El último Eco de Umberto
Lectores Corresponsales
El autor de ‘El nombre de la rosa’ falleció dejando un testamento, el ‘Número Cero’, donde alertaba de las ‘fake news’, la “máquina del fango” usada por la Inquisición
Un día de febrero de hace cuatro años moría Umberto Eco (Alessandria, Piemonte - Milán 2016). Fue uno de los semiólogos más importantes de nuestro tiempo.
‘El nombre de la rosa’, escrito a inicios de los años ochenta, quedará como uno de sus libros más conocidos, sea tanto por la trama policíaca como por su pasión por el medievo.
Poco antes de morir, escribió un libro (que he leído con algo de dificultad, confieso), dedicado al periodismo. Eco fue también un destacado periodista cuyo debate académico, con el colega Piero Ottone, sobre la diferencia entre noticia y comentario, marcó un hecho memorable en la historia del periodismo italiano.
‘Número Cero’
El último Eco de Umberto fue ‘Número Cero’ (Editorial Bompiani 2015), donde habla de una imaginaria redacción periodística que tiene un solo objetivo: construir dossieres, chantajear, difamar e intimidar a los adversarios.
Es 1992, para Italia el año de Tangentopolis, el caso de corrupción más grande que vivió el país y costó el cargo a Bettino Craxi.
La voz narrante de la novela se apellida Colonna, periodista de gran cultura, llamado a formar parte de la redacción de un periódico, un extraño periódico. Debe preparar una docena de ejemplares ‘Número Cero’, elaborados para el propietario, el comendador (honor y eficiencia que se da en Italia a un destacado empresario) Vinmercate, que leerá y quizá decida enviarlo a edición.
El periodista es un paranoico, que girando las calles de una Milán alucinante, reconstruye 50 años de historia teniendo como fondo un plano subreal construido en torno al cadáver putrefacto de un pseudo Mussolini, pues el verdadero no fue ajusticiado por los partisanos y habría escapado al exterior, desde donde continuó manipulando la política italiana a la sombra de la secreta y ultrapoderosa organización Gladio; los masones de la P2, el asesinato de papa Luciani, la CIA, los terroristas de las Brigadas Rojas, maniobrados desde las oficinas de asuntos reservados hasta los 20 años de atentados y despistajes.
En suma, una Italia grotesca que vive entre complots y conspiraciones condenada a un trágico destino que puso fin a la primera República, pero también fue el pasaje a la segunda República, dominada por Silvio Berlusconi y el poder mediático”
‘Número Cero’ es también la historia de amor entre dos protagonistas fallidos en la vida. Uno es un ghost writer, la otra, una bella e inquietante muchacha que abandona la universidad y se especializa en chismes sentimentales de alto nivel, haciendo amistad con sus protagonistas, pero que también es capaz de sollozar cuando siente el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía de Beethoven.
‘Número Cero’ es una atenta mirada a ciertos mecanismos de la comunicación de masas, cuyo interés no es informar, sino insinuar, manipular y ejercer una forma de poder sobre los adversarios.
En Italia, desde hace pocos años, a este método se le llama la máquina del fango, ya usado al tiempo de la Inquisición, afirmaba Eco.
La potente máquina del fango a través de la prensa consiste en deslegitimar al adversario y desprestigiarlo sobre cuestiones privadas. Para ello es suficiente difundir una sombra de sospecha. Raramente la agresión es directa: “No se dice el señor Tal Cual es un pedófilo y estranguló a su abuela. Se da un elemento aparentemente inocuo, pero que genera sospecha”.
Eco da un ejemplo concreto en la novela, pero que en realidad sucedió en Italia. Para levantar las dudas de un magistrado, la prensa publicó que llevaba calcetines color azul turquesa y que fumaba mucho: “Parecería que no hay nada de malo en llevar ese tipo de calcetines y ser un fumador empedernido, pero presentado como un hecho aislado despierta sospechas en el lector que se pregunta ¿qué quiere decir todo esto?”.
Asimismo, a Eco gustaba recordar un episodio de su infancia. Una señora le pide en la calle si escribiría una carta para ella a cambio de una lira y un helado.
La carta era para un señor, un negociante de la ciudad y más o menos decía así:
“Nosotros sabemos que usted quiere casarse con la señorita Tal de los Tales. De la señorita podemos sólo decir que es una persona decente. Cordiales saludos”.
Al regresar a casa, el pequeño Umberto se lo contó a sus padres, quienes le dijeron que fue usado para escribir una carta anónima.
En ‘Número Cero’, Eco muestra cómo los lectores son tratados en forma infantil, periodistas que deben escribir lo que ellos desean usando un desliz semántico, que consiste en meter palabras y hechos fuera de contexto hasta convertirse en un instrumento formidable para distorsionar la realidad como sólo lo puede hacer la máquina del fango.
El libro de Umberto Eco, más que un manual de la comunicación de masas de nuestro tiempo, creo que toca con profundidad e ironía los límites de la información periodística.