Comparto en El Reto de los Lectores de La Vanguardia este tema original de un cuadro del siglo XV en el que aparece pintado San José con una mosca en la cabeza.
Cabe recordar que el Papa ha declarado el 2021 como el Año de San José, "un padre en la ternura, en la obediencia y la acogida". Cuando se cumplen 150 años desde que San José fuera declarado patrono de la Iglesia Universal, el pontífice Francisco ha reivindicado su figura a través de la carta apostólica Patris corde.
Pero, ¿en qué cuadro aparece San José con la mosca en la cabeza? Pues, gracias a la información que me ha facilitado el Museo del Monasterio de Pedralbes, donde se encuentra esta obra, puedo explicar algunos detalles.
Se puede observar a la mosca plantificada sobre la venerable calva de San José. Este detalle anecdótico de la mosca posada sobre una pintura, que toma un insospechado predicamento en obras flamencas e italianas a partir de la segunda mitad del siglo XV, se difundió seguidamente por toda Europa con una relativa amplitud (al menos, hasta todo el siglo XVII).
La aparición en un cuadro del detalle sorprendente de una mosca se ha querido explicar en clave apotropaica, como un intento de exorcizar los peligros y molestias de las moscas.
La imagen podría asemejarse a la de un talismán, pero parece más ajustada a los hechos documentados la interpretación de André Chastel, historiador francés especialista en el Renacimiento italiano, que contempla, de entrada, la anécdota aleccionadora y tan famosa de la broma de Giotto a Cimabue.
Si bien es cierto que proviene de la renovación de un topos clásico: el hábil discípulo pinta una mosca "naturalísima" por diversión sobre una obra de su maestro y éste la confunde por una mosca real.
El simbolismo de la mosca
La mosca pintada en un cuadro puede equivaler en primer lugar a una declaración expresa de su autor sobre su propia habilidad profesional para pintar. Pero la mosca acumuló pronto otros significados, que se convertirían en prioritarios, si no alternativos.
La mosca es una criatura más del variado esplendor del mundo natural, como otros insectos, y forma parte del escenario cotidiano de la vida humana. O bien, la mosca es un animal movedizo, molesto e insistente, tanto en sentido material como alegórico; o bien, la mosca es un socio permanente de los desechos, la suciedad y el desorden, contrapuesto a la pulcritud, la limpieza y la blancura; o bien, la mosca, igualmente contrapuesta a la belleza y la sanidad, es un síntoma de la descomposición y un memento mori que anuncia la muerte y la putrefacción de las personas y de los seres vivos.
Este cuadro de la mosca, pues, forma parte del fondo de obras del Monasterio de Pedralbes. Para retratarlo, he transformado con mi estilo fotográfico este óleo con reflejos del claustro.
Y, como tengo una serie de moscas fotografiadas en el Monasterio de Pedralbes, comparto también una foto especial para los lectores: una mosca que estaba al final de sus días posada encima de un ejemplar de La Vanguardia. Y aquí la tenéis ¡¡¡con toda su belleza!!!
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