Es tradición en nuestro país fundar partidos políticos frente a una barra, una caña y unas tapas. Múltiples conjuras para usurpar La Moncloa de turno nacieron sobre un mantel de cuadros y entre camareros esforzados en no parecer espías, como cuando, en nuestros tiempos, hay que poner el PIN.
Imagínense un palillo en la poblada barba de Pablo Iglesias -el original- ordenando las siglas del PSOE en 1879 en Casa Labra, cerca de la Puerta del Sol de Madrid. O a los fundadores del PSUC -recién estallada la Guerra Civil- degustando las famosas bravas del Bar del Pi, en el barrio gótico de Barcelona.
Si la Transición trajo consigo el pleno derecho a tales reuniones -durante el franquismo motivo sobrado para sacar a pasear el fusil-, la modernización consecuente de los primeros síntomas democráticos dio rienda suelta a sucedáneos del bar de toda la vida -desde los excéntricos garitos de la Movida madrileña hasta las más fotogénicas cafebrerías-.
La Marabunta de Lavapiés
La Marabunta fue una de estas últimas. Ubicada en Lavapiés -el barrio multicultural de la capital por antonomasia- este polifacético lugar hizo las veces de cafetería, librería y ágora de debate y reflexión política. Un pintoresco remix entre el Círculo Ecuestre y un desván con música folk de fondo en forma de bar.
Es de justicia apuntar que esta cafebrería ya nació política. En 2010 -en el marco de las protestas precursoras del 15M- gentes de distintos movimientos sociales y culturales inauguraron el local donde, cuatro años más tarde, iba a dar a luz Podemos, el último gran afianzado en la primerísima línea política.
El descontento general contra la clase gobernante tras décadas de bipartidismo y la tozudez de la formación fundada, entre otros, por Pablo Iglesias -el de ahora-, aupó a Podemos hacia una respetable gesta en sus primeros comicios -las elecciones europeas de 2014-, donde obtuvo más de un millón de votos.
El partido, ubicado ideológicamente a la izquierda del PSOE, entró a formar parte del gobierno de Pedro Sánchez tras la repetición electoral de 2019, formando el primer gobierno de coalición de la historia de la democracia española y desmontando el binomio PP-PSOE vigente desde Calvo Sotelo.
Como nos muestra Francisco José Eguibar en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia, una placa recuerda el extinto local de La Marabunta -que cerró sus puertas en 2015 por falta de sostenibilidad económica- en la calle de la Torrecilla del Leal, en Madrid.
El rótulo, que también recuerda que allí se gestó el partido en la actualidad liderado por Ione Belarra, califica a La Marabunta como "lugar de grandes conspiraciones". Un pseudo bar que fue testigo, siguiendo la tradición de tantos otros, de cómo un grupo de personas se organizó para cambiar las cosas.
Calle de la Torrecilla del Leal, en Madrid, donde se ubicó La Marabunta.
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