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Puigdemont afronta el plan C

La cuestión catalana

Una vez descartado Sànchez, JxCat se comprometió con ERC a plantear otro candidato en 24 h

Jordi Turull y Marta Rovira pueden verse al frente de un Govern si la CUP lo permite y el plan C de Puigdemont cuaja

Àlex Garcia

El independentismo vive una “situación tóxica”, es como “si una nube negra si hubiera situado sobre nuestras cabezas”, se confiesa un dirigente. Otros califican el momento simplemente de “decepcionante”. La legislatura no arranca, no hay acuerdo sobre la presidencia ni sobre el plan de legislatura con la CUP y los tribunales mantienen su particular bloqueo a la acción política. El riesgo que asumen en Junts per Catalunya y ERC es la pérdida de crédito del discurso independentista. Pero mientras el grupo de Carles Puigdemont sigue aferrado al personalismo del president cesado, los republicanos intentan sentar las bases de su “casa común” inmersos en una especie de precampaña electoral particular.

La negativa del magistrado Pablo Llarena a que Jordi Sànchez salga de prisión para ser investido president unifica el discurso contra el Estado español pero de forma inmediata vuelve a agitar las relaciones en la mayoría independentista. La pregunta que se plantean tras la suspensión del pleno es “¿y ahora qué?”. La idea es esperar a la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la petición de medidas cautelares que la defensa de Sànchez presentará mañana a las 8 horas. Entre los negociadores se calcula que habrá resolución de Estrasburgo en un plazo de 48 horas y difícilmente será favorable. Ante la más que previsible negativa, el acuerdo entre JxCat y ERC incluye el compromiso explícito de que Puigdemont pondrá sobre la mesa otro candidato en un plazo de 24 horas. Es el plan C.

Entre los negociadores se calcula que habrá resolución de Estrasburgo en un plazo de 48 horas

La viabilidad de la investidura dependerá del nombre del candidato porque la negociación programática difícilmente podrá estirarse más. En la propuesta de acuerdo de investidura trasladada a la CUP no hay desobediencia sino más proceso, así que los anticapitalistas no comprometerán sus votos a un plan que consideran autonomista. La CUP activa la próxima semana sus asambleas pero es posible que en el consejo político del sábado el candidato a la presidencia sea otro. Al otro lado de la mesa, la consigna en ERC es que hay que alejarse de declaraciones altisonantes y fuegos artificiales, mientras que la mitad de JxCat –la que representa el PDECat– considera el resultado final poco menos que “un desastre” y ha generado quejas a los negociadores Jordi Turull y Josep Rull.

El elegido por Puigdemont para sustituir la candidatura de Sànchez puede ser Turull, pero el problema sigue siendo el mismo o incluso aumentar. Si la CUP se mantiene en la abstención, fuentes de JxCat y de ERC sostienen que sería el momento de presionar a Puigdemont y Toni Comín en Bruselas para que renuncien a sus escaños y el marcador en el Parlament señale el 66-65 que permitiría una investidura en segunda ronda. “No podemos sacrificar dos veces al president”, sostienen de momento los negociadores oficiales de JxCat. Pero el grupo parlamentario las opiniones ya van por barrios y en el entorno de ERC, aunque Comín se resiste incluso reivindicando un puesto en el futuro Govern, están dispuestos a trabajar en esa línea. Pero el voto de los anticapitalistas también podría variar de la abstención al no alegando la trayectoria convergente del candidato, lo que no dejaría más margen que la repetición electoral.

Turull puede ser el elegido por Puigdemont para sustituir la candidatura de Sànchez

“Se está jugando con fuego”, admiten en ERC que deja los siguientes pasos en manos de sus socios. No se descarta una “operación Puigdemont”, similar a la de Artur Mas tras el 27-S, para evitar elecciones con un candidato del agrado de la CUP –Quim Torra es el nombre en liza–, pero Puigdemont no le tiene miedo a unas elecciones. “No es ninguna tragedia” aseguró en el El Punt-Avui, aunque en ese escenario los problemas también se multiplican. En JxCat muchos consideran innecesario poner en riesgo la mayoría independentista de la que ahora se dispone. “Es una ruleta rusa”, sostienen fuentes de la negociación, pero nadie esconde que unos y otros están poniendo a punto la maquinaria desde hace días.

ERC se ha volcado en la conquista de nuevos mercados de votantes incluso en la hipótesis de que Oriol Junqueras esté inhabilitado a partir del auto de procesamiento del Supremo, mientras que JxCat es víctima de la ley del karma y el todo vuelve. La relación entre Puigdemont y su partido vuelve a tensarse. Primero porque la marca Junts per Catalunya es del PDECat, segundo porque la generosidad del PDECat no tiene por qué repetirse y tercero porque Carles Puigdemont ya había dado un paso atrás que ahora no tiene sentido desandar volviendo a optar a la presidencia. Se añade, al igual que con el líder de ERC, que cuando llegue la fecha de las elecciones podría estar inhabilitado.

El PDECat está atrapado porque los negociadores son dos de sus exponentes en el grupo: Rull y Turull, y porque Marta Pascal aspira a ser senadora, con los votos de todo el grupo, pero la propiedad de la marca electoral aumenta su precio. El equipo de Puigdemont ya ha hecho una prospección en el partido sobre la disponibilidad para emplear la marca electoral, pero difícilmente el partido aceptará otro “trágala” y, si Puigdemont no se puede presentar, la lista “no será la del president”, sostienen. Su intervención de ayer en la reunión del grupo parlamentario en Vilafranca acabó por desconcertar a la dirección del partido.

Defendió que se está construyendo “un movimiento político”, no sólo un grupo parlamentario o una candidatura electoral. De hecho, señaló que “se deberá articular pronto” y pidió “unidad y generosidad”. Pero para el PDECat la marca cedida a Puigdemont debe servir para aumentar su influencia, no para matar al partido. De hecho, tras el 21-D, hubo un aluvión de registros de la marca Junts impulsados por líderes locales del PDECat.

Mientras, los planes de anunciar la puesta en marcha la Casa de la República en Waterloo han quedado suspendidos sine die. El Consell de la República, entidad privada, queda pospuesto hasta la investidura. Tampoco se prevé oficializar el acuerdo de reparto del Govern entre JxCat y ERC. “Aún estamos lejos de ese momento”, señalan fuentes de la negociación. Y es que no tendría sentido anunciar una lista de nombres cuando no se sabe quién será el president.