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Las razones de la crisis italiana

Lectores Corresponsales

El Gobierno busca enemigos, como Bruselas, Alemania, Francia o los migrantes, en vez de solucionar la recesión, la pobreza, el malestar o las desigualdades norte-sur

El Atlas de Farneso en el museo Arqueológico de Nápoles, ciudad que está soportando más los efectos de la crisis en relación a las más ricas del norte de Italia.

Getty / Getty

¿La noción de Estado es comprendida por populistas y soberanistas que gobiernan Italia? Quizás esta sería una de las preguntas que haría el Cardenal Rohan a Niccolò Miachiavelli, quién afirmaba que los franceses no entendían de Estado y que los italianos -según el prelado- no entendían de guerra.

Los populistas que ofrecen sol y estrellas y los soberanistas -no se sabe de quién-, sin un centavo en las arcas, están dejando de lado en Italia una agenda urgente de economía (finanzas, trabajo, educación, ecología, Europa...) sin buscarle soluciones con planes concretos e inteligentes que permitieran construir un futuro ante los nuevos desafíos que trae este siglo de alta tecnología.

Meses centrados en búsqueda de enemigos, como Bruselas, Alemania, Francia, migrantes que escapan de crudas realidades como guerras o hambre. Son los presuntos culpables del malestar italiano: recesión, crecimiento de la pobreza, el Olvido de Amatrice y L’Aquila, hasta el malestar de ciudades como Ostia, Foggia o Nápoles, heridas por las mafias.

El ministro del Interior italiano y vicepresidente del Gobierno, Matteo Salvini, se fotografía junto a empleados de la construcción.

Paolo Magni / EFE

Crisis italiana

Como en la Antigua Roma

Los momentos por los que pasa el país pueden ser comparados a aquellos vividos en la Roma Antigua: anarquía y conjura, ingobernabilidad -y en la era digital y líquida- extenuantes zambullidas de propaganda entre selfies y redes sociales.

Y es que la inusual formación de un gobierno pentaestelado con la Liga -sigilado con un contrato- está en el centro de las preocupaciones de millones de italianos y de una Europa que afronta grandes cambios geopolíticos y comerciales, con nuevas y emergentes potencias económicas y militares.

Las recientes medidas contra Irán por parte de Estados Unidos, por ejemplo, han provocado la subida de la gasolina a 2 euros y mete en riesgo muchos contratos estratégicos entre Teherán y Roma. A ello, se suma la crisis líbica y las consecuencias de una potente oleada de refugiados destinados a llegar a costas sicilianas.

Giovanni Tria, el ministro de finanzas de Italia, habla con los periodistas en el Foro de París del G20.

Marlene Awaad / Bloomberg

Preocupación

Malos augurios económicos

Italia está atrapada en su incapacidad de hacer cuentas con su pasado fascista, una corrupción asfixiante que evita inversión extranjera (solo 5 mil millones al año contra 40 mil de Inglaterra), una prima de riesgo en subida( al momento que escribo llega a 290) debido a su permanente inestabilidad política y su gigantesca deuda pública de 132 mil billones de euros, incrementada recientemente en 30 mil millones. Todo ello colocan al país en una situación de alto riesgo y muy semejante al de Argentina.

Es la deuda, precisamente, la que mete en peligro su más grande tesoro: la sanidad pública, la segunda mejor en el mundo, y acrecenta la brecha entre el norte y un sur con un analfabetismo funcional elevado.

El Gobierno no habla de esto y más bien tiene la intención de aplicar medidas como la Flax Tax, que empobrecería mucho más a la gente. Un magnate como Silvio Berlusconi pagaría impuestos iguales a las de un obrero.

Alitalia no remonta el vuelo pese a las ayudas del Gobierno italiano.

ALITALIA

Ni qué decir del caso Alitalia, que recibió 900 millones de euros de ayuda del Gobierno y, ahora. corre el riesgo de perder alas a falta de compradores y de una clara política comercial. ,Y para concluir, el famoso Rédito de Ciudadanía que costará 9 mil millones de euros al bolsillo de los italianos y la Cuota 100 -que intenta sustituir a la Ley Fornero de Pensiones- con un costo de 58 mil millones de euros.

Voces de alerta

Giusseppe Bono

Son medidas que hipotecan a otra generación. Como en un lejano pasado, el presente panorama italiano está más lleno de sombras que de luces. Giusseppe Bono, Gerente de Fincantieri, ha afirmado que se han perdido tres generaciones y, si el país no se renueva, podría llegar a su fin en las próximas tres décadas.

No sólo es el único a predicciones. Ya Machiavelli, justamente, previó con angustia la caída de la República un septiembre de 1512. Fue culpado de la conjura de Paolo y Agostino Capponi contra los Médici. Adolorado y en desgracia se retirará a su casa del Albergaccio, donde vivirá modestamente con toda su familia, aunque también será el inicio de su gran desarrollo intelectual.

El gran filósofo político, su particular forma de pensamiento que nos ha dejado en libros sobre la tiranía y la libertad, de virtudes y delitos, hoy sentiría un inmenso dolor por una Italia incapaz de construir un futuro, que no es sólo el mañana. Es, sobre todo, construcción.

‘Prudentia est recta ratio agibilium’... “La prudencia es una justa valutación de las cosas”, diría ahora.