Gra, el pequeño pueblo con gran historia
Las Fotos de los Lectores
Fue escenario de una gran batalla en el paisaje de la Segarra y su casco antiguo ya es mencionado en 1031
* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Gra es una entidad de población de la Segarra perteneciente al municipio de Torrefeta i Florejacs. A penas viven una veintena de vecinos en este pequeño pueblo con mucha historia, cuyos orígenes se remontan a la época medieval.
Está situado en lo alto de una elevación de 470 metros, en la orilla izquierda del torrente del Passerell. Conserva un casco antiguo ya es mencionado en el año 1031, donde destaca el antiguo castillo, también documentado ya en el siglo XI.
Según detalla Albert Turull en Els topònims de la Segarra, el topónimo "Gra" no proviene de "grano", sino de la evolución fonética Grada - Graza - Graha - Gra, y la etimología de este nombre la encontramos en el sustantivo común "grada" (escalón).
En este reportaje fotográfico en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia podemos recorrer en imágenes algunos de los rincones de su casco antiguo, con sus callejuelas y sus casas con signos del pasado, aunque a la entrada del pueblo hay viviendas más modernas.
En el lado de levante se encuentra la iglesia parroquial de Sant Salvador de Gra, que conserva un ábside de la primitiva construcción románica, aunque el resto del templo fue reedificado en el siglo XVIII.
Iglesia parroquial de Sant Salvador de Gra
La iglesia parroquial de Sant Salvador de Gra fue construida a base de grandes sillares de piedra regulares. Vemos una fachada principal cubierta a dos aguas en la cual destaca una gran portada barroca.
A la derecha de la fachada se levanta un campanario cuadrangular de cuerpo único con cuatro arcadas de medio punto hechas con ladrillos a la altura de las campanas.
Cementerio viejo y rectoría
Al otro lado de la calle de la iglesia de San Salvador, hay un solar que es un antiguo cementerio. En estos días ha habido una discusión vecinal para arrasarlo y hacer una plaza en este lugar. El Ayuntamiento ha dicho que no y así se queda.
Por lo que respecta a la rectoría, consta de edificio con un patio o jardín. Se construyó a peonadas, según explican los vecinos, que también apuntan que la casa ha acabado siendo malvendida.
El castillo de Gra
El castillo, monumento incluido en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Catalunya, fue el origen de Gra, puesto que está documentado por primera vez en 1031, año en que el obispo Ermengol de Urgell legó un alodio que poseía en Torrefeta, que limitaba a poniente con el término de "Graza", como se denominaba entonces.
En 1040, en el acta de consagración de Santa Maria de la Seu d'Urgell consta la existencia del castillo de Gra, perteneciente a la canónica urgellesa, considerado parte del término más amplio del castillo de Guissona, en el condado de Urgell.
Y así se empezó a tejer la compleja historia de este castillo a lo largo de los siglos. Por ejemplo, durante el siglo XV, cambió de manos varias veces.
Vemos que se trata de un edificio de tres plantas construido con hiladas de sillares irregulares. Pero ha sufrido muchas intervenciones que han hecho desaparecer su aspecto original. Su fachada principal mira a la plaza del Castell.
Se accede a través de un portal con arco escarzano, enmarcado por una moldura lisa de piedra. A diferencia de la fachada principal, la posterior no ha sido tan restaurada y conserva elementos originales.
La Batalla de Gra
La derrota del Ros d'Eroles
En Carlinades: el "Far West" a la catalana, Jaume Grau describe la Batalla de Gra. En la fotografía podemos ver el lugar donde se produjo. Tuvo lugar el día 12 de junio de 1837 en el curso de la llamada Expedición Real, durante la Primera Guerra Carlista. Los carlistas, que estaban cerca de Gra, fueron atacados por la artillería y la caballería liberal. Parece que la posición inicial de las fuerzas, que además estaban muy equilibradas en cuanto al número de efectivos, era favorable a los carlistas. Pero éstos no supieron explotar esa ventaja. Además, el flanco derecho del ejército carlista, comandado por Bartomeu Porredon Cirera, llamado el Ros d'Eroles, no pudo resistir la embestida de la caballería liberal.
Gra, situado en la Plana de Guissona y rodeado de campos de cultivo de secano, ofrecía un buen terreno para una batalla a campo abierto. Pero los guerrilleros del Ros no estaban acostumbrados a las batallas a campo abierto. Cuando vieron avanzar hacia ellos la caballería liberal formada y disciplinada, atemorizados y desconcertados abandonaron el campo de batalla dejando toda el ala derecha de la formación carlista al descubierto. Ese día, las fuerzas carlistas perdieron, entre muertos y heridos, a más de 1.500 hombres. Los liberales, comandados por el barón de Meer, perdieron cerca de un millar. Años más tarde, esta batalla, conocida como El foc de Gra, valió al barón de Meer el título de conde de Gra.
El desaparecido horno de pan
Este patio que he de reconocer que me ha quedado oscuro en la fotografía, pero la imagen tiene su valor documental, pues se trata del solar donde estaba el horno de pan. Aquí, todo el pueblo podía ir a hacer su pan. Lo derribaron por razones que ahora no entenderíamos.
La fuente de Gra
Entre los rincones con encanto del pueblo de Gra podemos encontrar esta fuente, donde podemos leer un escrito de Jordi Pàmias de julio de 1962.
Picas de piedra
Otro detalle que nos ofrece el pueblo de Gra son las antiguas picas. Se vaciaron rocas para hacerlas, como se puede observar en las imágenes.
No se sabe bien para qué servían. Los vecinos explican que eran para ablandar el cáñamo (lino), para hacer sábanas. Lamentablemente, están abandonadas, llenas de escombros; otras, con vegetación.
Los molinos
El torrente de Oró, tal y como podemos ver a lo largo de su curso, fue un elemento de desarrollo local que permitió el establecimiento de una red de molinos.
De los molinos de Casanova y de Garganté, ambos en estado ruinoso, tanto en el edificio como en el mecanismo de molienda, solo se puede apreciar algunos elementos fragmentados, aunque tenían características muy similares.
Para han subsistido algunos elementos arquitectónicos interesantes. Por un lado, la pequeña pecera que encontramos a unos 100 metros del molino de la Casanova y, por otro, el acueducto de los huertos, una pequeña conducción de agua hecha con un canal de piedra picada que salvaba el torrente de Passarell y llevaba el agua hasta la balsa del molino de Garganté.
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