el propio Albert Rivera anunciara que el político francocatalán tenía las “puertas abiertas” de Cs, Valls no quiere ligarse a ningún partido. Siempre ha mantenido, y así se lo ha transmitido a los dirigentes de Cs, PSC, PP catalán y Lliures su voluntad de articular una candidatura transversal y “muy barcelonesa” que transcienda cualquier sigla, amén del debate en torno a la independencia, y poder sumar así a personalidades de diferentes sensibilidades. Entre otras razones porque Valls cree que en la actual coyuntura política, el eje izquierda-derecha se ha diluido y la confrontación política se da entre la democracia liberal y los populistas y nacionalistas, donde en el caso de Barcelona él sitúa a Ada Colau y a los independentistas.
El expremier francés quiere un proyecto electoral amplio, transversal y con guiños al catalanismo
Con todo, por ahora el único apoyo en firme y público a su candidatura ha sido el de Rivera, con quien Valls tiene una buena sintonía política y personal, ya que tanto el PSC como el PP catalán han rechazado sumarse a su candidatura en la que el exministro francés sólo quiere un representante por partido entre los diez primeros puestos. Rivera, aseguran varias fuentes, entiende que Valls debe gozar de “total libertad” ya que la prioridad es “ganar Barcelona”.
“Él y nosotros coincidimos en el mismo objetivo, aún no nos hemos sentado a negociar los detalles a la espera de que decida qué va a hacer, pero llegaremos a un acuerdo”, señalan fuentes de la dirección de Cs, que restan importancia al nerviosismo que existe entre sus filas por el cariz de la “operación Valls”
Esta fórmula electoral a la que aspira el exministro francés es muy parecida a la utilizada por Emmanuel Macron con En Marcha para ganar la presidencia de Francia, a la de Manuel Carmena en Madrid, la de Colau en Barcelona o incluso la idea inicial con la que Pasqual Maragall lanzó en 1999 la plataforma Ciutadans pel Canvi en su camino hacia la Generalitat.
De hecho, la necesidad de esa candidatura amplia y transversal surgió en una conversación informal de Valls con miembros de Societat Civil Catalana (SCC), entre ellos Josep Ramon Bosch y Miriam Tey, después del apoyo popular que despertó el político francocatalán en la manifestación constitucionalista celebrada en Barcelona el 18 de marzo.
Es cierto que en los últimos e intensos meses preparando su salto a la política catalana, Valls ha mantenido un estrecho contacto con algún veterano dirigente de Cs, que le ha aconsejado y abierto las puertas de algunos círculos constitucionalistas, pero ha actuado en todo momento por libre y ha ido formado un equipo de campaña de independientes y profesionales de la comunicación de larga experiencia. Ni rastro en ese equipo de afiliados a Cs. Algunos ven en ese sutil alejamiento de Valls un guiño a los sectores de la burguesía catalana que le han trasmitido que sólo le apoyarán si articula un discurso que no rompa con la tradición catalanista. Su compromiso ante ellos es el de conseguir que “Barcelona sea de nuevo una gran capital europea”. No ha pasado desapercibido tampoco el prólogo que ha escrito Valls en Anatomía del Procés, en el que reivindica el catalanismo cultural y defiende que “la firmeza no excluye en absoluto el diálogo”.
Maragallistas al frente del equipo de campaña
Una vez tomada la decisión de presentarse a las municipales, desde hace varias semanas Valls se ha rodeado de un equipo de campaña formado a su gusto y semejanza y que está siendo supervisado a distancia por Xavier Roig, exjefe de gabinete de Pasqual Maragall, en la alcaldía de Barcelona y jefe de campaña de Maragall en las elecciones catalanas en 1999. Roig tiene una larga experiencia en la asesoría estratégica en diferentes contiendas y es un buen conocedor de los vericuetos de la política municipal y catalana. Al frente del equipo del exministro francés, Roig ha situado a Guillermo Basso, uno de sus asociados y al que no les es ajena tampoco la política barcelonesa. Entre 1995 y 1998, trabajó en el gabinete de la alcaldía de Maragall. Asimismo, estuvo en el equipo de su candidatura a la presidencia de la Generalitat en 1999 con Ciutadans pel Canvi y, posteriormente, dirigió esa plataforma que se integró en el grupo parlamentario del PSC.