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Gobierno y Generalitat recuperan la relación tras seis años de choque

La cuestión catalana

Pedro Sánchez y Quim Torra se proponen retomar hoy el camino de la política

Edificio del consejo del palacio de la Moncloa

Emilia Gutiérrez

Seis años después de la reunión entre Mariano Rajoy y Artur Mas –en septiembre del 2012– que certificó el distanciamiento entre los gobiernos español y catalán tras la sentencia del 2010 del Tribunal Constitucional contra el Estatut, ratificado en el posterior encuentro de abril del 2016 con Carles Puigdemont, Pedro Sánchez y Quim Torra se proponen retomar hoy el camino de la política.

Será la primera cita después de estos años de choque que tanto el presidente del Gobierno español como el de la Generalitat confían en que sirva para recuperar la relación institucional perdida y abrir una nueva etapa de diálogo que permita abordar las diversas cuestiones pendientes entre las dos administraciones. De la entrevista de hoy, en todo caso, no se esperan grandes resultados concretos, pero sí, sobre todo, el retorno a un buen clima que sirva para, con el tiempo, ir despejando el horizonte.

La Moncloa

Juan Carlos Merino

Lo más importante de la reunión del lunes entre Pedro Sánchez y Quim Torra es que se celebra”, resumen en el Gobierno ante la cita de hoy. Y todos cruzan los dedos.

“Después, hay que ponerse a trabajar”, confían. Porque, aunque no está previsto que en esta primera reunión se cierren acuerdos de calado, consideran primordial que se pueda convocar una segunda, una tercera... y que deje de ser excepcional que Sánchez y Torra se encuentren. Por eso, celebraron que el propio presidente de la Generalitat ofreciera ya una segunda cita, en el Palau, aún antes de haberse consumado la de hoy en la Moncloa. Aunque la dificultad para restablecer la normalidad en las relaciones es máxima: “Estamos en las antípodas”, resumen en el Gobierno. Y prefieren, como le gusta decir a Sánchez parafraseando a Simeone, ir “partido a partido”. “La reunión en sí misma es un paso importante –corroboraban ayer los asesores de Sánchez en la Moncloa–. No hay normalidad sin verse a la cara, sin estrecharse las manos”.

Aunque eso es algo que Sánchez y Torra ya han hecho, sin ningún problema, para sorpresa de muchos. Cargos del Gobierno recuerdan así cómo les sorprendió a ellos mismos, y muy gratamente, la “larga y distendida” conversación que ambos presidentes mantuvieron en el palco de autoridades durante la inauguración de los Juegos Mediterráneos en Tarragona, el pasado 22 de junio. Un acto en el que también observaron cómo Torra aplaudió, con total normalidad, la interpretación del himno de España. “¿Has visto?”, fue lo primero que luego se preguntaron en el séquito que acompañaba a Sánchez en aquel evento. Hubo también, no obstante, episodios que no ayudaron a rebajar las tensiones, como el choque que dirimieron en Washington Torra y el embajador español, Pedro Morenés, o la moción de la CUP que aprobó la mayoría independentista del Parlament el pasado jueves, que el Consejo de Ministros acordó impugnar al día siguiente, entre otros incidentes. “No hemos respondido a las provocaciones”, apuntaron fuentes del Ejecutivo, en busca del éxito de la reunión de hoy.

Sánchez trata de normalizar la situación a pesar de estar “en las antípodas”

do a las provocaciones”, apuntaron fuentes del Ejecutivo, en busca del éxito de la reunión de hoy.

Sánchez, por su parte, ya ha transmitido que quiere protagonizar más actos en Catalunya. Y en el Gobierno aseguran que su simple llegada a la Moncloa ya ha servido para “aliviar la tensión” en Catalunya. El presidente, en todo caso, quiere desplegar una amplia oferta política para Catalunya, que incluye inversiones y transferencias, además de la revisión de algunas de las impugnaciones del Estado contra leyes catalanas o la reconversión en leyes orgánicas de algunos de los preceptos del Estatut que tumbó el Tribunal Constitucional.

El presidente del Gobierno, así, “pondrá sobre la mesa los problemas y necesidades de Catalunya en todos los ámbitos”. Con la salvedad de que el Ejecutivo, zanjan en la Moncloa, defiende que “con la Constitución no hay más margen que su cumplimiento”.

La Generalitat

Josep Gisbert

Después de que los anteriores presidentes de la Generalitat –primero Artur Mas y después Carles Puigdemont– obtuvieran del inquilino de la Moncloa –en ambos casos Mariano Rajoy– la negativa como respuesta a las demandas que se le planteaban desde Catalunya, Quim Torra afronta la entrevista de hoy con Pedro Sánchez con voluntad de recuperar el terreno político perdido. No para salir de la reunión con un fajo de acuerdos bajo el brazo, pero sí para retomar el diálogo institucional que, a su entender, nunca debía de haberse truncado. Y por esta razón se conforma –como explicó él mismo esta pasada semana en el Parlament– con que la cita sirva para certificar el inicio del deshielo entre las dos partes que permita, a su vez, abrir una nueva etapa de relaciones que fructifique con el tiempo.

El actual presidente de la Generalitat pondrá sobre la mesa la reivindicación del derecho de autodeterminación, la defensa de los presos, la recuperación de las leyes suspendidas por el Tribunal Constitucional (TC) a raíz de los recursos interpuestos durante años por el PP, la supresión del franquismo y sus símbolos en la vida política y civil..., pero desde el Govern no se han cansado de repetir que el mejor resultado será no un paquete de medidas concretas, sino que pueda celebrarse una nueva reunión y, detrás de ésta, otra. Es la manera de decir que lo que desea la parte catalana es que el diálogo político se consolide y tenga continuidad, de entrada en una segunda entrevista que Torra le propondrá a Sánchez que tenga efecto en septiembre en el Palau de la Generalitat, a fin de que, a medida que se vaya recuperando la confianza, pueda acabar convirtiéndose en negociación. El hándicap de una pretensión de esta naturaleza es que el camino puede ser largo, y habrá que ver hasta dónde y cuándo está dispuesto a aguantar el bloque independentista sin respuestas tangibles a las aspiraciones que se derivan del 1-O.

Torra aspira a recuperar la confianza para poder pasar del diálogo a la negociación”

Quizás por esta circunstancia, y consciente de las dificultades que entraña un proceso de estas características, el Govern está interesado en conocer si el PSOE, a diferencia del PP, tiene una propuesta propia para Catalunya, si el Gobierno español tiene, por fin, “algo que ofrecer a los catalanes” que no sea el no a todo y que permita que el debate político no tenga que bascular exclusivamente entre independentismo o inmovilismo, o viceversa. La idea de Sánchez de llevar al TC la reiteración de la declaración de inicio del proceso de ruptura aprobada el jueves por el Parlament no es la mejor carta de bienvenida a Torra –como tampoco lo es que un peso pesado del socialismo como José Bono le sitúe cerca de “planteamientos nazis”, contra lo que el presidente de la Generalitat ha anunciado una querella–, pero a pesar de todos los recelos el jefe del Govern está dispuesto a escuchar. A escuchar y a ser escuchado, lo que para él será ya un avance considerable visto lo visto en estos últimos años.