El lado de la vergüenza

El caso de Gisèle Pelicot conmociona por la brutalidad de los hechos y la fuerza con la que decidió hacer público el juicio, exponiendo los rostros de sus 51 violadores, incluido su exmarido. En su última intervención, denunció sin titubeos a quienes la ultrajaron durante una década y dejó claro que su cicatriz emocional nunca se cerrará. Es repulsivo que, además de su sufrimiento, haya tenido que soportar preguntas revictimizantes en el tribunal, reflejo de una sociedad que aún no protege a las víctimas. Espero que este caso no solo condene con dureza a los culpables, especialmente al marido, sino que marque un antes y un después en las leyes del mundo. Como Gisèle Pelicot declaró, es hora de que la vergüenza cambie de bando.

Laia Jimenez Gastañaga

Sant Vicenç dels Horts

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