Jordi Sànchez era el candidato oficial a la investidura desde principios de marzo, pero hace días, en realidad semanas, que el nombre de Jordi Turull sonaba con fuerza como plan C, como candidato a president de la Generalitat. Meritxell Serret ya deslizó su nombre este martes en Els Matins de TV3 , aunque rectificó a la postre vía Twitter aduciendo que fue un error “fruto de las publicaciones en la prensa”. Todo el mundo tenía su nombre en boca, la oposición lo valoraba, pero Turull no tenía el camino fácil. No contaba con el apoyo parlamentario suficiente ni siquiera para ser investido en la segunda votación con mayoría simple.
Tras la renuncia del número dos de Junts per Catalunya a su investidura de este miércoles, su candidatura ganó enteros, pero el magistrado Pablo Llarena precipitó los plazos con su anuncio de una citación para el viernes y catalizó un pacto entre los soberanistas para que Turull acuda al Tribunal Supremo como president -al menos electo- de la Generalitat. El guión previsto era que Roger Torrent abriera este jueves una nueva ronda de consultas con los grupos parlamentarios y que el debate de investidura se celebrase la semana que viene. Finalmente será esta tarde.
Una vez más ha habido giro de guión inesperado, algo habitual en Catalunya en estos últimos meses. Turull no contaba con la mayoría simple necesaria este miércoles por la mañana. Sin el voto de Carles Puigdemont y de Toni Comín, Junts per Catalunya y Esquerra Republicana suman 64 escaños. Los constitucionalistas y los comuns cuentan con 65 y la CUP sólo garantizaba su abstención, aunque en este nuevo escenario se abriría a apoyar a Turull si así lo decide este jueves su militancia. A dos horas de la hora fijada para el inicio del pleno, las cinco de la tarde, conoceremos su posición.
El nuevo escenario provocado por el magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo podría cambiar el sentido del voto de los anticapitalistas. Si no es así, en última instancia siempre cabe la posibilidad de una renuncia de Puigdemont y Comín para evitar el ridículo de los soberanistas, aunque no hay margen temporal para una segunda votación -que sería el sábado- si Turull es encarcelado este viernes. No obstante, Elsa Artadi ha afirmado este jueves en El Món a RAC1 que si Turull no es elegido esta noche, no hay tiempo para la renuncia de los dos diputados que están en Bruselas de cara al sábado.
Hasta ahora Turull necesitaba que la CUP cambiara de opinión o la renuncia de los diputados electos que siguen en Bélgica y esperar a la segunda votación. Un cambio de parecer de los anticapitalistas no parecía probable. Este martes anunciaron que mantenían su abstención y rechazaban la opción que había planteado Junts per Catalunya para convencerles, una cuestión de confianza a media legislatura. “Nos gustaría poder tener la confianza ahora y no dentro de algunos meses”, apuntó Carles Riera en la sala de prensa del Parlament.
El jefe de filas de la CUP ya dejó claro que su formación “no tenía prisa” para que se celebre el debate de investidura y que deseaba seguir negociando el plan de gobierno antes que los nombres. De hecho este miércoles tenían previsto un acto sobre cómo construir república ensanchando la base social, pero finalmente fue suspendido. Para los anticapitalistas es imprescindible que el programa de gobierno incorpore elementos para desarrollar la “república” catalana. Riera explicó que si la Mesa del Parlament se pronunciase favorablemente a su petición de que sea aceptado el voto delegado de Puigdemont y Comín, la CUP se replantearía el sentido de su voto. Con lo que no contaba era con que Llarena pudiera endurecer las medidas cautelares, llegando a dictaminar el ingreso en prisión provisional de Turull y que dictara un auto de procesamiento esta semana.
La amenaza de una suspensión para ejercer cargos públicos si se decreta prisión provisional para Turull ha acelerado su investidura
Con la citación del viernes y el auto de procesamiento se especula con que Llarena endurezca las medidas cautelares y ordene el ingreso en prisión provisional de nuevo de Turull y los otros exconsellers. De ese modo, mediante el artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, conocido como el artículo Yoldi, por el preso de ETA que pudo acudir a su debate de investidura en los años 80, Turull podría quedar suspendido para ejercer cargos públicos temporalmente hasta que haya una sentencia firme una vez el auto de procesamiento sea firme.
A causa de su participación en la organización del referéndum del 1 de octubre, declarado ilegal por el Tribunal Constitucional, Turull fue encarcelado en Estremera por la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela el pasado 2 de noviembre y salió en libertad el 4 de diciembre, después de que Llarena asumiera la causa del 1-O en el tribunal de instancia superior y les permitiera salir en libertad bajo fianza el mismo día que empezaba la campaña electoral del 21-D.
El Gobierno ya apuntó a principios de febrero que los líderes del procés podían ser suspendidos para ejercer cargos públicos en primavera
Aunque ya ha habido dos candidatos fallidos, Puigdemont y Sànchez, Turull no cumple los requisitos del Gobierno ni de la oposición en Catalunya, que este miércoles por la noche ya dejaron claro su malestar por el anuncio de un pleno de investidura por parte de Torrent. Sin ir más lejos, el delegado del Gobierno, Enric Millo, se pronunció al respecto esta semana. Tampoco agradó la idea a la jefa de la oposición, Inés Arrimadas, que le asocia al 3% de Convergència Democràtica de Catalunya, ni al PP catalán, que le ve como “más de lo mismo”.
El Gobierno de Mariano Rajoy quiere un president libre de procesos judiciales, “con un horizonte judicial tranquilo”, lo que evidenciaría que se ha descabezado el procés. El ministro de Justicia ya había presionado en ese sentido, amenazando con una inhabilitación de todos los encausados en la investigación del 1-O una vez hubiera un auto de procesamiento firme en primavera. Así lo apuntó hace unas semanas Rafael Catalá durante una entrevista en Espejo Público, en la que se refirió al artículo Yoldi. Los términos que pronosticó el ministro se han cumplido.
A última hora del miércoles, mostraron una vez más su disconformidad con la elección de Turull y recordaron que sin un Govern que jure su cargo y sea totalmente efectivo, el 155 no caerá, como apuntaban cuando se barajaba la investidura de Puigdemont.