En el exterior de la biblioteca Joan Miró, pegadas a su pared acristalada, hay dos o tres tiendas de campaña, dentro de las cuales viven unas diez personas. El problema no son las tiendas de campaña, el problema es que entre los que discuten en sus moradas y los que intentan leer en la biblioteca solamente hay un cristal. No es fácil concentrarse si estás oyendo una discusión, sea extravagante o razonable, festiva o aburrida. Y, tal como me dijo un usuario, ¡la policía no puede hacer nada!
Yo después pensé que seguramente se puede hacer más. Pensé que hay muchas personas, a las que no les molesta que ciertos entornos públicos se deterioren. Pensé que eso es un problema para muchos y un arma potente, para algunos. Un arma susceptible de ser usada contra el gobierno de la ciudad. ¡Estamos en Campaña!.
Martín Martínez
Barcelona