El privilegio de confinarse en una calle privada en Barcelona
Las Fotos de los Lectores
Los vecinos de la histórica Aiguafreda de Horta, pequeñas casas con antiguos pozos de agua y pintorescos lavaderos, han vivido la pandemia con privacidad extra
Calle privada en Barcelona.
“No pasad, respetad el confinamiento de los vecinos”, reza un cartel en una barrera formada por una cuerda en la calle Aiguafreda de Barcelona.
Otra señal en la fachada de una de las casas, al inicio de esta vía, deja bien claro a cualquier transeúnte que se trata de una “Calle Privada”.
“El paradigma del confinamiento, ahora más que nunca el privilegio de la preciosa calle particular discreta, con intimidad, historia, flores y lavaderos, en Horta”, describe el autor de la fotografía Sergio Sese Sanjuan a la hora de compartirla en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia.
El Ayuntamiento de Barcelona explica que “la calle de Aiguafreda es una callejuela estrecha donde se encuentra un conjunto de pequeñas casas, muchas de las cuales todavía conservan los pozos de agua y algunos lavaderos, que, según cuenta la tradición, servían para hacer la colada de la gente acomodada de Barcelona y que son los restos arquitectónicos de una forma de vida de la denominada ‘industria de las lavanderas de Horta’”.
“Una tradición que, dicen, viene del siglo XVII, cuando en la Barcelona amurallada y con falta de agua y espacio, la burguesía decidió dar la ropa para lavar a las lavanderas de Horta, un servicio que poco a poco se fue incrementado hasta llegar, a principios del siglo XVIII, a ochenta pequeñas industrias que los lunes recogían la ropa y la devolvían los sábados después de un amplio proceso de limpieza, una práctica que se extendió hasta el principio del siglo XX”, detalla el distrito de Horta-Guinardó en su página web.
Pese al cartel de “calle privada”, este lugar de Horta que parece haberse detenido en el tiempo es un punto de atracción de turistas en condiciones normales, es decir, fuera de los tiempos de la pandemia. Ello ha llevado a los vecinos a pedir respeto por los residentes.
Y, en época de coronavirus, como se puede ver en la fotografía compartida por Sergio Sese, el confinamiento de la calle ha sido total, convirtiéndose realmente en privada.
Calle privada en Barcelona.
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