En relación con el excesivo intervencionismo de la ley de Vivienda, favorable al arrendatario, que disuade de la puesta en el mercado de viviendas en alquiler por propietarios privados, resulta históricamente curioso que ante una similar parálisis del entonces mercado de la vivienda, el famoso ministro socialista Miguel Boyer liberalizó de un plumazo (1985) la contratación de viviendas en alquiler con derogación de la prórroga forzosa y otras limitaciones a los derechos contractuales de la propiedad, implantadas por la anterior ley de Arrendamientos. Una decisión que volvió a abrir el mercado de la vivienda en alquiler, que hasta entonces estuvo prácticamente muerto. Parece incomprensible que el presente Gobierno socialista pudiera haber olvidado sus propias exitosas recetas en favor de la vivienda de alquiler.
Leo Stöber Aublet
Suscriptor Sitges