A diferencia de lo que sucedió en 2016, cuando se forzó el primer paso al lado de Artur Mas, la CUP no llegó tensionada al debate interno previo al pleno de investidura de este jueves de Jordi Turull. En la reunión del consejo político con el grupo de acción parlamentaria quedó patente que había más o menos consenso sobre la abstención. “Ha sido un consejo político tranquilo”, apuntan fuentes de la formación anticapitalista.
Según se desprende en el acta de la reunión que se celebró de uno de los grupos que estaba presente en el cónclave -al que no acudió Carles Riera- y que ha podido confirmar La Vanguardia, la opción de no respaldar a Turull contó con 41 votos a favor, dos abstenciones y 22 en contra. En la segunda votación, referente a abstenerse o votar no en el pleno del Parlament, hubo 41 votos a favor de abstenerse, tres abstenciones y 21 en contra. Unos resultados muy alejados del empate en la votación sobre Mas de la asamblea de Sabadell de diciembre de 2015. Quienes sí estaban en la reunión que se celebró en la sede de la formación eran los otros tres diputados: Natalia Sánchez, Vidal Aragonés y Maria Sirvent.
Constituents per la Ruptura, Poble Lliure y Pirates querían investir a Turull
Entre los grupos que han votado a favor de investir a Turull estaban Constituents per la Ruptura (CxR), una escisión de los críticos de Procés Constituent de Teresa Forcades que desde las elecciones plebiscitarias de 2015 concurren con la CUP, Poble Lliure o Pirates, que desde el 21-D entraron también en la dinámica de la CUP en las elecciones autonómicas.
Los grupos y las territoriales favorables a no investir a Turull cuestionaron al Secretariado Nacional -representado por Lluc Salellas y las exdiputadas Mireia Boya y Mireia Vehí, entre otros- que se les volviera a consultar su opinión sin que haya nuevos elementos a valorar. De hecho, el propio Secretariado, en la documentación que envío a sus bases, ya remarcaba que no había nuevos elementos y que Turull era cercano a Artur Mas, haciendo referencia a los recortes. Las territoriales señalaron que ello dificultaba más el voto para Turull por su “pasado dudoso” en comparación con Jordi Sànchez, encarcelado en Soto del Real desde el pasado 16 de octubre. En el comunicado con el que la CUP reafirmó su abstención remitían al consejo político del pasado 3 de marzo, cuando con el presidente de la ANC y número dos de Junts per Catalunya como candidato ya anunciaron su abstención.
Una abstención previsible
La CUP ya dejó claro estos días que quería avanzar en cuestiones de programa y no de nombres y criticó que se convocara el pleno de investidura sin contar con ellos. Así lo apuntó Salellas el miércoles por la noche y en el comunicado remitido a la prensa este jueves lo reiteraban.
Los favorables a investir a Turull han agradecido al Secretariado la convocatoria del nuevo consejo político y a favor del diputado de Junts per Catalunya, esgrimieron su situación judicial e insuflar moral al soberanismo, al constatar que las acciones del Estado estaban resquebrajando la unidad del soberanismo.
Posteriormente Riera, desde el atril del Parlament, señaló que la unidad del soberanismo tenía que arraigar y rearmarse en la calle al anunciar que pasaban a una nueva fase de “construcción de república” dejando atrás el “ciclo del procés” y las alianzas que durante él se han tejido; instando a Junts per Catalunya y Esquerra Republicana a avanzar hacia la república con desobediencia.
El jefe de filas de la CUP en el Parlament rechazó que el magistrado del Tribunal Supremo, al que se refirió como “pequeño Bonaparte” pudiera condicionar su acción política y la soberanía del Parlament de Catalunya. En lo que sí coincidían más o menos todos los grupos, según las fuentes consultadas, era en la coherencia ideológica de la CUP al tomar su decisión.