Con la reciente eliminación de Muface, ahora los funcionarios deberán recurrir al sistema público, que, pese a los esfuerzos por mejorarlo, sigue siendo insuficiente para cubrir la alta demanda, lo que podría afectar negativamente a la calidad de la atención. El Gobierno justifica la eliminación de Muface por razones de ahorro y simplificación administrativa, pero no aclara cómo compensará a los afectados.
Aunque se han prometido mejoras en el sistema público, la transición entre el modelo privado y el público no será fácil ni rápida. Aumentar la capacidad del sistema público en un corto plazo parece, como mínimo, poco realista. Además, no hay claridad sobre cómo van a gestionarse los tiempos de espera o la atención personalizada, que eran dos de las principales ventajas de Muface.
Tania Castaño Catalina
Barcelona