La flor (rara) entre la vía

La Mirada del Lector

Crónica de la actuación de Christina Rosenvinge en Nits del Primavera, remezcla y rescate del anulado Primavera Sound, con distanciamiento social y mascarilla

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Concierto de Christina Rosenvinge en Nits del Primavera, con el público distribuido según las normas de seguridad de la Covid-19.

Elia Tusell / ETLL

El concierto ‘covidiano’ es, por lo inherentemente contradictorio de su naturaleza, un evento singular.

La experiencia cuasi-tribal de ajuntamiento de seres con gustos musicales coincidentes se ve truncada por, primero, la imposibilidad de acercarse físicamente y, segundo, la invisibilidad de las expresiones faciales del público.

Las normas de seguridad del Nits del Primavera (remezcla y rescate del anulado Primavera Sound), impuestas por la carga vírica ambiente, obligan a guardar la distancia de seguridad, todo con la imprescindible mascarilla.

Es el precio a pagar por poder seguir celebrando eventos, y parece en todo caso una transacción más que razonable en vista de las circunstancias.

Hace unos meses parecía que nunca íbamos a salir. La atmósfera aséptica, la distancia ortopédica, las restricciones circulatorias y expresivas, sumadas a un cielo al borde de la descarga pluviosa inminente, enrarecieron el ambiente, como es natural, de una tarde de domingo de julio.

Congregados ante el escenario quedaron los asistentes, en número limitado por el aforo, sentados en sillas numeradas separadas entre sí, mascarilla incluida, esperando pacientemente a la protagonista del anti-concierto, a Christina Rosenvinge”

De su mano y voz el público se sumergió en el universo radicalmente íntimo y fascinante de la intérprete,

Arrancó la velada con ‘Niña animal’, tema extraído de su último álbum, ‘Un hombre rubio’, cuyo hilo conductor es la tensionada relación de la cantante con su progenitor, el susodicho individuo de cabello claro.

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Concierto de Christina Rosenvinge en Barcelona.

Elia Tusell / ETLL

Dentro del viaje por su errático vínculo paterno-filial, la cantante ofreció pinceladas de lo que podría ser su infancia, mediante el tema anteriormente citado, y la tiernísima ‘Jorge y yo’, dedicada a su hermano, del álbum ‘La joven dolores’.

Si las relaciones personales son el denominador común del cancionero de la artista, ésta no escatima en introducir temáticas variadas, como el activismo medioambiental de la hondureña Berta Cáceres, asesinada en 2016, a quien canta en ‘Berta multiplicadora’, también interpretada.

La cuestión del medioambiente permeó el evento más allá de esta referencia, pues la artista, al comentar la triste circunstancia del confinamiento que obligó a un concierto atípico, instó a aprovechar la crisis de la Covid-19 para revalidar su compromiso social medioambiental”

En la misma línea se inscribe ‘Alguien tendrá la culpa’, primera canción “verdaderamente política” de la cantautora, en sus propias palabras, además pertinente en lo relativo al medioambiente, pues saca a colación el tema de la responsabilidad colectiva por los problemas sistémicos, como podría ser la contaminación (“alguien tendrá la culpa / es la herencia y la costumbre / alguien tendrá la culpa / busca entre la muchedumbre”). Al interpretarla dirigió un saludo a la alcaldesa Ada Colau, presente entre el público.

De vuelta a la “saga familiar”, sonaron ‘Pesa la palabra’, ‘Romance de la plata’ y ‘La flor entre la vía’, las tres dedicadas al padre, o a la herencia familiar en general, en un ejercicio de introspección y reconciliación con la figura paterna.

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Christina Rosenvinge, en su actuación en Nits del Primavera.

Elia Tusell / ETLL

La primera describe a un padre severo y distante, que recurre al silencio con demasiada frecuencia. La segunda expone su recorrido vital, ingeniero danés prendado por la cultura española, encontrándose paulatinamente aislado en su nueva patria. La última es, además de una experiencia personal, una oda a la independencia intelectual y funcional que tanto define la carrera musical de la cantautora (“no soy toro, ni soy matador / ni tornillo, destornillador / no soy hijo de un antecesor / soy la flor entre la vía”) y que podría devenir el himno de tantos cuantos se sientan “outsiders” o simplemente alternativos.

No faltó 'La distancia adecuada', siniestramente oportuna vistas las indicaciones de las autoridades sanitarias”

En ella la artista navega grácilmente las fases de un desencuentro romántico en la madurez. Al tiempo caen gotas; el cielo amenaza con un chaparrón, falsa alarma.

Con ‘Afónico’, Christina cierra el concierto, para ofrecer un encore tras la insistencia del público. Ahí llega la apoteosis de la mano de ‘Tú por mí’, de su época “subterránea”, tema atemporal, aunque marcadamente juvenil, también fresco y emotivo en su interpretación contemporánea.

La tragicómica ‘Anoche –el puñal y la memoria’ hizo las veces de colofón, exponiendo de nuevo la intrahistoria de una ruptura de culpas controvertidas.

Así ratifica Christina Rosenvinge su coherencia artística e intelectual, su compleja y consecuente carrera musical, reflejo traslúcido de su experiencia vital, probando una extraordinaria sinceridad emocional.

Transparente, honda y entera se despide la cantautora de Barcelona.

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