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Pinceladas navideñas en Venecia

Lectores Corresponsales

La ciudad de los canales es un rincón para soñar todos los días del año y, cómo no, también en Navidad 

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Un canal de Venecia con decoración navideña.

Sean Pavone/ Getty Images / iStockphoto

* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia

Venecia es un rincón para soñar todos los días del año, pero en Navidad también tiene unas pinceladas especiales. 

Comienzo el día visitando San Marco y su exquisita iglesia bizantina. Los mosaicos me transportan un momento a Ravena, con su delicioso San Vitale y el mausoleo de Gala Placidia.

En el Café Florian no reciben antes de las diez. Creo que ha perdido glamour y necesita "aggiornamento". Combato el frío matutino en un café próximo que tiene música de piano en vivo. Se deslizan los dedos por un teclado que lo devuelve como ¡Qué triste está Venecia sin tu amor!. Aznavour pone una nota lírica esta "gélida matina".

El Harry's Bar también está cerrado y la noche ha debido ser intensa a juzgar por las botellas que esperan ser recogidas en el basurero. 

El bar guarda recuerdos de Hemingway que descubrió un cocktail de 14 partes de ginebra y una de martini. A este escritor se le recuerda más por su vida social que por su producción literaria. En el Iruña de Pamplona tiene un rincón con su nombre. No tengo noticias de que haya debates sobre su obra o tertulias literarias.

Harry's Bar, lugar de nacimiento de los famosos cócteles Bellini.

Terceros

La punta de la Dogana tiene una espectacular mirada con esa silueta eterna del san Giorgio de Palladio y la Salute. 

Recuerdo al pintor y amigo Simó Busom muy enamorado de estos temas. Siempre se alojaba en la pensión Bucintoro. Me presentó muy bien Venecia. 

Los colores de la laguna dicen que por allí pudo pasar Homero cuando escribió "los dedos rosas del amanecer"

Visito otra vez las Galerías de La Academia. Me parece que es la que más densidad de belleza tiene por metro cuadrado. No tiene conceptos museísticos modernos, ni luces cenitales, ni fuentes en los pasillos, ni jardín para esculturas. Tiene belleza explosiva, sinceridad, calidad que remonta los siglos. 

No localizo El sueño de Esculapio, de Sebastiano Ricci , que debe estar en restauración y es uno de mis favoritos. Giovanni Bellini con El Salvador y Sacra Conversacion, Veronese con su Banquete en casa de Levit y Carpaccio con La recepción de los embajadores y Los sacrificios del monte Ararat han ocupado mi atención. 

Volveré cada día para ir asimilando mejor y evitar el "empacho de cuadros", y “la fatiga de museo”. 

Peggy Guggenheim.

Terceros

La luz de Bellini humaniza y envuelve volúmenes

Peggy Guggenheim fue atrapada por Venecia en la bienal de 1949, donde tuvo un éxito enorme. Y allí se quedó. En el jardín del Museo Guggenheim están sus cenizas. Un museo exquisito y variado donde Magritte alcanza registros especiales. Fue nombrada ciudadana de Venecia.

La Galeria Pessaro es otra perla algo escondida de Venecia. Allí localicé el cuadro de Telemaco Signorini La sala de los agitados, una estampa muy expresiva de una época de la psiquiatría. Creo que Pinel no habría roto todavía las cadenas de "los locos" en Kremlin-Bicêtre de París.

Me recomendaron que en los paseos largos en el vaporetto es conveniente escuchar la quinta sinfonía de Mahler y me atrevo a decir que la ciudad y el paisaje la acepta muy bien.

Los artesanos de Murano crean auténticas obras de arte en cristal.

Getty Images/iStockphoto

Murano me recibe con lluvia, con neblina y con calles casi vacías. Se va despertando tímidamente. El museo del vidrio muestra bellas historias, colores y formas de cristal. En la iglesia de Santa María y San Donato, La Virgen sobre un escabel, de estilo véneto-bizantino.

En Burano comienza a moverse un poco el sol entre las nubes. Se levanta el color de las casas y de los tejidos. Aquí es el encaje lo que domina y también tiene un museo.

Torcello me atrapa por su sinceridad, naturalidad. No encuentro maquillajes turísticos

En el paseo central reciben con discreción una colonia de gatos bien nutridos, educados y con pelo brillante. 

Restaurantes con motivos pictóricos de la isla, el puente del diablo (personaje que debió viajar por muchos lugares), museo arqueológico, una tienda de antigüedades original que prolonga la peculiar personalidad de su propietaria, con un huerto sembrado de esculturas. 

Los rayos de sol han dado paso a pintores que exponen acuarelas. Algunos vestigios de la presencia de Hemingway y Ezra Pound cuando se alejaban del ajetreo de Venecia.

Paseo por Venecia, antes de acabar el día. Me detengo a leer una placa en honor de Losif Brodski, poeta ruso

Grande poeta ruso

Premio Nobel

Amo e cauto

Questo luogo

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