* La autora forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
"La sociedad existe para el beneficio de sus miembros, no para que los miembros se beneficien de la sociedad", afirmó W. G. Spencer (1846 - 1926), fundador del Sindicato de Trabajadores de Australia.
Aristóteles (384 a. C.- 322 a. C.), en su obra Ética, ya analizó los diferentes tipos de gobierno:
1. Cuando una Monarquía se pervierte, cae en Tiranía.
2. Una Autocracia corrupta se convierte en una Oligarquía.
3. Un gobierno constitucional degradado se convierte en una democracia, la perversión menos terrible.
4. Si hay una gran clase media, lo apropiado es un gobierno Constitucional.
Fue el 8 de febrero de 1921, hace más de 100 años, cuando Dimitrov, un pequeño enclave agrícola a pocos kilómetros de Moscú, se vistió de luto. Riguroso. Su vecino más ilustre e internacional había fallecido. A los 78 años.
El anciano teórico anarquista Piotr Kropotkin había dejado un legado, cuya influencia superaba cualquier expectativa. Entre un innumerable gentío, sobre todo estudiantes y trabajadores, así como algunos ilustres personajes de renombre en el mundo de la ciencia y de la política, el féretro se trasladó a la estación de tren donde tomó camino hasta Moscú.
Allí, en la capital, donde había nacido, miles de personas se acercaron para rendirle su último homenaje. Campesinos, estudiantes, científicos, recorrieron el camino desde el Palacio del Trabajo, hasta el cementerio, ondeando banderas negras. Fue la última gran manifestación contra la dictadura bolchevique. Y, inesperadamente, el diario bolchevique Pravda le dedicaría dos artículos, en su página principal.
Piotr Kropotkin -un personaje del que no se suele hablar mucho, aunque ha sido, es, y será siempre actualidad- nace en 1842 en Moscú, en el seno de una familia perteneciente a la más rancia aristocracia rusa.
Con mano de hierro, su padre, como amo y señor, dirige a más de 1.200 siervos masculinos e incontables femeninos
El joven, a partir de los 15 años, recibe una educación enfocada hacia su futuro como militar. Y lo que eso iba a significar para él, lo explicaría años después en sus Memorias de un revolucionario.
Tras acaba el servicio militar, Kropotkin estudia matemáticas y geología en San Petersburgo, viaja por Siberia, donde observa las relaciones de cooperación directa y autónoma entre los campesinos, frente a la burocracia estatal y, sobre todo, la corrupción administrativa. Y observa a los animales, en situaciones de peligro. Y de hambre. Y constata el apoyo que se prestan mutuamente.
Regresa a San Petersburgo y es nombrado miembro de la Sociedad Geográfica Rusa. Dedica varios años a explorar glaciares de Finlandia y Suecia y comienza a aplicar estos conocimientos naturales y sociales a sus inquietudes revolucionarias.
Decide renunciar a su título nobiliario y empieza a publicar tratados sobre lo vivido
A la muerte de su padre en 1872, hereda una considerable fortuna y ya puede comenzar, por fin, los anhelados viajes a Europa del Oeste.
Será en Suiza donde entrará por primera vez en contacto con grupos socialistas y anarquistas. Tras regresar a Rusia, comienza su carrera como científico y… como revolucionario.
Dos veces es condenado a 5 años de prisión. La primera vez, por participar y convertirse en miembro de un cirulo secreto de anarquistas. Sus amigos le ayudan a huir. La segunda vez será en Francia, por ser miembro de la Internacional de Trabajadores.
Durante los siguientes 30 años, viviría en Londres, lejos de la patria, que está camino de ser comunista, y donde él había sido perseguido y conocido -aparte de sus trabajos de carácter científico en Geografía y Física- como defensor de un "comunismo anarquista".
El apoyo mutuo
Aparte de sus artículos de carácter anarquista, escribió para la Enciclopedia Británica una introducción a la literatura rusa, así como un breve resumen de la Revolución Francesa, aparte de dedicar más de 7 años a su obra, sin duda, la más importante, El Apoyo Mutuo.
Según él, este apoyo realmente existe en el mundo de los hombres -aunque escaso– en cambio mucho más, en el de los animales. Antes de haberlo terminado ya aparecían algunos capítulos del mismo en la revista inglesa Nineteenth Century, despertando una gran curiosidad.
En esta obra, dirigida parcialmente contra el Darwinismo social, Kropotkin hacía hincapié en que, bajo ningún concepto, creía en la bondad del hombre o de la naturaleza, sino que estaba convencido de que, tanto el animal como el hombre, anhelan conseguir la solidaridad en su propio beneficio.
Para Kropotkin el factor que realmente importa en la evolución no es la lucha feroz de todos contra todos sino la cooperación
En él se dio la confluencia entre los planteamientos de Darwin y de Lamarck. Y muchos le ven más cerca de Lamarck, al sostener la importancia que imprime el medio ambiente en los organismos.
Kropotkin, como la mayoría de los neolamarckistas, postuló una particular síntesis entre ambos partidarios, en la que la selección natural jugaría un papel secundario, poniendo un mayor énfasis en las condiciones ambientales, como lo es el clima y la alimentación.
A Darwin le corresponde el mérito de ser pionero en la construcción de una teoría evolutiva, frente a Kropotkin que reinterpreta la visión meramente competitiva de Darwin, y señala la colaboración como factor determinante en la evolución.
En su versión divulgativa, la teoría de la evolución de Darwin suele llegarnos por la ideología capitalista que se ha apropiado de ella para justificar científicamente sus presupuestos. Así, la victoria en la "famosa lucha por la vida" ha pasado en el imaginario occidental a ser patrimonio de "los más fuertes". Sin embargo, esta simplificación no figuraba como tal en la teoría de Darwin que se inclinaba más por la figura de los "más aptos".
Aunque Kropotkin no fuera el primero en denunciar tan grosera manipulación, sí fue el primer naturalista que estuvo en condiciones de ofrecer un estudio pormenorizado de sus implicaciones.
Y lo que descubrió Kropotkin puede ser fácilmente resumido: "Los más aptos no tienen por qué ser los más fuertes, ni los más individualistas, sino los que mejor se adaptan al entorno. Y las especies que más posibilidades tienen de sobrevivir son aquellas que saben encontrar en la solidaridad el mejor arma para asegurar su devenir".
Kropotkin sacó las conclusiones antropológicas y políticas oportunas y extendió su razonamiento a la sociedad humana. De esta forma demostró que es a través del apoyo y la ayuda mutua –y no a través de la lucha despiadada de todos contra todos- como las sociedades humanas han podido sobrevivir y extenderse.
La sociedad humana, no se ha creado de ningún modo sobre la simpatía y el amor, sino sobre la conciencia de la solidaridad y la reciprocidad
Kropotkin aventuraba una sociedad sin violencia estructural, ni autoritarismo estatal, sino basada en la cooperación voluntaria de personas libres.
Publicó varios libros, folletos, artículos, pero sin lugar a dudas, su principal obra científica es El apoyo mutuo. "Somos ricos, muchísimo más de lo que creemos, y aún más ricos por lo que podemos conseguir con los instrumentos actuales a nuestra disposición, y mucho más por lo que pudiéramos obtener de nuestro suelo, de nuestra ciencia y de nuestra habilidad técnica, si se aplicase a procurar el bienestar de todos".
Una sola vez, Kropotkin y Lenin se vieron. En el Kremlin. Cada uno de los dos hablaba de "sus cosas, sus intereses". Aunque la reunión fue cordial, Kropotkin criticaba los métodos coercitivos y la inmensa burocracia autoritaria de los bolcheviques, pero cuando se dio cuenta de que esta conversación no llevaría a buen puerto, simplemente se dio la vuelta y se marchó. Detrás de él, cerraron la puerta. Y Lenin tan solo dijo : "Dios mío, que mente más clara y privilegiada, pero anticuada, muy anticuada".
La pequeña casa de madera en Dimitrov, donde Kropotkin y su mujer estuvieron viviendo los últimos años de su vida, ahora se ha convertido en un jardín de infancia.
Y hay otros "recuerdos" de este gran visionario, como una cerveza, sí, una marca de cerveza, llamada Conde Kropotkin. En su etiqueta, en letras grandes, aparece la palabra "anarquista", y en letra muy pequeña "poeta, escritor".
Y en el sur de la inmensa Rusia, hay una pequeña población que lleva su nombre, al igual que un callejón en Moscú , así como una estación del famoso Metro, Kropotkinskaja. La parada está cerca de la mansión donde él nació y pasó su infancia y primera juventud. Ahora es la Embajada de Palestina.
El anarquismo
Acuerdos libres
Anarquismo (del griego an-, y arke, contrario a la autoridad) es el nombre que se da a un principio o teoría de la vida que concibe una sociedad sin gobierno, en la que se obtiene la armonía, no por sometimiento a la Ley, ni obediencia a la autoridad, sino por acuerdos libres, establecidos entre los diversos grupos.