* Los autores forman parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
El castillo de Sant Martí Sarroca, llamado también castillo de los Santmartí, es del siglo X. Protagonista hoy en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia, está situado en la cima de la colina de la Roca, en el municipio de Sant Martí Sarroca, en el Alt Penedès.
Conjuntamente con la iglesia de Santa Maria forman el llamado Conjunto Monumental de la Roca. Ambos edificios están catalogados como monumento histórico-artístico de interés nacional y forman parte del museo municipal.
Desde la Baja Edad Media y hasta el siglo XIX, alrededor del castillo se consolidó un núcleo de población origen del actual pueblo de Sant Martí Sarroca, que quedó dañado durante la primera guerra carlista.
En este período, simultáneamente, comenzó el desarrollo del núcleo de población de las casas nuevas, abajo en el llano, la cabeza del municipio y principal núcleo de población de Sant Martí. Las calles de Casetes y de Cases Noves evocan esta expansión de la población fuera del núcleo amurallado.
Vista de la pared sur del castillo de Sant Martí Sarroca.
La historia
Los orígenes históricos del término se centran en el antiguo castillo de Sant Martí Sarroca, en cuyo entorno y de su iglesia se formó el pueblo actual. El término de Sant Martí aparece mencionado por primera vez en el año 984.
Posiblemente fue conquistado a los musulmanes por Galí de Santmartí, quien fue nombrado gobernador de las fronteras del Penedès y vicario del castillo de Sant Martí Sarroca.
Galí, el iniciador del linaje de la poderosa familia que se apellidó Santmartí, fue quien construyó una torre en lo alto de la colina, lugar elevado y de indiscutibles defensas naturales por dos de sus cuatro puntos cardinales.
Dejando aparte que los vestigios arqueológicos más antiguos del lugar de la Roca (todavía llamado así), donde se construyó el castillo, pertenecen a la cultura ibérica (en 1954 se descubrió un horno de cerámica y restos de habitación), las primeras citaciones documentales son del siglo X, cuando el castillo fue restaurado por Galí, estirpe del linaje Santmartí, que se estableció hacia el 966.
Una torre se levantaba en el ángulo noroeste, de la que sólo se conserva la base, del castillo de Sant Martí Sarroca.
Del hijo de Galí, Guillem, que fue igualmente veguer de Sant Martí Sarroca, fue el iniciador del castillo a finales del siglo X y principios del XI, probablemente después de la halconada de Almanzor de 985.
En el siglo XI la viuda de Guillermo, Adelaida, y su yerno, Mir Geribert continuaron las obras del castillo edificando nuevas estancias y convirtiendo al conjunto en una fortaleza bien protegida. Estas obras debieron ser mejoradas por Arnau de Santmartí a finales del siglo XI.
Sin embargo, se cree que fue después del ataque por sorpresa de los almorávides de 1108 que se planteó hacer una fortificación con anchas y altas murallas que resultara casi inexpugnable.
Arnau de Santmarti en 1002 parece que murió en la expedición de catalanes a Córdoba de 1010. Adalaida, su viuda, pleiteaba en 1013 con el monasterio de Sant Cugat por la posesión de los estanques de Calders. Disposia, su hija, fue la primera esposa de Mir Geribert, y así la casa de Santmartí pasó a la descendencia de quien se llamó príncipe de Olèrdola.
Encima de las cuadras encontramos una gran sala, destinada a comedor, que sustituye a la original románica.
El castillo fue heredado por Arnau Mir, que recibiría el apodo "de Sant Martí". Entre los años 1076 y 1082, Arnau Mir juró fidelidad al conde Ramon Berenguer II por los castillos de Olèrdola y Eramprunyà, y fue gobernador del Penedès. Arnau Mir de Santmartí, antes de 1100, había hecho construir la primera iglesia del castillo, dedicada a Santa María.
La ampliación y la nueva consagración del actual templo no tuvo lugar hasta el año 1204, cuando tenía el castillo Ferrer de Santmartí, con los de Subirats, Olèrdola, Eramprunyà, Falset y Móra.
En el castillo se hicieron altas murallas y se construyeron estancias nobles. A mediados del siglo XIII, con la extinción de la línea de los Santmartí, el castillo pasó por unión matrimonial a los Entença. En 1339, era señor Berenguer de Vilaragut, y en 1343 era señor Bernat Guillem de Entença. Diez años más tarde el castillo era vendido a los señores de Font-rubí.
El castillo pasó por varias manos y tomó relieve a finales del siglo XIV, cuando, habiendo cedido el rey Pedro III el castillo de Sant Martí Sarroca a su cuñado Bernat de Fortià (1381), sirvió de refugio a la reina Sibila, la cual, perseguida a toque de rebato, abrió las puertas del castillo a sus perseguidores el 6 de enero de 1387.
El castillo se estructura alrededor de un patio trapezoidal.
En el siglo XIV, cuando pasó a la familia condal por vínculos familiares, se realizaron diversas reformas: se convirtió el castillo en un palacio fortificado y se repararon las murallas.
El castillo pasó a manos de los Cervelló y éstos lo vendieron en la Pía Almoina de la catedral de Barcelona en 1481, institución que tuvo su mero y mixto imperio.
Aún pertenecía a la Pia Almoina en 1714, cuando el castillo volvió a tener uso militar durante la guerra de Sucesión y se convirtió en uno de los últimos baluartes de resistencia contra el ejército de Felipe V y tuvo que capitular, junto con el castillo de Cardona, el 18 de septiembre de ese año, una semana después de que Barcelona y sus defensores fueron perseguidos hasta San Quintín de Mediona y muertos al ser encontrados allí.
Después, en 1782, durante la Guerra Grande, se volvió a fortificar el castillo, a partir de ese momento se hicieron muchas reformas que modificaron en parte su forma original, las cuales todavía son visibles en muchas estancias.
La ruina del castillo se inició durante la primera guerra Carlista, período en el que los edificios que formaban parte de la fortaleza fueron incendiados. Al quedar abandonado, empezó un proceso de expolio muy fuerte y el edificio quedó convertido en un montón de escombros.
Como el castillo esta en pleno Penedès, no pueden faltar los viñedos junto a sus muros.
En 1831 aparece como señor el marqués de Dos Aguas. Con la desamortización se aceleró la degradación del edificio, que a menudo se utilizó como proveedor de materiales para la construcción de nuevas casas del pueblo.
Durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840) y la guerra civil de 1872 el pueblo fue fortificado y la iglesia destinada a cuartel, maltratada y profanada y el castillo fue incendiado y quedó convertido en un montón de ruinas. En 1933, sus piedras sirvieron para construir el puente de Can Rabell.
La decadencia del castillo continuó hasta mediados del siglo XX, cuando una iniciativa popular promovió la rehabilitación del conjunto. Se derribó una parte del castillo para recuperar una de las fachadas. De la estructura del castillo se ha reedificado la parte formada por las estancias nobles, que forman un patio interior con forma trapezoidal. En la planta baja se encuentran las cuadras, sala que mantiene la estructura original del siglo XI.
Las antiguas cocinas del castillo ocupan tres salas de la planta baja. La sala gótica evoca el antiguo comedor, originariamente románico. La sala de poniente está restaurada con estilo renacentista. En el ala sur, la primera planta antiguamente alojaba las habitaciones o dormitorios y las ventanas conservan asientos festejadores. En la planta baja estaba la antigua bodega de vino, de estilo románico.
Detalle de las troneras junto a la puerta de entrada.
La reina Sibila de Fortià
En este castillo se refugió la Reina Sibila de Fortià, que fue la reina consorte de la corona de Aragón y cuarta esposa de Pedro IV "el ceremonioso" Sibila pertenecía al linaje de los Fortià, de la baja nobleza ampurdanesa, Sibila accedió a la corte entrando al servicio de la reina Leonor de Sicilia.
A la muerte de ésta y después de haber quedado viuda atrajo la atención del rey manteniendo una relación estable, y en 1377 se casó con el rey Pedro IV de Aragón con el que ya tenía una hija, la infanta Isabel, convirtiéndose así en la cuarta esposa del soberano aragonés.
Después de la boda, Pedro se rodeó de nobles ampurdaneses, así como de familiares de Sibila. Con la muerte del rey en 1387 Sibila, temiendo la represalia de sus hijastros, se refugió en el castillo de Sant Martí Sarroca.
Cepas y puerta de entrada del castillo de Sant Martí Sarroca.
El nuevo rey, Juan I de Aragón, la recluyó durante un tiempo en el castillo de Moncada. Finalmente, Sibila se trasladó a Barcelona, ciudad en la que murió en 1406.
A la muerte de la reina Sibila, su cadáver recibió sepultura en el Convento de San Francisco de Barcelona, donde a lo largo de la Edad Media recibieron sepultura numerosos miembros de la familia real aragonesa, como el rey Alfonso III (el Liberal).
Allí permaneció sepultado el cadáver de la cuarta esposa de Pedro IV el Ceremonioso durante varios siglos, hasta que en 1835 el Convento de San Francisco fue demolido, y la mayoría de los restos de las personas reales allí sepultadas, incluyendo a la reina Sibila de Fortia, fueron trasladados a la Catedral de Barcelona.
Los muros del castillo se construyeron encima de la montaña llamada La Roca.
En el siglo XX, los restos de la reina Sibila fueron colocados en un sepulcro, en el lado izquierdo del Altar Mayor de la Catedral de Barcelona, en el que también se encuentran los restos mortales de otras dos reinas de Aragón, la reina María de Chipre, esposa de Jaime II de Aragón, y la reina Constanza de Sicilia, esposa de Pedro III el Grande.
En el mismo sepulcro también descansan los restos de la reina Leonor de Aragón, reina de Chipre por su matrimonio con Pedro I de Chipre, y nieta de Jaime II de Aragón. Los sepulcros, en los que los restos de las reinas fueron depositados en 1998, fueron realizados por el artista catalán Frederic Marès.
Destacan, por sus tracerías, los dos ventanales góticos, situados en el muro sur y que son visibles desde el patio del castillo.
Restauración
En 1963 el castillo paso a ser de propiedad del ayuntamiento donde paso a crear una comisión, que decidió iniciar las obras de limpieza y desescombro de las estancias que restaban del antiguo castillo y empezó su restauración.
Con las iniciativas de Pepet Teixidor y Luis Pujadó iniciaron la reconstrucción del castillo bajo la dirección del Servicio de Conservación de Monumentos de la Diputació de Barcelona; éste, en un exceso de fantasía y sin ningún rigor científico, convirtió al ala norte en una obra estilística sin fundamento histórico y arquitectónico alguno.
Afortunadamente, la Sala de Ponent, a pesar de las arbitrariedades observadas, es una obra más fiel. Respecto a la nave que da a Les Valls, comenzada a restaurar en 1988, se siguió un criterio más racional, fue derribado una parte del Castillo para recuperar una de las fachadas. De la estructura del castillo se reedifico la parte formada por las estancias nobles, que forman un patio interior con forma trapezoidal.
En la planta baja están las Cuadras, sala que mantiene la estructura original del siglo XI. Las antiguas cocinas del castillo ocupan tres salas de la planta baja. La sala gótica evoca el antiguo comedor, originariamente románico. La sala de poniente está restaurada en estilo renacimiento.
En el ala sur, la primera planta antiguamente alojaba las habitaciones o dormitorios y las ventanas conservan asientos festejadores. En la planta baja está la antigua bodega de vino, de estilo románico.
Desde del castillo a través de la puerta de entrada se puede divisar la puerta de la iglesia románica de Santa Maria.
Debido al estado actual de este castillo, fruto de las transformaciones y ampliaciones que sufrió en época medieval y moderna, y también de las destrucciones y restauraciones modernas y actuales, es muy difícil determinar los elementos que pueden ser considerados de época románica.
Seguramente algunas de las paredes actuales fueron construidas antes del siglo XIII, sin embargo, la mayor parte de las salas y torres, con un talud muy marcado, parece que no pueden ser consideradas de antes de este siglo.
Incluso, la organización del conjunto de las naves corresponde más a la de un castillo palacio de los últimos siglos medievales que a la de un castillo torre o la de un castillo sala de la época románica.
La cuadra del castillo, en la actualidad esta parte del museo.
Museo
El castillo acoge actualmente varias colecciones arqueológicas y etnológicas. En las salas de la Cocina, destaca un monumento funerario ibérico (siglos III-II aC). Destaca la denominada Venus del Penedès, una cabeza de mujer de piedra (segmento I aC), y unas lápidas sepulcrales romanas.
Cabe mencionar una sopera morisca de cerámica de Manises del siglo XIV, decorada por fuera y por dentro, pieza considerada única, que fue encontrada durante la restauración de la iglesia hecha en 1906. También se puede ver una mesa de grisalla del siglo XVI donde se ve a un caballero con la cabeza de un león.
Desde 1988 incluye una colección de herramientas del campo, fruto de donaciones de familias del pueblo, expuestas en las antiguas cuadras del recinto.
¿Quieres saber más?Bibliografía
1https://www.enciclopedia.cat/catalunya-romanica/castell-de-sant-marti-sarroca
2https://www.catalunyamedieval.es/castell-de-sant-marti-sarroca-alt-penedes/
3https://elpenedesmedievaljb.blogspot.com/
Sobre la montaña llamada La Roca se pueden ver el castillo medieval y la iglesia románica de Santa Maria.
¡Participa!
¿Quieres mostrar tus fotografías?
Los interesados en participar en Las Fotos de los Lectores tan solo deben escribir un email a la dirección de correo de nuestra sección de Participación (participacion@lavanguardia.es) adjuntando la fotografía, explicando detalles de cómo y dónde fue tomada y aportando los datos del autor para la firma de la imagen. Es importante indicar en el asunto del correo: ´Fotos de los Lectores´.