* La autora forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
En Vilobí d'Onyar, en la comarca de la Selva, hemos tenido unos días grises y los insectos no se ven mucho, pero me ha sido posible descubrir en las hojas de las calas a estas moscas, la Drosophila melanogaster, que son muy pequeñitas.
Con un poco de paciencia he podido retractarla para Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia, incluso con un vídeo en que podemos observar cómo se está limpiando. Pero, ¿sabíais que esta mosca es la favorita de los científicos?
Tanto es así que es una especie utilizada frecuentemente en experimentación genética, dado que posee un reducido número de cromosomas (cuatro pares), breve ciclo de vida (de 15 a 21 días) y aproximadamente el 61% de los genes de enfermedades humanas que se conocen tienen una contrapartida identificable en el genoma de estas moscas. Y, además, el 50 % de sus secuencias proteínicas tiene análogos en los mamíferos. Es decir, para propósitos de investigación, fácilmente pueden reemplazar a los humanos.
La mosca de la fruta, en las hojas de las calas.
Por ello, este insecto es uno de los organismos modelo más utilizados en la investigación biológica, por delante de ratones, nematodos o la levadura. El genetista Thomas Hunt Morgan comenzó a usar esta especie en la Universidad de Columbia en 1910 en un laboratorio conocido como “la sala de moscas”.
Drosophila melanogaster (en griego significa literalmente 'amante del rocío de vientre negro'), es conocida como la mosca del vinagre o la mosca de la fruta debido a que se alimenta de frutas en proceso de fermentación, como manzanas, bananas o uvas.
La mosca de la fruta, en detalle.
Y no lo os vais a creer, pero esta mosca fue el primer representante del mundo animal en viajar al espacio. Fue un 20 de febrero de 1947 cuando Estados Unidos lanzó, desde la base White Sands Missile Range (Nuevo México), los primeros animales al espacio, que fueron precisamente las moscas de la fruta.
Estos pequeños insectos partieron en misión espacial con semillas de maíz a bordo de un misil alemán V-2, confiscado como botín de guerra a los alemanes al acabar la Segunda Guerra Mundial.
En tres minutos y diez segundos, el cohete alcanzó los 109 km de altitud. La cápsula Blossom fue eyectada, cayó a la atmósfera, donde fue frenada por la fricción con el aire, y finalmente se frenó con un paracaídas. Las moscas de la fruta fueron recuperadas vivas. El propósito del experimento era investigar sobre los efectos de la exposición a la radiación a elevada altitud.
La mosca de la fruta.
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